PP y PSOE
se hunden en valoración ciudadana. Lo dos grandes partidos siguen
controlando la inmensa mayoría de las Administraciones y las
instituciones, pero su respaldo electoral conjunto ha caído más de 19
puntos en un año, desde las elecciones generales del 20-N, según el sondeo de Metroscopia para EL PAÍS.
Los aparatos de los dos partidos han vivido en momentos de zozobra el
consuelo de una especie de teoría de los ciclos políticos, según la
cual aunque uno de ellos perdiera las elecciones y todo le fuera adverso
siempre terminaba por tocar fondo a la espera de la caída del otro. Una
especie de alternancia semiautomática similar a la de la Restauración
(1875-1902) entre Cánovas y Sagasta. Sin embargo, ahora la suma de la
estimación de voto de PP y PSOE baja hasta cifras récord, mostrando que
los españoles, como mínimo, han dado la espalda a ese automatismo
bipartidista, aunque les siga protegiendo el sistema electoral. El PP
gobierna con mayoría absoluta y controla la inmensa mayoría de
comunidades y Ayuntamientos, pero en un año ha perdido 13 puntos y tiene
una estimación de voto del 31,8%, muy por debajo del peor resultado de
un partido que haya ganado unas generales desde 1978.
El caso del PSOE es aun más significativo porque el 20-N, que supuso su peor resultado
electoral, no ha terminado por ser su suelo y sigue aún en caída libre,
hasta perder seis puntos desde las generales. Y sigue con tendencia a
mantener la sangría, porque en el último mes la pérdida de los
socialistas ha sido de un punto. No se vislumbra el suelo de los
socialistas y, por eso, los más pesimistas en sus filas miran el ejemplo
del PASOC griego que transitó en caída libre desde el poder hasta la
actual irrelevancia del 10% de los votos. Alfredo Pérez Rubalcaba no se
quita de encima el lastre de la gestión de la crisis en el Gobierno, con
una pugna interna larvada a la espera de las elecciones en Cataluña,
con la idea de forjar un proyecto ideológico renovado y con la sospecha
de que se prepara el camino para un candidato distinto tras unas
primarias en 2015.
Ese desgaste del bipartidismo que muestra el sondeo se ha visto
refrendado por los resultados de las elecciones autonómicas celebradas
este año (Andalucía, Asturias, Galicia y País Vasco), en las que los dos
partidos han bajado en beneficio de otras opciones. La más reciente la
de Galicia, en donde el PP ha revalidado la mayoría absoluta, pero ha
perdido votos y el hundimiento del PSOE ha permitido el ascenso de otras
opciones a su izquierda, como Alternativa Galega de Esquerda. Se
aproximan las elecciones catalanas, en las que la caída de los
socialistas se da por descontada y cabe que pasen a ser la tercera
fuerza, aunque esos comicios tengan otra lógica distinta de la del
bipartidismo, por la potencia del debate sobre el independentismo. El
PSC queda aprisionado en esas elecciones entre PP y CiU.
Según Metroscopia, UPyD supera ya el doble de su resultado del 20-N,
con el 8,5%. El partido de Rosa Díez se configura como opción refugio de
votantes del PP desencantados, mientras que IU hace lo propio con los
del PSOE, hasta llegar al 12,9% de los votos.
En conjunto, la mitad de los que votaron al PP y al PSOE se
replantean ahora esa decisión. Solo un 49% de los que apoyaron al
partido de Rajoy dice que volvería a hacerlo y únicamente un 45% de los
votantes de Rubalcaba se mantiene firme en su decisión un año después.
Los resultados en Galicia, además, han incrementado el rechazo al
líder socialista, porque desde la anterior encuesta han aumentado hasta
el 67% los votantes del PSOE que desaprueban su gestión como jefe de la
oposición. Rajoy, en cambio, ha tenido un ligero repunte positivo y ha
mejorado su valoración y la del conjunto de su Gobierno. Lo más
significativo es la coincidencia en la falta de credibilidad de ambos
líderes: el 84% tiene poca o ninguna confianza en Rajoy y el 91%
desconfía de Rubalcaba. Lo peor para el socialista es que este
porcentaje es del 80% entre sus votantes.
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