Las marcas chinas de telefonía móvil han protagonizado una ascensión verdaderamente potente en los mercados mundiales. El gigante asiático de las telecomunicaciones Huawei ha logrado en pocos años consolidarse como la novena marca pasando por encima de compañías como Sony Ericsson. También ha sido increible la propulsión de la empresa ZTE, que ha cumplido con el anuncio que realizó y en el que decía que "en tres años se colaría en el 'top 5' mundial". Este verano ha cumplido su aviso dejando atrás a RIM y su Blackberry, quienes no alcanzaron la cifra de 13 millones de terminales vendidos entre abril y junio por la compañía china.
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Ambas marcas han basado su éxito en la comercialización de tecnología de meritorias prestaciones a precios muy ajustados. Aún así, el éxito ha generado numerosas sospechas por parte de otros agentes internacionales. Su secretismo financiero sumado a la opacidad de sus cuentas han provocado que sus intenciones se cuestionen en más de una ocasión.
Según publicó la agencia AFP el año pasado: "el Pentágono y algunos legisladores estadounidenses estaban preocupados por los lazos entra ambas compañías con el Gobierno Chino y su ejército". Fueron solo sospechas, aunque la misma fuente afirmó que estas sospechas provocaron la expulsión de ambas compañías de un proyecto multibillonario para impulsar la red de telefonía móvil en Estados Unidos.
Otro problema del mismo tipo tuvo lugar en India, según publicaron medios como el India Times. Según aseguraron estas fuentes el Departamento de Defensa e Inteligencia del país estaba investigando a Huawei y ZTE por su participación en un proyecto de seis billones de dólares para desarrollar las redes móviles en el país. No se encontraron evidencias de nada sospechoso y, en esta ocasión, no se paralizó el desarrollo de las compañías chinas en este territorio.
Aunque ambas empresas se defendieron de estas acusaciones, la más afectada fue Huawei, quien intentó limpiar su imagen con más tesón. El gigante de las telecomunicaciones publicó una carta en su página web explicando que las sospechas que le relacionaban con el ejército eran "totalmente infundadas" y que su actividad "no supone ningún peligro para la seguridad de Estados Unidos".
Benjamin Shobert, director de la consultora dedicada a potenciar los negocios asiáticos en EEUU Teleos Inc., comentó que "los problemas de Huawei en su país se debían a la falta de transparencia en la relación de la multinacional con el ejército chino y al secretismo en relación a sus inversores".
Del ejército al mundo empresarial
Uno de los aspectos que relacionan a Huawei con el aparato militar chino es Ren Zhengfei, el fundador y actual prsidente de la corporación quien fue un destacado oficial del Ejército de Liberación Popular dedicado a proyectos de ingeniería, cargo que abandonó en 1982, cinco años antes de fundar la empresa. Huawei asegura que no existe ninguna relación entre el trabajo de Zhengfei en su actual cargo con sus anteriores ocupaciones.
Sin embargo, existen muchas críticas a la política de empresa que llevan Huawei y ZTE que cuestionan que los insuficientes datos sobre su actividad y que prefieren no entrar en bolsa para esquivar las obligaciones informativas que esto conlleva.
Heriberto Araujo, periodista experto en el gigante asiático y co-autor del libro: 'La silenciosa conquista china', afirma que "el hecho de que el fundador de Huawei sea ex oficial del ejército es una de las claves para intuir que existe una relación con el Gobierno chino". También explica que las sospechas internacionales se deben a que la compañía surgió de la nada y se fundó con un capital de 3.000 dólares y, ahora es capaz de crear centros de investigación y desarrollo en África que cuestan 3.000 millones. "Y todo lo justifican en que las participaciones las comparten con sus empleados, cuando al fin y al cabo se trata de empresas estatales".
Tres actores en la actividad empresarial
A pesar de que Huawei y ZTE explican que actúan como corporaciones privadas centradas en su propia actividad y, no hay pruebas de lo contrario, Araujo manifiesta que se trata de empresas estatales "en las que los intereses del Gobierno cuentan". Araujo, quien recorrió 25 países investigando la actividad empresarial de las compañías chinas, comentaba: "China controla todos los mercados clave y la actividad empresarial se politiza, ¿acaso dejarían libre un sector tan importante como el de las telecomunicaciones?".
Tal y como explica, el éxito de las multinacionales chinas depende de tres factores: "el Gobierno, los bancos y las propias empresas". Araujo sostiene que "cuando China decide en que sector necesita entrar para continuar su crecimiento, pone todos los recursos necesarios".
Según el periodista, cuando el Gobierno necesita potenciar un sector, primero le encarga el proyecto a una empresa. Como dicha corporación no podrá obtener financiación internacional, la obtiene de los bancos nacionales quienes ofrecen créditos al 2% de interés, algo que ninguna financiera concedería. Un sistema capaz de crear el ascenso de dichas empresas, "lo que internacionalmente se conoce como 'China Inc', una actividad empresarial totalmente politizada".
Araujo pone como ejemplo a China Telecom y a China Unicom, las dos únicas operadores de móvil de un país de 1.500 millones de habitantes. Empresas estatales en manos del Gobierno.
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