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domingo, 14 de agosto de 2011

Libia, estancada en guerra seis meses después de la primera protesta civil

Los días 15 y 16 de febrero, cuando la policía dispersaba por la fuerza una sentada contra el poder en Bengasi, al este de Libia, la segunda ciudad del país y bastión de la oposición, era difícil presagiar la evolución de los acontecimientos.

Un día después, se convocaba a través de Facebook el 'Día de la ira' y comenzaba el goteo de muertos en la revuelta. Cuando se cumplen seis meses del estallido de las protestas el escenario es poco alentador: La OTAN mantiene una costosa operación bélica que no ha resuelto el estancamiento de las posiciones por la resistencia, más fuerte de lo esperado, del régimen de Muamar Gadafi; los opositores pierden y ganan terreno por días; y la cifra de muertos, muchos civiles, sigue aumentando.

El jefe de operaciones militares de la Alianza, el canadiense Charles Bouchard, afirmó esta semana que las fuerzas de Gadafi ya no puede llevar a cabo "una ofensiva creíble" y destacó el avance de las fuerzas rebeldes.

Este fin de semana, los bandos se enfrentan cerca de la frontera con Túnez y en los alrededores de la ciudad occidental de Zawiyah, mientras los rebeldes intentan acercarse a la capital del país, Trípoli. Mientras que ni hay noticias sobre sus posiciones cerca de Misrata o en torno al pueblo petrolero de Brega, dos escenarios muy disputados en los pasados meses.

Para Francois Heisbourg, asesor especial de la Fundación para la Investigación Estratégica, la OTAN ha "subestimado la resistencia de las fuerzas de Gadafi" y que ha perdido mucho tiempo.

Mientras la guerra parece estancada, se levantan cada vez más voces que insisten en la vía diplomática. Álvaro de Vasconcelos, director del Instituto de seguridad de la UE, asegura que "sólo una solución política pondrá fin al conflicto", y para ello estima necesario que los más cercanos a Gadafi se vuelvan contra él. Cree además que es necesario involucrar a la Unión Africana y más a la Liga Árabe para que presionen por una solución negociada.

"La participación de Qatar y los Emiratos Árabes Unidos no impide que la operación de la OTAN sea vista como una iniciativa esencialmente occidental", se lamenta.

China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, tampoco han apoyado los ataques aliados porque creen que van más allá del mandato de la ONU, que es el de proteger a los civiles.

Además, Trípoli ha hecho denunciado en diversas ocasiones que los bombardeos aliados están acabando con la vida de numerosos civiles. Incluso el secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, ha criticado el "inaceptable" número de fallecidos.

En las últimas semanas, la operación se hizo demasiado pesada para Noruega, que ha decidido retirar a sus combatientes, y a Roma, que ha llevado de vuelta a Italia su portaaviones Garibaldi. París, por su parte, eliminó el portaaviones Charles de Gaulle.

La OTAN asegura que actualmente tiene recursos para cumplir su mandato. No hay duda, sin embargo, de que la crisis va a pesar en el debate de septiembre sobre una posible renovación del mandato de la misión.

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