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sábado, 10 de noviembre de 2012

Hundimiento del PSC vaticina el Parlamento más soberanista de la historia

La épica con la que Convergència i Unió está envolviendo la campaña electoral de Artur Mas tiene como gran objetivo conseguir la mayoría absoluta que se les resistió hace dos años. El mensaje del líder nacionalista es simple: quien quiera que Cataluña inicie el camino hacia la autodeterminación debe votar a Convergència i Unió, sea de derechas o de izquierdas. La “mayoría excepcional” que Mas no se cansa de pedir es pues la condición que el presidente catalán pone para continuar con su pulso con el Estado. La mayoría absoluta no aparece en la mayor parte de encuestas publicadas hasta ahora, pero lo que sí reflejan todas sin excepción es que el Parlamento que surgirá de las elecciones será el más soberanista de la historia. En buena medida este resultado será posible si el PSC se muestra incapaz de remontar el hundimiento que le vaticinan todos los sondeos.
Según las encuestas, los tres partidos que defienden realizar una consulta de autodeterminación con o sin la autorización del Gobierno sobrepasarán los dos tercios del Parlamento. O lo que es lo mismo: Convergència i Unió, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya sumarán como mínimo 90 diputados sobre un total de 135.
El plan B que Convergència i Unió baraja en caso de no alcanzar la mayoría absoluta parte, precisamente, de este sumatorio. Si Artur Mas no puede exhibir esta gran mayoría la noche electoral, los nacionalistas no dudarán en destacar que el camino que señala Mas cuenta con el apoyo de los dos tercios de la Cámara, convencidos de que ERC e ICV apoyarán al Gobierno de CiU al menos en su hoja de ruta soberanista.
Pero el plan de Convergència i Unió tiene más de un punto débil. Desde que Jordi Pujol consiguiera en 1980 ser investido presidente con el apoyo de Esquerra Republicana no ha habido ninguna colaboración regular entre los independentistas y Convergència i Unió. La desconfianza entre ambos partidos alcanzó cotas máximas cuando ERC prefirió por dos veces apoyar un Gobierno presidido por un socialista antes que darle la presidencia a Artur Mas en 2003 y 2006. Y en la legislatura que ahora ha terminado CiU no ha buscado el apoyo de los republicanos más que para las votaciones estrictamente identitarias. En otras palabras: la mayoría soberanista ya existía esta última legislatura, pero CiU optó por apoyarse en el PP para sacar adelante sus principales leyes.
De ahí que las reticencias a colaborar sigan siendo importantes en ambos lados, especialmente en los sectores más socialdemócratas de ERC. Artur Mas también lo tendrá difícil para encontrar el apoyo de ICV. Los ecosocialistas reiteran que no pondrán condiciones ni trabas a la consulta soberanista que busca el líder catalán, pero que para nada van a colaborar con la gobernabilidad si Convergència i Unió sigue adelante con los recortes sociales.
Con un Partido Popular que, según todas las encuestas, se mantiene en torno a los 18 diputados que ya consiguió en 2010, la clave para frenar esta gran mayoría soberanista se halla en el Partit dels Socialistes. Es el hundimiento del PSC, que podría perder hasta 10 de los 28 diputados que posee, lo que explicaría la gran mayoría soberanista. Fuentes de la dirección de Convergència i Unió admiten que la clave de su éxito está en la magnitud del fracaso de los socialistas. Y no son tan optimistas como señalan las encuestas. “La campaña electoral será esta vez decisiva; los socialistas tienen margen para crecer”, concluyen.

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