La campaña electoral será esta vez más decisiva que nunca. El último sondeo de Feedback para La Vanguardia, realizado entre los días 6 y 9 de noviembre, dibuja un panorama más abierto de lo que da a entender la nítida ventaja de CiU sobre
el resto de fuerzas políticas. Para empezar, la propia magnitud de la
mayoría nacionalista esta sujeta al comportamiento de los indecisos, que
suponen en torno al 16% del censo y alcanzan a casi un 20% de sus
antiguos votantes. De ahí que la coalición nacionalista se mueva en una
horquilla de hasta 66 escaños, a apenas dos de una mayoría absoluta que
por ahora se le resiste a Artur Mas.
Paralelamente, el desenlace está más abierto que nunca en torno a la
segunda plaza, aunque con una novedad muy relevante: por primera vez, el
PP ha alcanzado al PSC en
intención de voto, hasta el punto de que los populares aventajan
incluso en casi tres décimas a los socialistas. Como consecuencia de
ello, ambas fuerzas exhiben una horquilla de hasta 18 escaños, aunque
los populares parecen tener asegurados al menos 17, mientras que los
socialistas podrían quedarse en 16; es decir, 12 escaños menos que ahora
y una caída superior a seis puntos con respecto a su ya pésimo
resultado del 2010. Eso sí, el eventual sorpasso del PP sería exclusivo
mérito del desplome socialista, ya que los populares pierden incluso una
décima con relación a su resultado de hace dos años.
La segunda plaza tiene, sin embargo, más pretendientes, ya que Esquerra registra
un abanico de posibilidades que alcanza a los 17 diputados, aun cuando
en número de votos se quede claramente por debajo de socialistas y
populares. Este aparente contrasentido se explica porque ERC tiene su
electorado más repartido territorialmente que PP y PSC, que lo
concentran sobre todo en la provincia de Barcelona. En cualquier caso,
los republicanos podrían limitar su cosecha a 15 diputados, cinco más
que ahora, con un avance en cuota de voto de casi cuatro puntos. El
ascenso de ERC se explica en buena parte por el apoyo de los nuevos
votantes y de antiguos electores socialistas, junto a un pequeño
contingente precedente de Solidaritat.
Por su parte, ICV-EUiA
parece consolidar su progresión, aunque en una cuantía que oscila entre
dos y tres escaños, hasta aspirar a un total de 13 diputados. En
porcentaje de voto, los ecosocialistas sumarían casi tres puntos a su
cómputo del 2010. Ahora bien, la fuerza política que en términos
relativos experimenta un ascenso más espectacular es la formación
anticatalanista Ciutadans, que duplicaría holgadamente su porcentaje
electoral de hace dos años y obtendría hasta cinco escaños más, lo que
supondría un total de ocho. El avance de C's parece alimentarse de las
fugas de todas las demás formaciones -incluida CiU y en menor grado el
PSC-, pero su principal nutriente son los antiguos votantes del PP. En
cualquier caso, en el nuevo Parlament el bloque soberanista (CiU, ERC e
ICV) superaría la mayoría de dos tercios que exige cualquier reforma
estatutaria.
El pronóstico del sondeo de Feedback incluye la pérdida de representación de Solidaritat Independentista,
cuyos antiguos votantes desertan en favor de CiU y de las CUP. Estas
últimas, pese a su ligero avance, aún no obtienen un respaldo suficiente
para entrar en el reparto de escaños.
La preeminencia del proceso soberanista en el debate electoral no se
corresponde, sin embargo, con las motivaciones que expresan los
electores a la hora de decidir el sentido de su voto. Así, más del 62%
asegura que el tema que más tendrá en cuenta será la situación económica
y la salida de la crisis, mientras que un grupo mucho menor, el 27,4%,
decidirá su voto con el objetivo de que Catalunya inicie un proceso para independizarse de España.
Finalmente, otro 6% aspira con su papeleta a cambiar la relación entre
Catalunya y el resto del Estado y, atención, únicamente un 2,3% de los
consultados emitirá su voto con el objetivo de evitar que Catalunya se
separe de España.
Finalmente, las dificultades de CiU para amarrar la mayoría absoluta
podrían explicarse en gran parte por la instintiva aversión que ese
desenlace provoca en buena parte de los votantes. Casi un 56% de los
electores juzga negativo que el próximo Govern disponga de mayoría
absoluta en la Cámara catalana e incluso un 35% de los propios votantes
de CiU recelan de esa posibilidad.
Paralelamente, la imagen de Artur Mas como motor electoral de CiU ha
sufrido un cierto estancamiento en las últimas semanas. Si a mediados de
octubre, casi el 40% confesaba que su opinión sobre el president había
mejorado, ahora menos del 31% tiene una percepción más positiva de él y
casi un 28% la tiene más negativa. Y aunque Mas sigue siendo uno de los
dos únicos líderes políticos que obtiene el aprobado de la ciudadanía,
su nota es cada vez más corta: un 5,02. Eso sí, su estrategia
gradualista para dotar a Catalunya de estructuras de Estado sigue
recibiendo el apoyo de más del 55% de los consultados.
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