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domingo, 6 de mayo de 2012

La participación en las elecciones en Francia alcanza el 72% a las 17h


Francia escoge hoy a su próximo presidente de la República con el corazón dividido por la campaña electoral más belicosa que se recuerda en lustros y la incertidumbre de que cualquier cosa puede suceder. De poco sirve que las encuestas vengan dando ganador al aspirante socialista François Hollande si su rival, el jefe de estado saliente Nicolas Sarkozy, ha ido mejorando sus 'scores' hasta el último momento, llegando a situarse el viernes a sólo cuatro puntos.

La participación en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas alcanzó el 71,96% a las 17.00 horas, según informó el Ministerio del Interior. Los datos excluyen los enclaves de ultramar. Este porcentaje es ligeramente superior al 70,59% registrado a la misma hora en la primera ronda de estos comicios, celebrada el pasado 22 de abril.

Esta tasa de participación es inferior a la de la segunda vuelta de las presidenciales anteriores, disputadas en 2007 entre Sarkozy y Ségolène Royal, y en la que se registró un 75,11% a la misma hora.

Los primeros datos difundidos esta mañana indicaban que a mediodía había votado ya el 30,66% del censo, 2,37 puntos porcentuales más que dos semanas antes.

En la primera ronda acudieron a las urnas 35.883.209 electores del total de 46,02 millones de personas inscritas en las listas, por lo que la tasa de abstención final, según la ratificación del Consejo Constitucional, fue del 22,04%.

Los primeros resultados oficiales no se conocerán hasta el cierre de las urnas, a las 20.00 horas.

Con una previsión de 52% contra 48%, según Ifop, una posibilidad de error del 2,2% y todavía un 16% de indecisos, lo único seguro es que los 85.000 colegios electorales han abierto sus puertas a las 8.00 y cerrarán a las 20.00 horas.

Prohibido difundir sondeos

Durante ese tiempo, estará prohibido difundir sondeos o resultados parciales de aquellas oficinas de voto de poblaciones pequeñas que hayan terminado su actividad unas horas antes.

Sí que se están difundiendo en países cercanos, como Bélgica y Suiza, donde el avance de sondeos de por la mañana indica que el candidato socialista ganaría las elecciones, según la edición digital de 'La Tribune de Genève'.

"Según varios institutos de sondeos", Hollande obtendría entre el 52,5 y el 53% de los sufragios, frente a una horquilla comprendida entre el 47 y el 47,5% de los votos para Sarkozy.

Bélgica apunta los resultados de ultramar, donde Hollande también recibe mayor apoyo. En Guadalupe: Hollande se hace con el 71,9% de los votos, mientras que en Martinica llega hasta el 68%, frente al 28 y 31% respectivos del actual presidente, indicaron la radiotelevisión belga RTBF y el diario 'Le Soir'.

45,5 millones de votantes

Cerca de 45,5 millones de franceses están llamados a ejercer su derecho al voto para decidir quién será el jefe del Estado durante los próximos cinco años. La expectación es muy grande, dado que Francia se juega el modelo de sociedad que quiere adoptar en los próximos años y las fuerzas de ambos contendientes están muy igualadas. De ahí que la Comisión de Sondeos se muestre especialmente vigilante con cualquier filtración por parte de los institutos de opinión, que pueda influir en la decisión de voto de los electores más tardíos, y haya amenazado a los infractores con multas de hasta 75.000 euros.

No es para menos, dado que estos comicios resultan mucho más trascendentales de lo que pudiera imaginarse. Hace 17 años que la izquierda no pisa el Elíseo y, en su urgencia histórica, se enfrenta a un jefe el estado saliente que trata de revalidar su mandato con las peores cuotas de popularidad de la historia de la Quinta República. A pesar de ello, se intuye un resultado más que ajustado y nadie se atreve a predecir una abultada victoria del campeón del PS vista la progresión de los últimos días de su adversario conservador.

En un contexto marcado por una crisis económica y social sin precedentes en el último medio siglo y tras una primera vuelta celebrada el 22 de abril en la que los candidatos extremistas Marine Le Pen (Frente Nacional) y Jean-Luc Mélenchon (Frente de Izquierda) obtuvieron un inusitado apoyo popular, el debate electoral de esta recta final de campaña ha girado en torno a cómo mantener un modelo de bienestar social quizá incompatible con el libre comercio y la globalización.

Lo que decida Francia afectará, de un modo u otro, al resto de Europa. Por eso sus socios en la Unión Europea se hallan pendientes de un plebiscito que podría poner en entredicho tanto el tratado de libre circulación de Schengen como el pacto de la regla de oro en la eurozona.

La segunda y decisiva ronda de este sufragio se inició ayer sábado con el voto de los 1,05 millones de electores censados en los departamentos franceses de ultramar, empezando por la colectividad territorial de San Pedro y Miquelon, en el Atlántico Norte y pasando por Guyana, Guadalupe, Martinica, San Martín, San Bartolomé, la Polinesia Francesa, Wallis y Futuna, Nueva Caledonia, Reunión y Mayotte. Y continuó con los 1,5 millones y franceses residentes en el extranjero. Las informaciones recogidas indican una participación superior a la de la primera vuelta.

En atraer a los abstencionistas y a los indecisos hacia las urnas tiene basadas todas sus esperanzas el actual inquilino del Elíseo, que lleva varios días vaticinando "una gran sorpresa" para este domingo. Para contrarrestar esa movilización tardía del ciudadano conservador, Hollande espera sumar a los votos que obtuvo el 22 de abril los de la mayoría de los seguidores de Mélenchon (FI), Eva Joly (Europa Ecología-Los Verdes) y otras candidaturas de izquierdas, así como los del centrista François Bayrou (Modem), que el pasado jueves certificó su divorcio con la Unión por un Movimiento Popular de Sarkozy por considerar que sus propuestas ultra nacionalistas en esta recta final de campaña están "reñidas con el ideario republicano".

De salir elegido, Hollande se convertiría, después de François Mitterrand (1981-1995), en el segundo presidente socialista de la Quinta República que instauró De Gaulle en 1958. Una derrota del líder conservador podría acarrear, por su parte, una profunda recomposición de la derecha francesa, que espera a los resultados de este sufragio para decidir su futuro inmediato, toda vez que el jefe de estado saliente ya ha anunciado que si pierde se retirará de la política.

Con unas elecciones legislativas a la vuelta de la esquina (10 y 17 de junio), la UMP iniciará a partir del 7 de mayo un proceso de refundación en el cual su actual secretario general Jean-François Copé, el primer ministro François Fillon y el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé parecen los mejor situados para tomar el control del partido.

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