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martes, 31 de enero de 2012

Los Vascos en el Uruguay

Autora : Inés Vera

La importancia de los Derechos de las Minorías Hoy y Siempre

Es difícil situar un origen, ya que hasta la fecha no se han dado datos concluyentes sobre el mismo, podemos decir que el pueblo vasco está asentado al sudoeste de Francia y el Norte de España. Es una de las etnias más antiguas, su lengua, el euskera no está emparentada con las otras existentes en Europa, tampoco hay registros antiguos de ella ya que antiguamente se transmitía tan sólo oralmente y variaban sus características según la zona. En épocas de Franco, en su intento de homogeneizar España bajo el lema “España, Una, Grande y Libre”, prohíbe la diversidad cultural y lingüística, se elimina el uso y la enseñanza del euskera, los bailes típicos e instrumentos tradicionales como el txistu o la trikitixa, típicamente vascos.

Morfológicamente se diferencian de las razas que los rodean, poseen una constitución robusta, cráneo de contorno triangular, sienes muy pronunciadas, pelo casi siempre oscuro y ojos café o verdes, en estudios recientes se marca una cantidad elevada de población con el grupo sanguíneo Orh Negativo, (30%), lo que los diferencia notoriamente con el resto del continente junto con otras características en su ADN en lo cual no voy a profundizar ya que hay tantas teorías como vascos en el mundo.

En lo político me remitiré a una reseña más actual situándome en la Guerra Civil donde muchos de ellos se exilaron en Francia y de ahí a Sudamérica y demás destinos, otros republicanos menos afortunados fueron a parar a campos de concentración, esa época de lucha contra la dictadura y las atrocidades de la posguerra son el caldo de cultivo del pensamiento de muchos radicales nacionalistas con ideología de izquierda, y es así que nace a finales de los 50´Euskadi Ta Askatasuna, más conocido como ETA que significa “Euskadi y Libertad”, buscó la independencia de Euskal Herria y el establecimiento del Estado Vasco por medio de la lucha armada.

Económicamente esa España arruinada por la guerra apoya a la industria de ese territorio a sabiendas de su habito de trabajo y progreso y este se vuelve próspero rápidamente considerándose la zona más desarrollada de España, siendo Euskadi sede de grandes empresas hoy día, hecho primordial por el cual España jamás permitirá la independencia del País Vasco por ser este la principal fuente de su economía.

En nuestro país existieron tres oleadas inmigratorias, la primera se debió a crisis agrarias, un régimen de mayorazgo intolerable para algunos, el servicio militar obligatorio en Francia y las primeras guerras carlistas. Los agentes de inmigración desplegaban a los cuatro vientos las virtudes de América con exagerado afán, muchos jóvenes caían en el ardid; poseían amplios conocimientos de agropecuaria, metalúrgica, pesca y construcción naval, desempeñándose aquí como ebanistas, albañiles y herreros en el medio urbano y en el rural desempeñaron todo tipo de actividades y es aquí donde esta colectividad se destaca, los lanares proporcionaron a los vascos la actividad económica más practicada y rentable, más tarde la lechería, luego vendría el vino, el cuero, el azúcar y el arroz, manifestando los rasgos propios de esta etnia como lo son la disciplina y la tenacidad, bases de su mentalidad esencialmente positiva y pragmática.

Dentro de las primeras familias que pueblan Montevideo encontramos apellidos como, Chopitea, Larravide, San Martín, Larrañaga, Aguirre, Aramburu, Indarte, Echenique y tantos otros que lucharon por la independencia de nuestra República, de ellos destacaré a Dámaso A. Larrañaga quien fuera delegado de Artigas, entre otras cosas, como su poco conocida labor científica sobre botánica y mineralogía.

Poco les duro a esos primeros colonos la concesión del trato y reconocimiento de “Hidalgos de Solar conocido”, mueren los resabios de estructuras medievales y pierden total vigencia en un Montevideo desprovisto de indígenas dóciles lo que los lleva a hacerse cargo de las más humildes tareas y a vincularse de lleno con otras colectividades lo que fue forjando nuestro espíritu tolerante y poco afín a desigualdades en cuanto a raza y origen social.

De 1836 a 1842, Uruguay recibe 33600 inmigrantes de Europa de los cuales 15800 eran vasco-franceses, digamos que esa ciudad cosmopolita que resulto ser Montevideo tenía atractivos más que importantes en relación a Buenos Aires, aquí se ganaba de 6 a 25 francos dependiendo de la actividad, 5 veces más que en Francia. En la Banda Oriental el peso valía 5 francos promedio, mientras que en Argentina oscilaba mucho y solía descender a 0,30 centésimos. Sumándole a eso el despotismo de Rosas entendemos la preferencia de radicarse en Montevideo.

Sarmiento dice de ellos “los vascos por sus anchas espaldas y sus nervios de fierro explotan por millares las canteras de piedra (…) todos los idiomas viven, todos los trajes se perpetúan haciendo buena alianza la roja boina vasca con el chiripa. Descendiendo a las extremidades de la población, escuchando los chicuelos que juegan en las calles, se oyen idiomas extraños, a veces el vascuence, a veces el dialecto genovés.

La segunda oleada es de 1860 a 1900 y se caracteriza por ser de origen vasco-español, generada por una tercera guerra carlista, las penurias económicas y el servicio militar obligatorio; y la tercera y última va de 1936 a 1939 y se debe a la Guerra Civil Española, abandonan por cientos el País Vasco al Sur como señal de protesta e inician una lucha desde el exterior para recuperar los derechos perdidos que continúa hasta nuestros días, ya que es de público conocimiento el aporte que los nacionalistas vascos de todo el mundo realizan en pro de su independencia.

Cabe decir que al finalizar la Guerra Grande y en la búsqueda de fusión al mandato de blancos y colorados se crea una Comisión Directa de Inmigración y en 1875 dentro del Informe Anual decía lo siguiente: “Constatado está por los pedidos hechos a la oficina, que lo que mejor aceptación tiene en el país son familias labradoras de las provincias vascongadas. Más eficaz será pues estimular su venida, que la de personas de otras nacionalidades, proporcionadas por la inmigración espontánea”.

El Diario El Siglo de la época dice: “ni bien llega el vasco a las playas de la nación que le da hospitalidad, se identifica con ella, y allí donde se estrellan otros, el gracias a su privilegiada organización se aclimata y prospera. A todas partes llegan sus hábitos de trabajo, su perseverancia a toda prueba, y la inquebrantable confianza en sí mismo que no lo abandona jamás”.

Y aquí yo destacare cuatro bondades de su carácter, y en primer lugar voy a resaltar la más criticada de todas, su terquedad, su tozudez, por medio de ella los vascos realizaron las empresas más difíciles, llevaron adelante y ayudaron a forjar lo que hoy día es nuestra economía e idiosincrasia y como dice el diario “ donde otros se estrellan, el se aclimata y prospera”, donde otros ven un defecto yo creo que en la medida justa y bien encauzada esa terquedad puede llegar a ser una virtud, nos habla de esa voluntad constante que no debe decaer, ese uso permanente del mazo y el cincel, rectificando siempre el camino a seguir sin dejar de ser perseverantes. La segunda es la inquebrantable confianza en sí mismo, sin ella no hubieran triunfado, eran conocedores de que madera estaban hechos y por tanto a que podían aspirar, sin ese profundo conocimiento de nosotros mismos nunca sabremos de que somos capaces.

A continuación les leeré un concepto dado por la Asoc.Rural del Uruguay en 1880: “La inmigración vascongada, es la que, por sus múltiples condiciones naturales, daría resultados superiores fraternizando con la raza criolla. El vascongado por tradición y por costumbre, es el ideal de la nobleza de corazón y de carácter, el tipo del trabajo, y la personificación más elevada del amor a la libertad…” “su modo de pensar, justo por cierto, es que la pobreza no impide la decencia ni la riqueza apareja siempre el orgullo”. Acaso no es lo que se nos pide en un comienzo a los aprendices? Sinceridad y confianza como consecuencia elemental del transitar derecho y en rectitud.

Resalto en tercer lugar su nobleza de corazón, en la búsqueda de la justeza, se habla de que es “fraterno con el criollo” que por ese entonces era despreciado, considerado un ignorante, no era poseedor de una mano de obra especializada y como tal era inútil, sin embargo y como cuarta virtud y no menos importante voy a resaltar algo que desde mi punto de vista lo une al criollo, su amor a la libertad, posee el carácter suficiente como para independizarse e ir en busca de su propio destino, llega a Montevideo en condiciones de semi esclavitud ya que debía trabajar arduamente para pagar su pasaje y manutención a bordo,y ni bien se veía liberado del contrato con su patrono buscaba el emprendimiento propio forjándose de esta forma un destino y ahí es que se asemeja con el criollo, en esa actitud de “orejano”. Coexiste entre ellos el deseo de libertad y el espíritu tolerante que no da tregua a resabios en tiempos de grandes penurias.

Hijos de la tenacidad paciente como los llama Unamuno , “en su terquedad pacienzuda, en su espíritu a la vez autoritario e independiente, en su horror a la ociosidad, en su fuerza para acomodarse a los más distintos ambientes, sin perder su individualidad propia”.

Hoy día los reconocemos en los Centros Vascos donde practican sus usos y costumbres manteniendo vivas sus tradiciones milenarias, donde las nuevas generaciones aprendemos sus danzas, nos deleitamos con sus comidas y escuchamos leyendas e historias variadas. Hoy tan solo quedan alrededor de 100 inmigrantes directos, los demás somos todos descendientes.

Coexisten dos niveles de identificación con lo vasco en Uruguay, por una parte esta lo que el imaginario popular describe como un conjunto de valores: laboriosidad, la creencia profunda en la opinión propia, cierta rigidez y tozudez, el dicho popular dice que “donde hay 2 vascos hay 3 opiniones”, y en un segundo nivel más actual se lo vincula a su pretensión independentista, el País Vasco no es un Estado definido, es una región que integra a España y Francia y en esa zona un alto porcentaje de la población no se identifica ni como español, ni como francés, sino como vasco, reivindica su autonomía y no necesariamente por intermedio de la lucha armada, sino pacíficamente.

Una de las principales tareas para los descendientes es revertir ese estigma y separar lo vasco de lo terrorista. A la fecha somos más de 300000 los que provenimos de las distintas oleadas inmigratorias.

Antes de aburrirlos con una larga lista de personajes célebres en nuestro ámbito, que los hay y muchos, prefiero hablarles de mi personaje célebre por excelencia y de lo que realmente para mí significa ser vasco, me voy a permitir una licencia poética y voy a decir que ser vasco es un sentimiento, es una forma de ser y de ver la vida, ni mejor, ni peor, yo diría diferente. Así es que voy a hablarles de mi prohombre, del compañero de todas las horas de mi infancia, estoy hablando de mi padre.

Tirso de Molina define a los vascos como “cortos en palabras, pero en obras largos”, frase que lo define, no por desconocimiento de un lenguaje fluido pero sí por decir lo indicado en el momento justo.

En mi casa había que levantarse temprano porque de lo contrario eras holgazán, se almorzaba a las 12, ni 12.05, ni 12.10, se hacían los deberes ni bien se llegaba de la escuela por aquello de “porque dejar para mañana…, entre otras cosas había que hacer ejercicio ya que el Sr. entre sus múltiples actividades era DT y en el borde inferior de la foto enmarcada de los jugadores del 50´, que estaba al lado de la de Aparicio Saravia, debajo del Mundialito del 80´y encima de Wilson había un papelito que decía. ”Mente sana, cuerpo sano”; en el ínterin del entrenamiento había que recitar las tablas del derecho al revés e intercaladas, por supuesto, recitar Tabaré o los colores primarios, dependiendo el aprendizaje de turno y la frase era: el ser humano siempre tiene que poder hacer más de una cosa a la vez.

Tenía un sentido de la justicia y una nobleza de corazón inquebrantable y no había placer más grande que sentarse a su lado cualquier tarde y escuchar sus historias de vida con enseñanzas, que le había contado su padre y el padre de este, su abuelo que las traía consigo de su padre allá en la Vasconia.

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