Justo cuando parecía estar saliendo del olvido en el que llevaba décadas sumida, la enfermedad de Chagas recibe un nuevo revés. La producción de benznidazol, la terapia de primera opción, está estancada y las reservas acumuladas han comenzado a agotarse, lo que pone en riesgo el tratamiento de miles de personas en todo el mundo.
La ONG Médicos sin Fronteras (MSF) dio la voz de alarma hace unos meses, pero, de momento, no se han tomado cartas en el asunto para garantizar una rápida solución a los problemas de suministro, tal y como recoge esta semana un artículo en la revista 'Journal of the American Medical Association' ('JAMA').
"Hay un desabastecimiento grave", explica a AUGIRONA Henry Rodríguez, coordinador general de los proyectos de MSF en Bolivia y Paraguay, dos de las zonas más afectadas por la enfermedad. La escasez, continúa Rodríguez, ha hecho que se suspenda el diagnóstico de nuevos pacientes en Paraguay y pone contra las cuerdas la atención en el país andino, donde está previsto que se agoten las reservas a principios de 2012.
"Ahora que por fin se estaba priorizando el diagnóstico y tratamiento de enfermos, nos quedamos sin tratamiento", lamenta el especialista.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) habían dado un impuso a la visibilidad de la enfermedad hace meses, animando a los países a luchar activamente contra el Chagas y otorgando prioridad política a la difusión de las terapias. Además, su presencia en Occidente -la enfermedad es endémica de América Latina, pero la globalización la ha llevado a Europa y EEUU- también había servido de acicate para que los poderes públicos cada vez le prestasen mayor atención. "Pero toda esa lucha podría quedarse en nada por la falta de medicamentos", añade Rodríguez.
Sin suficiente principio activo
La causa del problema está en que, actualmente, sólo un laboratorio en todo el mundo produce comprimidos de benznidazol. Se trata de una compañía dependiente del Ministerio de Sanidad brasileño- , el 'Laboratorio Farmaceutico do Estado de Pernambuco' (Lafepe), que por varios problemas, no dispone hoy en día del suficiente principio activo para producir las pastillas que se necesitan.
Lafepe 'heredó' de Roche la producción de benznidazol en 2004 y recibió de la compañía suiza una cantidad de ingrediente farmacéutico activo suficiente para producir tres partidas y "garantizar el registro del fármaco" en la Agencia que regula los medicamentos en Brasil. Tiempo después, encargó la producción de este principio activo a una compañía privada, Nortec Química, pero, por problemas burocráticos y logísticos, la realidad es que la nueva elaboración del compuesto se ha visto obstaculizada.
Para agravar la situación, esos problemas de fabricación se produjeron justo en un momento en que la demanda del fármaco vivió un significativo aumento. "Varios estudios demostraron recientemente que no sólo se benefician del tratamiento los pacientes agudos [aquellos que se han infectado recientemente], sino que también es efectivo en los crónicos, lo que ha hecho que aumenten las peticiones globalmente", indica Rodríguez, quien subraya que el problema se veía venir.
Ante la amenaza de falta de suministro, MSF pidió al Ministerio de Sanidad brasileño hace unos meses un compromiso para acelerar el proceso actual de producción. Pero, pese a el Gobierno de Brasilia se comprometió públicamente a solucionar el problema antes del fin del año, los especialistas no las tienen todas consigo. "Estamos a la expectativa porque han mostrado buena voluntad, pero los tiempos son cortos y quizás no se puedan cumplir", apunta Rodríguez.
Según estimaciones de la Unidad de Medicina Tropical del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en nuestro país hay unos 40.000 afectados por la enfermedad (principalmente se trata de inmigrantes de origen boliviano que se infectaron en nuestro país, aunque pueden darse casos de transmisión vertical madre-hijo).
Estos pacientes ya han comenzado a sufrir la escasez de medicamentos, tal y como reconoce Rogelio López-Vélez, responsable de la citada unidad. "Llevamos unos meses notándolo y actualmente tenemos reservas pero que sólo pueden utilizarse en casos urgentes, como un niño recién nacido cuya madre esté infectada", señala este especialista, que está preocupado por la falta de comprimidos.
"Existe otro tratamiento, nifurtimox, pero es de segunda línea y cuya producción también es acorde a la demanda, que es poca, así que la realidad es que ya tenemos varias decenas de pacientes que están a la espera de tratamiento", señala.
Desde el centro madrileño, López-Vélez hace un llamamiento global para que se agilice la disponibilidad del fármaco y se preste más atención a una enfermedad que ya supone todo un problema de salud pública en nuestro país. "En realidad reclamamos el benznidazol, porque es lo único que tenemos, pero lo que se necesitarían serían nuevos fármacos más adecuados. Este medicamento tiene una gran toxicidad y uno de cada cinco pacientes termina abandonándolo por sus efectos secundarios. La investigación es clave, pero el Chagas sigue siendo una enfermedad desatendida", concluye.
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