Ucrania afronta hoy unas elecciones parlamentarias decisivas con la ex primera ministra Yulia Timoshenko,
principal rival del actual presidente, encarcelada por abuso de poder y
con un deportista pugnando por conquistar el corazón de los
descontentos. El boxeador Vitali Klitschko,
campeón mundial de los pesos pesados, ha sido la gran revelación de la
campaña y con su nuevo partido es la esperanza de los ucranianos hartos
de los políticos al uso y de la criticada deriva autoritaria del
presidente Victor Yanukovich y el primer ministro Mykola Azarov.
Las encuestas apuntan un liderazgo del Partido de las Regiones,
actualmente en el gobierno, pese al duro desgaste sufrido durante los
últimos años de crisis económica y escándalos. Udar, el partido de Klitschko, se disputa el segundo lugar junto con Batkivschyna,
una coalición urdida por los fieles a Yulia Timoshenko que la ex jefa
del gobierno no ha podido encabezar por culpa de un complicado proceso
judicial que ha sido criticado por la UE y Estados Unidos como una
maniobra política. Batkivschyna también perdería diputados según los
sondeos, pero si ambas fuerzas opositoras consiguen sumar más escaños
que el partido en el gobierno, el actual presidente del país se
encontraría con una cohabitación muy difícil.
Hartos de peleas entre partidos y corruptelas, los ucranianos no
saben en quién confiar. Las cifras de valoración de los políticos están
bajo mínimos, y así se ha abierto hueco el boxeador más famoso del país:
"Somos un partido de hombres y mujeres hechos a sí mismos, no tenemos
nada que ver con la 'nomenklatura' soviética que acumula activos del
estado privatizados, sino con los emprendedores que quieren un país
eficiente que avance hacia Europa", explica a EL MUNDO Klitschko. Su
partido y la formación de Timoshenko, ya se han puesto de acuerdo en
otras ocasiones, pero los críticos auguran que una coalición entre ambas
fuerzas no duraría mucho.
Klitschko ha criticado durante los últimos años la gestión política y
económica de Yanukóvich, pero ha intentado mantener una postura
distante en relación con las diferentes acciones de protesta organizadas
por los partidarios de Timoshenko, que salió muy desgastada de su paso
por el Gobierno.
En realidad el objetivo de Klitschko es competir por la
presidencia de Ucrania en las elecciones de 2015 para poner fin al
'reinado' de Yanukovich. "Su partido ha hecho todo lo posible
para minar la democracia en el país y frenar la integración en Europa",
se queja Klitschko, recordando que el régimen actual "ha encerrado a
manifestantes que solo pedían pensiones o impuestos razonables, ha
silenciado a periodistas y ha detenido a oponentes políticos". Por esta
razón descarta ofrecer sus diputados al partido en el gobierno si no
logra la mayoría absoluta.
Eugenia Timoshenko, hija de la ex primera ministra ucraniana que cumple una pena de siete años de cárcel, cree que las elecciones podrían conducir a la "instauración de una dictadura" en Ucrania.
Sin embargo las encuestas siguen mostrando un importante apoyo al
presidente actual y a las últimas mejoras en infraestructuras en algunas
zonas del país.
Más allá de los nombres, Ucrania vota hoy dividida entre una
sensibilidad más próxima a Rusia, especialmente fuerte en el este del
país, y un carácter nacional más fuerte y abierto a Europa. El
presidente Yanukovich ha tratado de asegurarse el apoyo la población
rusófona con una ley da al ruso estatus oficial en algunas comarcas.
Además ha recuperado el voto combinado, de manera que la mitad de los
450 escaños del Parlamento no se elegirán por listas de partidos sino
por circunscripciones uninominales: un método que según el candidato que
sustituye a Timoshenko, Arseny Yatesnyuk, beneficia al actual partido en el poder.
La oposición y 3.800 los observadores internacionales temen fraudes
durante la votación y sobre todo durante el escrutinio de los votos de
esta tarde.
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