A lo largo de la historia de la energía nuclear se han producido numerosos accidentes nucleares en diferentes puntos del planeta. Pero antes de Fukushima dos accidentes han marcado el devenir de la industria nuclear y su imagen ante el mundo, Harrisburg y Chernóbil.
Three Mile Island, EE UU, 1979
Three Mile Island es una isla en el río Susquehanna, cerca de Harrisburg, Pensilvania. A las 4 de la madrugada del 28 de marzo, se produjo un fallo en el circuito secundario de refrigeración y la temperatura del reactor empieza a amentar. Varios fallos humanos previos al accidente hacen que el sistema de refrigeración de emergencia, cuya válvula estaba cerrada, quede inhabilitado. El agua se disoció y se generó hidrógeno debido a las altas temperaturas. Más adelante, la vasija del reactor se rompió y el líquido radiactivo se escapó al edificio de contención. Sólo a las 7 de la mañana se tomaron medidas manuales de la temperatura y los operadores se dieron cuenta de la situación. A las 9 de la mañana el hidrógeno estalló, pero los operadores no fueron conscientes de este hecho. Finalmente, se generó una nube de vapor e hidrógeno en el edificio de contención que tuvo que ser liberada durante la siguiente semana para evitar una explosión. Se emitieron a la atmósfera 2,5 millones de curios. Más de 25.000 residentes en torno a ocho kilómetros de la central fueron evacuados y, a fecha de hoy, sólo hay un caso de mortandad certificado por un juez. La limpieza del reactor duró 14 años y costó 975 millones de euros.
El accidente de Three Mile Island puso de manifiesto los fallos en la formación de los operarios y su incapacidad para enfrentarse a situaciones de presión. Este acontecimiento supuso un duro revés para la imagen de la industria nuclear, al ser, prácticamente, el primer accidente que ponía de manifiesto los peligros que se podían generar por una crisis nuclear.
Chernóbil, Ucrania, 1986
Año 1983, se inaugura la central de Chernóbil, como ejemplo de seguridad y paradigma de la industria nuclear.
A la 1:23 del 26 de abril de 1986, durante el simulacro de un corte eléctrico para comprobar la seguridad de la central, se genera un aumento súbito de potencia en el reactor 4 que provoca un calentamiento del núcleo. El aumento de temperatura provoca la ruptura de los elementos de combustible y se produce una primera explosión, que levanta la tapa de 1.000 toneladas provocando las primeras emisiones de radiactividad. El agua entra en contacto con el metal y, debido al calor, se disocia para dar lugar a hidrógeno, que explota. Se produce una explosión nuclear que esparce por el medio ambiente unos 700.000 m3 de escombros radiactivos, más unas 200 toneladas de combustible gastado que será tóxico durante cientos de miles de años.
Durante meses, miles de liquidadores se encargaron de descontaminar la central y tratar de evitar la expansión de la radiación. Trabajaban en condiciones extremas y sin apenas medidas de seguridad. Fueron los que sufrieron de forma más directa los efectos de la radiación y, sin embargo, muchos de ellos han sido ninguneados por la administración ucraniana durante décadas.
Después del accidente y bajo altísimos niveles de radiación, se construye un sarcófago. El estado actual del mismo permite la filtración de agua y se da la posibilidad de que este se derrumbe. Tras el accidente se estableció un perímetro de seguridad de 30 kilómetros cuadrados de donde se evacuaron a unas 130.000 personas. Ucrania cifró en 100.000 los fallecidos a causa del accidente en Ucrania, Bielorrusia y Rusia; cifra que la Academia de Ciencias Rusa sitúa por encima de los 200.000.
INES
La escala INES (International Nuclear Event Scale), fue introducida por la Agencia Internacional de la Energía Atómica en 1990 para estandarizar la medición y garantizar la comunicación en caso de accidente nuclear.
La escala mide los accidentes del uno al siete: se consideran incidentes hasta el nivel 3 y accidentes desde el 4 hasta el 7. Cada posición multiplica por diez la gravedad respecto de la anterior. Para elaborarla se tienen en cuenta criterios de contaminación ambiental, los riesgos para la salud humana y el radio de acción de la radiactividad una vez liberada.
En este sentido, se clasifica como nivel 7 a un accidente con una liberación grave de materiales radiactivos con amplios efectos sobre la salud y el medio ambiente que requeriría de contramedidas de forma prolongada. A medida que se va descendiendo en intensidad, los niveles miden aspectos más localizados de posibles efectos adversos como en el caso del nivel 3 que define los riesgos de la siguiente manera: exposición diez veces superior al límite anual con efectos no letales en la salud.
Chernóbil y Fukushima han sido calificados como accidentes de nivel 7. El accidente de Three Mile Island fue calificado con el nivel 5 en la escala INES, que describe los efectos de esta intensidad como “liberación limitada de materiales radiactivos, que probablemente requiere la aplicación de contramedidas previstas y que puede provocar varias muertes por radiación”.
Cronología del desastre
Chalk River, Canadá, 1952. El primer accidente nuclear de la historia se produjo cuando una explosión destruyó el núcleo de uno de los reactores y provocó un derramamiento de combustible. Explosiones posteriores hicieron saltar por los aires la cúpula de cuatro toneladas y miles de partículas fisibles se emitieron a la atmósfera. El núcleo del reactor tuvo que ser enterrado. En 1958 se produjo un segundo accidente cuando las varillas de uranio de otro de los reactores se sobrecalentaron y se rompieron en el interior del reactor. En ninguno de los casos hubo víctimas.
Mayak, URSS, 1957. La explosión de la central secreta de Chelliabnsk-40, en los Montes Urales, causó 200 muertos y obligó a evacuar a 10.000 personas debido a los 90 kilómetros cuadrados afectados de contaminación por estroncio.
Windscale, Reino Unido, 1957. Una fuga radiactiva provocada por el incendio en un reactor en la planta de investigación militar de Windscale contaminó un área de 300 kilómetros cuadrados. El gobierno británico reconoció en 1983 que el accidente podía ser la causa de la muerte por cáncer de 39 personas.
Idaho Falls, EE UU, 1961. El primer accidente nuclear en EE UU tuvo lugar en el Laboratorio Nacional de Idaho, cuando una varilla de control mal retirada provocó la fusión y posterior explosión del núcleo. En el accidente fallecieron 3 técnicos que estaban operando en la central.
Vandellós I, España, 1989. Una consecución de fallos de seguridad originados por un fallo mecánico de la turbina, provocó un incendio que afectó a los sistemas de refrigeración de la central. Las medidas impuestas por el CSN para garantizar la seguridad de la central hicieron que la empresa responsable, Hifrensa, decidiera el cierre de la misma. El suceso fue calificado de gravedad 3 en la escala INES.
Tomsk-7, Siberia, Rusia, 1993. La ciudad militar secreta Tomsk-7 sufrió un accidente en una instalación nuclear después de que se derramara ácido nítrico en un contenedor de una solución de sales de uranio, lo que aumentó la presión y devino en una explosión. El accidente puso de manifiesto el mal estado de las instalaciones nucleares rusas con fines militares, debido a la carencia de barreras de contención. La explosión contaminó un área de unos 1.000 km2.
Tokaimura, Japón, 1999. El accidente se produjo tras una serie de errores humanos de varios trabajadores y una mala gestión de los responsables de la central. Tres trabajadores vertieron manualmente 16 kilos de uranio, 8 veces superior a la cantidad indicada, en un recipiente de acero inoxidable inadecuado. Esto provocó que se superara la masa crítica (cantidad necesaria para provocar una reacción en cadena) lo que desembocó en un escape. Dos de los trabajadores resultaron muertos y otras 440 personas se vieron afectadas por el suceso. El accidente tuvo un valor de 4 en la escala INES.
Mihama, Japón, 2004. Un escape de vapor de la sala de turbinas de uno de los reactores provocó la muerte de 5 trabajadores. No se produjeron fugas al exterior y, hasta el momento, había sido el accidente más mortífero en Japón.
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