La Policía Municipal no clausuró el botellón que se organizó en el aparcamiento del Madrid Arena,
a 10 euros por coche, la noche en la que murieron durante un concierto
cuatro jóvenes, según se desprende del informe que ha elaborado la
dirección General de la Policía Nacional.
El Ayuntamiento de Madrid sabe desde hace meses que en ese aparcamiento se organizan este tipo de concentraciones,
pues este verano se reunían decenas de vehículos antes de entrar a la
terraza Aqua, que fue abierta con polémica y con acusaciones de
favoritismo en favor de los adjudicatarios de la instalación.
Los agentes de la Policía Nacional fueron a recoger la documentación
que se exige para hacer el concierto y una vez tuvieron esa
documentación "acompañaron al señor C. (encargado de la empresa) a dar
una vuelta por el recinto exterior a petición de éste, observando los
actuantes que en la zona del parking había varios vehículos con la música muy elevada y un elevado número de jóvenes consumiendo bebidas alcohólicas (haciendo botellón)".
El informe señala que "por lo que antes de que los suscribientes
pudieran decir nada, el sr. C. les informó de que habían habilitado un
parking como zona de botellón cobrando un total de 10 euros por vehículo
y que estos jóvenes estaban realizando ese botellón y sobre las 2.00 o 3.00 horas, cuando el artista principal actuara, accederían a la pista".
El agente de seguridad también les preguntó sobre las entradas
vendidas "comunicando éste que habían vendido unas 10.000, siendo este
número superior al que ellos habían comunicado a la Delegación del
Gobierno, puesto que en su escrito reflejaba que esperaban la asistencia de 7.000 personas".
En otro momento de la visita para recoger la documentación los
funcionarios preguntaron dónde se encontraban los responsables de
Protección Civil, contestando la persona que representaba al recinto
Madrid Arena "que a este tipo de eventos no se presentaba nunca ningún miembro de Protección Civil".
Documentación del concierto
Los funcionarios de las fueras de seguridad habían acudido a las 21.30 horas a buscar la documentación sobre el concierto y
esperaron a que hiciera acto de presencia el responsable de seguridad
de la empresa Seguriber "con el fin de que les entregara la
documentación que se requiere para esos eventos".
Apreciaron que además de la documentación que les habían dado faltaba el Plan de Vigilancia Thriller Music Park (Madrid
Arena) de la empresa Seguriber, "manifestando el jefe de seguridad que
lo tenía en su despacho, por lo que invitó a los funcionarios a
acompañarles a ese lugar para hacer entrega de la documentación".
"Antes de dirigirse a dicha oficina, -añade el informe policial- se
les unió el responsable del Madrid Espacios y Congresos, así como el
jefe de equipo de Seguriber, siendo invitados los actuantes en esos
momentos por aquellos a ver las instalaciones".
El informe señala que "cuando llegaron todos los mencionados a la
sala donde se ubicaba el escenario, los suscribientes observaron que los extintores no se encontraban colocados en su lugar correspondiente, extremo que hicieron saber a los responsables".
Antes de llegar a la oficina comprobaron "que la vía de acceso de bomberos estaba bloqueada con vallas de seguridad y
sus correspondientes bases de hormigón, por lo que los funcionarios les
indicaron que deberían retirarlas ya que estaban obstruyendo una vía de
emergencia, procediendo la organización a retirarlas inmediatamente".
Inspección del recinto exterior
Una vez que los funcionarios tuvieron el plan de seguridad,
acompañaron al responsable de Seguriber a dar una vuelta por el recinto
exterior, a petición de éste, observando el botellón que se estaba
realizando en el parking.
Cuando los funcionarios se retiraban del lugar en su vehículo
policial comprobaron como en las inmediaciones, así como en la parada
del Metro de Lago había una masiva afluencia de jóvenes haciendo botellón "que junto a los que se encontraban en el parking ya mencionado conformaban el público del evento".
Los funcionarios señalan que "si en algún momento se excedieron en sus cometidos fue por un exceso de celo profesional al
comprobar, tras ser invitados por los responsables del evento, que en
los lugares indicados de las instalaciones existían irregularidades que
podrían ocasionar que el evento se desarrollara con normalidad, todo
ello al no ser comprobado por los responsables de Protección Civil".
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