Anunciada a finales de febrero y puesta en marcha desde el 7 de marzo, la decisión de bajar a 110 km/h la velocidad máxima en autovías y autopistas se argumentó como una iniciativa de ahorro energético, en un escenario marcado por la crisis del Magreb y por la factura del petróleo, inflada por unos precios que situaban el barril en el entorno de los 116 dólares.
Desde el comienzo, la iniciativa, que contó con un fuerte rechazo popular y el escepticismo de los expertos, se anunció como transitoria y aplicable durante 12 meses como máximo. En las últimas semanas, desde el Ejecutivo (y principalmente desde Industria, el ministerio que más ha abogado por ella) se ha afirmado que antes de final de mes se debatiría su posible prorroga hasta el otoño. En términos estrictos, eso obliga a que esa discusión se aborde en el Consejo de Ministros que se celebra hoy.
Llegados a este punto, ¿tiene el Gobierno argumentos suficientes para mantenerla durante todo el verano?. Los exponemos a continuación.
Precio del petróleo
Hasta el pasado miércoles, la situación era muy parecida a la original, con el barril de crudo brent cotizando a 113 dólares. Sin embargo, ayer la comunidad internacional (a través de Agencia Internacional de la Energía y con EEUU a la cabeza) anunció que inyectará a lo largo de julio 60 millones de barriles de crudo de las reservas estratégicas para calmar la tensión creada en los precios por 'sequía' libia en el suministro de crudo.
La cantidad no llega ni a la mitad de lo que el país africano ha dejado de suministrar desde febrero, pero fue suficiente para provocar un desplome del 6% en la cotización, hasta los 108 dólares por barril. Los analistas consideran que la cuestión libia durara aún meses y, en todo caso, el precio ha subido un 15% en 2011. Pero lleva explícito un mensaje claro a los países productores para que dejen de especular.
Ahorro
Cuando la medida –considerada siempre eventual– se anunció, el Ejecutivo estimaba ahorrar 1.400 millones de euros en un año. La previsión se basaba en una reducción del consumo de carburantes que, según el carburante del coche, oscilaba entre el 10 y el 15%. Algo que los expertos cuestionaron desde el primer momento, apuntando cifras mucho más modestas (del 1% al 3%) ya que era muy limitada en su alcance: sólo afectaría a los turismos y nunca fuera de vías rápidas.
A principios de esta semana, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, cifraba en 200 millones de euros el ahorro sólo de marzo y abril. Sin cuantificar nunca la influencia de la crisis y el menor número de desplazamientos en este resultado, el consumo de carburantes cayó algo menos de un 6% en el mismo periodo.
En cualquier caso, en febrero el Gobierno aseguró que por cada 10 dólares que subía el barril, a España le costaba 6.000 millones de euros extra. Si los precios se estabilizaran en el cierre de ayer (107 dólares), el ahorro respecto a la cotización cuando se bajó el límite superaría de largo los 5.000 millones. Es decir, casi cuatro veces lo que se estimó conseguir bajando de 120 a 110.
Coste de los carburantes
Tras varias semanas a la baja, el precio de la gasolina y el gasóleo han vuelto a subir en España al calor del verano y del fuerte incremento previsto en los desplazamientos, con julio como uno de los meses de mayor gasto de carburantes. El litro de gasolina cuesta, como media, 1,323 euros de media en España, mientras que el gasóleo está en los 1,272 euros por litro. Precisamente una de las razones para la reducción del consumo de carburantes en marzo y abril fueron los elevados precios.
Menores ingresos para el Estado
La reducción en el consumo de los carburantes tiene una lectura negativa para las arcas del Estado, pues de cada litro, aproximadamente el 50% son impuestos (especiales de hidrocarburos e IVA).
Multas y seguridad vial
Ni uno ni otro fueron factores a considerar para implantar los 110 km/h, pero ahí están. Y en el caso de las sanciones, siempre se le han echado en cara al Gobierno. Las cifras desveladas justifican esas críticas, pues la DGT ha hecho más caja con el nuevo escenario. De este modo, si inicialmente cayeron las sanciones de radares fijos, su número ha repuntado y a finales de mayo crecían un 8%. Y en cuanto a las impuestas por los móviles, no han dejado de engordar las arcas públicas. Entre marzo y abril, se contabilizaron 138.382 multas, un 16% más que en los dos primeros meses del año.
En cuanto a las cifras de siniestralidad vial, las globales de fallecidos registran un descenso del 11% y de acuerdo a los datos de Tráfico, los siniestros mortales en autopistas y autovías han descendido en mayor proporción que en el resto de vías. Pero siguen siendo estas, las de tipo secundario, donde está el verdadero cáncer, con siete de cada 10 muertos.
Otros factores
Una encuesta publicada ayer mismo por la fundación Fesvial señala que el 55% de los conductores está en contra de que se prorrogue la limitación. Desde la DGT y desde Interior, el ministerio del que depende ese organismo, la medida siempre se ha calificado de transitoria y según el propio ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, se mantendría mientras los precios de los carburantes siguiesen altos. Pero también es cierto que, visto el fuerte rechazo que provocó, revocarla permitiría seguir rompiendo amarras de cara a las generales de 2012.
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