Alertan sobre relación de videojuegos y violencia en EE.UU.

Washington, 20 dic (PL) La matanza de Newtown, donde fueron acribillados 20 niños y siete adultos con un rifle AR-15, colocó a la industria de los videojuegos violentos bajo el escrutinio público en Estados Unidos, mientras que legisladores y ciudadanos exigen más restricciones. El senador demócrata John Rockefeller, de Virginia Occidental, presentó ante el Congreso federal un proyecto de ley y la recomendación de un estudio nacional para incrementar el requisito de edades en este tipo de entretenimiento virtual. Investigadores policiales explicaron que el asesino múltiple de la escuela en Connecticut, el joven de 20 años Adam Lanza, pasaba hasta ocho horas encerrado en su habitación jugando Call of Duty, que simula misiones militares de combate y adiestra en el uso de fusiles. Empresas norteamericanas ingresan millones de dólares anuales sin pensar en el impacto que tienen esos juegos en la juventud; sin embargo, estas corporaciones tienen la responsabilidad de proteger a nuestros hijos, señaló Rockefeller. La Entertainment Software Association, que representa a la multimillonaria industria con ingresos de 78 mil millones de dólares, emitió este miércoles un comunicado para expresar "las condolencias y la extensión de oraciones en nombre de las familias de Newtown." El foro cívico Parents TV Council pidió una respuesta inmediata de la industria del ocio ante la masacre del viernes pasado, y sugirió que las cadenas de televisión apliquen un reacomodo de horarios para los programas con contenido violento y exhibición de armas. Acorde con la última encuesta de Rasmussen, 48 por ciento de los ciudadanos cree que el gobierno debe revisar tratamientos de enfermedades mentales en adolescentes, mientras que 27 por ciento opina que las acciones deben ir dirigidas a controlar videojuegos y venta de armas. Bajo el amparo de la Segunda Enmienda de la Constitución, en Estados Unidos existe un arsenal de 310 millones de armas de fuego en manos privadas, lo que representa casi un artefacto mortífero por cada habitante.