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sábado, 14 de abril de 2012

... y tras el 'no' de Sor María, se reconstruye una familia


Un viaje a Ibiza con la hermana que no sabías que tenías, la primera Semana Santa con la madre que acabas de recuperar, velas de cumpleaños que se apagan por primera vez al unísono a los 30 años, sobrinos con los que aprender a jugar... La historia de Pilar y María Luisa Torres ha ocupado muchas páginas de los medios de comunicación esta semana. Es la primera familia que ha llevado el drama de los niños robados a los tribunales tras reencontrarse después de tres décadas separadas. Y tras el ruido mediático se esconde la historia de cuatro mujeres que tratan de reconstruir su vida. Su tarea es titánica.

"La peor parte se la está llevando Pilar porque es la que se lo ha perdido todo y sabe que no lo puede recuperar"

"Es muy complicado. Intentamos vernos todo lo que podemos para ir conociéndonos, pero Pilar necesita tiempo para asimilarlo todo. Se la ve feliz cuando está con nosotros, jugando con sus nuevos sobrinos, pero de pronto, se agobia y necesita irse. Da la sensación de que le ahoga pensar en todo lo que se ha perdido", cuenta Inés, la primogénita de la familia, una mujer de 32 años que, de pronto, se ha encontrado con una hermana que llevaba buscando desde los 18. Pilar es la "niña robada" y Marina, de 25, la más pequeña de las tres hijas que ha tenido María Luisa.

Su drama se remonta a 1982, cuando a María Luisa le arrebataron a su segunda niña con el pretexto de que la había concebido fuera del matrimonio. Ocurrió en la clínica Santa Cristina de Madrid y la mediadora fue la monja Sor María, uno de los nombres que más se repite en las historias de niños robados de la capital. "Como te atrevas a protestar, te denunciaremos por adulterio y te quitaran también a tu otra hija", le amenazó la religiosa. Y ella optó por resignarse... hasta que salieron a la luz casos de otras víctimas como ella. Y se animó a buscar. Y acudió a todos los foros hasta que la suerte se puso de su lado y encontró a la niña que buscaba gracias a un programa de televisión.

"Llevo desde que tenía 18 años sabiendo que cada 31 de marzo una hermana mía cumplía años en otra familia"

Primer cumpleaños en familia

Hace apenas medio año de eso y la familia aún no ha conseguido la normalidad que ansía. "Fue un momento muy tenso. Habíamos estado muchos años esperándolo, pero cuando lo ves como opción real, te asustas. Piensas en qué va a pensar ella, en cómo vas a reaccionar tú... Es uno de los momentos más difíciles que he vivido", cuenta Inés. "Llevo desde que tenía 18 años sabiendo que cada 31 de marzo una hermana mía cumplía años en otra familia. ¡Imagínate lo que hemos sentido cuando lo hemos celebramos por primera vez juntas!" .

Era una fecha especial, así que madre y hermanas pidieron permiso en sus trabajos y se presentaron en la casa de Marina cargadas de flores y besos. Fue la primera vez que la familia real y la adoptiva se juntaban al completo. "Fue muy raro, el padre adoptivo lo está llevando muy bien, pero la madre, un poco peor. Cada uno reacciona como puede ante una historia tan tremenda", reflexiona Inés. Ambos han declarado este viernes en el proceso abierto por la Fiscalía de Madrid, donde han contado que Sor María les dijo que la niña que les daba "era de una madre joven que no tenía posibles". Lo cierto es que ellos también llevaban 15 años luchando porque Pilar conociese a su madre biológica.

"El juicio está siendo muy duro sobre todo para mi madre, pero tenemos la esperanza de que al final obtengamos recompensa"

Mientras Inés cuenta cómo está viviendo el proceso su familia, sus dos hermanas disfrutan de su primer viaje juntas. Como destino han elegido Ibiza. "Están congeniando mucho porque las dos están en situaciones parecidas; jóvenes, sin ataduras... Me da mucha envidia cuando me llaman y me dicen lo bien que se lo están pasando. 'No te imaginas la confianza que estamos cogiendo', me dicen".

Buscarse en el otro

Las hermanas juegan ahora a encontrar similitudes. Cuando Inés mira a Pilar reconoce en ella algunas de sus facciones. Y adivina a su hermana menor en su carácter. "Marina y ella son iguales, introvertidas, pero con mucho genio. Se parecen muchísimo. Y con mi madre, mira qué casualidad que hasta las dos trabajan en una residencia", dice en pleno proceso de descubrir al otro. Y tratan de ponerse al día. Vídeos de boda, viejas fotos... "La peor parte se la está llevando Pilar porque es la que se lo ha perdido todo y sabe que ya no lo puede recuperar. Para nosotras es más fácil".

Y todo mientras miran con esperanza a los juzgados para que ponga un poco de cordura en su drama. La suya es la primera causa de niños robados que llega a los tribunales después de que la Fiscalía de Madrid viese indicios de delito en la actuación de Sor María, que trabajó a las órdenes del ginecólogo Eduardo Vela, otros de los nombres omnipresentes en las denuncias de afectados. La religiosa está acusada de detención ilegal y falsedad en documento público, pero este jueves se negó a declarar.

"El juicio está siendo muy duro sobre todo para mi madre, pero tenemos la esperanza de que al final sirva de algo y obtengamos recompensa", dice Inés, que incluso ve normal el comportamiento de Sor María. "Es lógico. Tiene 80 años y va a intentar alargarlo todo lo que pueda a ver si se libra... Espero que la justicia se de cuenta de que tiene que acelerarse el proceso". Mientras eso llega, ellas se empeñan en la tarea de reconstruir su historia. Llevaban 30 años esperándolo.

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