La policía de la ciudad canadiense de Victoria recibió esta semana una llamada curiosa: un posible envenenamiento en un edificio de oficinas de la calle Vancouver. ¿Envenenamiento? Tres empleados se encontraban desorientados, con las extremidades entumecidas y mareados. Pero no por veneno alguno, sino por haber ingerido -sin saberlo- un pastel de marihuana.
Según la investigación policial, de la que da detalle el diario 'The Vancouver Sun'- una mujer de la oficina llevó unos 'brownies', que compartió con sus compañeros. Los había hecho un año atrás su hijo y se los dejó olvidado en el congelador. La mujer los cogió e invitó, sin saber que tres de sus colegas tendrían que ser ingresados en el hospital y su hijo llamado a declarar.
El chaval admitió que los había elaborado y aunque podría haber sido fuertemente penalizado, al final sólo tendrá que ayudar en su comunidad.
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