La gestión del servicio municipal de bicicletas (Girocleta) ha sido una de las patatas calientes que ha tenido que gestionar con más tenacidad el actual concejal de Seguridad, Movilidad y Vía Pública, Joan Alcalà, desde su llegada el mayo pasado. Intentos de robo, vandalismo y problemas de convivencia entre ciclistas y peatones han sido algunos de sus principales dolores de cabeza. Según datos municipales, cada mes desaparecen una media de siete bicicletas de las cuales se consigue recuperar dos gracias a la colaboración ciudadana.
El concejal explica que muchos de las desapariciones se producen por no asegurarse de que la bicicleta ha quedado bien anclada en la estación. "Muchas veces nos encontramos que un usuario ha estacionado la bicicleta pero sin que esta haya quedado bien fijada y, entonces, viene otro y se la lleva".
Uno de los casos más extremos, y en el que Alcalà ha tenido que actuar con celeridad, ha sido en la estación del centro cívico Ter. Los destrozos en las bicicletas que estaban estacionadas fueron constantes hasta el punto que el Ayuntamiento decidió instalar una cámara de vídeo vigilancia. Una medida que ha permitido cortar de raíz el problema. Sin embargo, el concejal estima que no se pondrán más cámaras en las demás estaciones ya que no se han detectado más actos vandálicos de similares características.
Respecto a la siempre conflictiva convivencia de las bicis con los peatones y los coches, el concejal de Mobilidad apuesta primero por ofrecer alternativas a los ciclistas antes de empezar a sancionar. Los técnicos del área trabajan para implantar un carril bici por la avenida de Jaume I que permita conectar las estaciones de plaza Catalunya y de la avenida Ramon Folch.
Además se han previsto dos nuevas estaciones en la plaza Marquès de Camps y la rambla Xavier Cugat.
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