Hasta hace muy poco tiempo, parecía una locura pensar que alguna
forma de vida puede vivir y desarrollarse en un ambiente salino,
totalmente oscuro y a menos de 13 grados bajo cero de temperatura durante todo el año escondido bajo más de 20 metros de hielo
en uno de los lagos más aislados de la Antártida. Sin embargo, el
hallazgo hace pocas décadas de los primeros organismos -casi todos ellos
bacterias- extremófilos, capaces de vivir en condiciones de alta
radiactividad, ausencia de luz, temperaturas de más de 100 grados o de
enorme acidez, ha cambiado la forma de 'mirar' de los investigadores.

Un trabajo de investigación recién publicado en la revista
'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) ha encontrado
la primera forma de vida capaz de vivir en un ambiente congelado e
inhóspito como el que se describe al inicio de este texto.
El Lago Vida, donde se ha descubierto con vida esta diversa comunidad
bacteriana, es el mayor de un conjunto de lagos únicos por sus
características que se encuentran en los secos Valles McMurdo,
concretamente en el Valle Victoria, situado al Este de la Antártida. Estas aguas no contienen oxígeno, están congeladas en su mayor parte
y contienen los mayores niveles de óxido nitroso de cualquier agua
natural presente en la Tierra. Además, poseen una salinidad seis veces
mayor que el agua de mar y se encuentran a una temperatura media de 13,5
grados centígrados bajo cero.
A pesar de estas duras condiciones, los científicos han logrado
encontrar allí una comunidad bacteriana sorprendentemente diversa y
abundante que sobrevive sin aportación de energía solar. Los estudios
previos al hallazgo revelaban que este ambiente salino, y las formas de
vida que lo habitan, han permanecido aislados del exterior durante cerca
de 3.000 años.

"Este estudio abre una ventana hacia uno de los ecosistemas más
extraordinarios de la Tierra", asegura Alison E. Murray, investigadora
de la División de Ciencias de la Tierra y los Ecosisitemas del Instituto
de Investigación del Desierto de Reno (Nevada, EEUU) y líder del
trabajo. Según los propios autores del hallazgo, el descubrimiento
presenta un ecosistema y una forma de vida que podrían ser análogos de hábitats en otros 'mundos' helados
y rocosos en los que se hayan dado condiciones de salinidad y agua
superficial. "Hallazgos como este han cambiado nuestra percepción de los
ambientes que pueden contener restos, o incluso formas, de vida más
allá de la Tierra, como Marte, Europa o Encélado", escriben en el
artículo.
Las labores técnicas necesarias para extraer de forma segura las
muestras de hielo para ser estudiadas fueron tremendamente complicadas.
Los investigadores realizaron dos expediciones, una en 2005 y otra en
2010, para perforar el lago y extraer testigos helados en los que poder
rastrear la presencia de cualquier ser vivo. En ambas, se desarrollaron
complicados protocolos de extracción y se usó equipo especializado para evitar el intercambio de bacterias entre las muestras y el exterior que hubiera arruinado la exclusividad este prístino y antiguo ecosistema.
El análisis geoquímico del lago indica que las reacciones químicas
entre la salmuera y los sedimentos ricos en hierro que hay bajo el agua
helada generan óxido nitroso e hidrógeno. De la misma forma que lo hacen
otras formas de vida extremas, como las que habitan Río Tinto,
en Huelva, todo indica que estas reacciones de oxidación-reducción son
la fuente de energía que usan las bacterias para realizar sus funciones
vitales.
"Si esto fuese cierto, nos daría un marco completamente nuevo para
pensar en cómo puede desarrollarse la vida tanto en ambientes
criogénicos en la Tierra, como en otros mundos helados del Universo",
dice Murray.
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