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viernes, 24 de junio de 2011

El mayor tesoro anterior al dominio inca

En 1987, Walter Alva y su equipo de investigadores encontraron el yacimiento arqueológico más rico de la cultura moche conocido hasta la fecha. Sus maravillas pueden contemplarse en el Museo Reales Tumbas de Sipán, que él mismo dirige, en Lambayeque, desde que se inauguró hace ocho años.

Este centro de arte antropológico no se ubicó en la zona de excavaciones porque no existía corriente eléctrica en ese área. Las primeras piezas fueron depositándose en el Museo Bruning, que también funcionaba bajos sus directrices.

La importancia de este hallazgo radica en que el complejo no había sido saqueado y permanecía intacto desde el siglo IV d. C. Los trabajos en Huaca Rajada nos permiten saber hoy el rito funerario que siguió uno de los reyes más poderosos (llegó a controlar cuatro valles) de las civilizaciones peruanas prehispánicas: el Señor de Sipán.

"Me di cuenta de que habíamos descubierto la tumba de un importante gobernante por la cantidad de objetos con los que estaba enterrado; algunos los había visto representados

(Ángel Colina)
en restos de otros yacimientos", expresó el doctor Alva coincidiendo con la visita de la Ruta Quetzal al museo.

No puede evitar indignarse por los saqueos que sufren las pirámides, pues los tesoros encontrados acabarán en el mercado negro: "Lo peor es que seguirán blanqueando operaciones mientras se permita a los coleccionistas hacerse con estas obras", lamenta el investigador peruano.

En este sentido, la clave para acabar con el expolio de un valiosísimo patrimonio estriba únicamente en la lucha contra los saqueadores y negociadores ilegales: "Tenemos un convenio con EEUU para luchar contra estas mafias de forma conjunta. El FBI ha logrado infiltrar agentes en sus redes y hacerse con alguna pieza antes de que se completara una venta. Lo malo es que hay tantos monumentos que haría falta multiplicar por tres nuestro Ejército para protegerlos".

El Señor de Sipán pudo fallecer hace 1.700 años, a los 45 o 50 años de edad. Sus narigueras (piezas de oro que cubrían la boca desde la nariz), protectores, estandartes y cetros de oro o cobre dorado constituyen la base de un amplísimo tesoro. Además, el museo también contiene bajo sus muros el cadáver de uno de sus ancestros, que ocupó el mismo escalón jerárquico.


Por antigüedad, este último debería haber sido el primero en llamarse Señor de Sipán, pero apareció después y el mundo científico ya se había decantado por su sucesor, por lo que tuvo que incluir el calificativo 'Viejo' junto a esa misma denominación.


La leyenda y mitología sobre el oro con el que se fabricaban armas y elementos de decoración hace pensar a muchos vecinos que, de existir El Dorado, estaría en esta zona del norte de Perú: "Yo no lo creo así, eso fue un invento de los incas para alejar a los españoles hacia la selva", sentenció Alva

La realidad es que estos descubrimientos arqueológicos supusieron un impacto a nivel nacional, pues hasta el año 87 su población no se había interesado demasiado por este asunto. Alva espera despertar vocaciones entre los más jóvenes.

Para que un buen número de expedicionarios sigan sus pasos se organizaron talleres de cerámica, de dibujo arqueológico, de excavación o de tejidos en algodón nativo junto al campamento, instalado en la parte trasera de las Reales Tumbas.

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