“Las perspectivas a largo plazo de la industria de la bici no podrían ser mejores”, asegura Manfred Neun, presidente de la Federeación Europea de Ciclismo que muestra su optimismo ante el establecimiento de una emergente economía ciclista. La caída del consumo y los envites de los mercados no parecen afectar a la demanda de bicicletas; más bien al contrario. En 1965 se producían en el mundo casi el mismo número de vehículos de cuatro y dos ruedas. Con el paso del tiempo esas cifras se fueron distanciando: el año pasado en el planeta se ensamblaron 77 millones de coches, según la Organización Internacional de Fabricantes de Automóviles (58 millones para usos no comerciales), mientras que en lo que llevamos de 2011 se han montado más de 91 millones de bicicletas.
El mercado de la bici está en expansión, genera dinero y su demanda crece a medida que la sociedad se enfrenta a retos como la escasez de petróleo o la polución. Pero no solo de buenas intenciones sobreviven los pedales; también cotizan. Si alguien da un paseo por el parqué alemán se encontrará con que una de las empresas que aumenta el precio de sus acciones es Derby Cycle que desde el año pasado no solo produce bicis sino que cotiza en el Dax. “Nuestra estrategia es expandirnos. Las previsiones de los expertos auguran un fuerte crecimiento en el sector de la bicicleta en Europa y en el mundo y queremos aprovecharnos de esta tendencia. Mientras la industria del coche debate si se ha llegado al peak car [teoría que defiende que una vez que se llega a un punto máximo del uso del coche, este empezará a declinar], la bicicleta en el mundo parece haber calado”, asegura en una entrevista Mathias Seidler, presidente de la compañía.
En esta escalada, las e-bikes tiene mucho que ver. Los coches eléctricos aumentan, poco a poco, su presencia en las ciudades pero las bicicletas con baterías son una revolución en China. En el Viejo Continente también; en Alemania, el año pasado se vendieron cerca de 200.000 bicicletas eléctricas y este año esperan agotar los 300.000 ejemplares. Un 50 por ciento más, según el ZIV, la asociación productora de bicis del país. Y todo esto con escasas subvenciones. Mientras General Motors recibía dinero público para salvar su negocio (luego lo devolvieron con intereses); los productores de bicis nunca han disfrutado de semejante trato. “Hay que hacer un frente común político y en las reuniones evidenciar la relevancia de la bicicleta como un polo económico", explica Neun, que el año pasado elaboró un informe sobre el ciclo económico de las dos ruedas. Y añade: "La cara empresarial del ciclismo requiere mayor apoyo y compromiso porque además de eficiencia energética, salud o medio ambiente, hablamos sobre economía".
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