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jueves, 13 de septiembre de 2012

Un aeropuerto flotante sobre el estuario del Támesis


Un aeropuerto flotante en mitad del estuario del Támesis, con tres terminales futuristas en tierra firme y cuatro pistas sobre el agua que se podrían reorientar según las necesidades. Es la propuesta del estudio Gensler, rivalizando con la realizada por Norman Foster hace ocho meses y ganando posiciones a los ojos del alcalde Boris Johnson, que quiere convertir la construcción de un sexto aeropuerto en Londres (bautizado ya como 'Boris Island') en la prioridad asboluta de los próximos cuatro años.

El proyecto del 'Britannia Airport' de Gensler fue presentado en público ayer, horas antes de la primera reunión del comité parlamentario que deberá pronunciarse en 2013 sobre la necesidad de construir un nuevo aeropuerto o de añadir pistas adicionales en Heathrow, Gatwick o Stansted para despachar a los 150 millones de pasajeros al año que se calcula pasarán por Londres en una década.

El 'Britannia Airport', con sus pistas flotantes y sus terminales acristaladas a modo de gigantescas burbujas, parece más bien el escenario de una película de ciencia ficción. El director del proyecto, Ian Mulcahey, insiste sin embargo en que se trata de una propuesta real y perfectamente realizable.

"Con la tecnología actual y los últimos avances en ingeniería marina, se puede construir en el estuario", aseguró Mulcahey. "Nuestra propuesta tiene además la ventaja de la flexibilidad: las pistas podrían reorientarse en función de los vientos, las aves migratorias y de los cambios en las rutas aéreas".

Como en el proyecto de Norman Foster en el islote de Grain, el Britannia Airport estaría conectado con la ciudad con una línea directa de alta velocidad bajo el Támesis. Una tercera terminal, situada entre Cannary Wharf y el Parque Olímpico, permitiría llegar a los viajeros directamente al este de Londres, la zona de mayor expansión de la ciudad.

El alcalde Boris Johnson ha visto la propuesta pero aún no se ha pronunciado. Hace ocho meses, nada más conocer de primera mano el proyecto de Foster, exclamó con optimismo: "Sería la expresión más poderosa de las ambiciones de este país... El futuro de la aviación británica está en el estuario del Támesis".

Johnson libra estos días su pulso particular con el primer ministro David Cameron por cuenta del "futuro aéreo" de Londres. El primer ministro es partidario de la construcción de una tercera pista en Heathrow, y así se explica su reciente decisión de sustituir a la ministra de Transportes, Justina Greening, que se oponía al proyecto con tanta virulencia como el propio Johnson, alegando la resistencia vecinal, la contaminación y el riesgo de incrementar el tráfico aéreo sobre la ciudad.

Las otras dos opciones son una nueva pista en Gatwick, el aeropuerto más lejano, al sur del Támesis, o la ampliación de Stansted, hasta ahora el 'pariente pobre', al noreste de la ciudad. Londres cuenta además con otros dos aeropuertos internacionales: Luton (al noroeste) y City (dentro del casco urbano y en los muelles del río).

La construcción de un sexto aeropuerto en el estuario costaría entre 75.000 y 130.000 millones de euros, una cifra desorbitada en tiempos de austeridad. Johnson considera sin embargo que la inversión serviría para dinamizar la economía de Londres, de la misma manera que las obras acometidas durante de los Juegos, y para conservar el estatus de la ciudad como el gran intercambiador entre América y Asia.

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