Hijo de un zapatero de Tacuarembó, Víctor Manuel Licandro nació el 26 de febrero de 1918. Era la suya, una familia numerosa (una decena de hermanos).
En 1934 se radicó en Montevideo, empezó el liceo nocturno, y terminó como cadete en la Escuela Militar, donde en 1939 se graduaría como alférez de caballería. En aquella sociedad abierta, Licandro de estilo caballeresco, reservado, arreligioso-, discrepó con el golpe de Gabriel Terra (1933), y no ocultó su simpatía por la República, cuando la Guerra Civil en España (1936-1939). Sin embargo, él se consideraba un "militar profesional", distante del mundo de los políticos.
Respetado por sus pares que lo llevarían incluso a la Secretaría del Centro Militar (1956); fue operador en el Instituto Geográfico Militar (donde desarrolló parte de su carrera el general Líber Seregni), profesor (Topografía) en la Escuela Militar, becario en el Colegio Interamericano de Defensa (Washington, EEUU 1964-1965), y subdirector del Instituto Militar de Estudios Superiores, IMES (1965-1966).
En 1966, el coronel Licandro concursó para ascender al generalato. Resultó el mejor calificado de los 13 aspirantes. En 1967 fue nombrado jefe de la Región Militar III, cuya sede estaba por entonces en Paso de los Toros. Las restantes tres regiones (hoy denominadas divisiones), tenían como comandantes a Seregni (I), Alcides Tamiel (II), H. González Hounié, todos constitucionalistas. El presidente era otro general, Oscar Gestido.
En 1968 pasó a la dirección del IMES. El presidente era ahora, Jorge Pacheco Areco, que gobernaría con medidas de seguridad y empezaría militarizando a sindicalistas en conflicto.
Aquel enrarecimiento en la convivencia democrática molestaba a muchos jerarcas castrenses. La negociación entre el gobierno y el arzobispado de la Iglesia católica de Montevideo por la permuta de determinados predios (que implicaban el traslado de la Escuela Militar a un antiguo seminario en Toledo, y modificaciones en la situación del IMES), hicieron que tanto Seregni como Licandro, tras expresar su disgusto, solicitaran su pase a retiro. Este se concretó en marzo de 1969.
El ciclo pachequista (1967-1972), llevó a Licandro siempre apegado a la legalidad, y de una probidad reconocida por todos-, a integrarse al Frente Amplio. El 5 de febrero de 1971, en el Palacio Legislativo, fue uno de los invitados especiales, junto a Seregni, cuando aún no estaba definida cuál sería la fórmula presidencial de la flamante fuerza política. Después se integraría de lleno a las tareas de organización (presidiendo la comisión respectiva). Siempre lo hizo como "independiente".
En 1973 se produjo el golpe de Estado (27 de junio, con su respuesta inmediata que fue una huelga general de dos semanas). El 9 de julio se desarrolló una movilización de rechazo a la dictadura que reunió a varios miles de personas en el centro de Montevideo. A escasa distancia, en el apartamento de la calle Colonia del coronel Carlos Zufriategui (un retirado que integraba el comando del FA), se encontraban reunidos entre otros, Seregni y Licandro. La finca fue allanada por fuerzas de seguridad. Los tres fueron detenidos con destino incierto.
Licandro permaneció privado de su libertad a lo largo de casi 10 años: entre el 9 de junio de 1973 y el 11 de abril de 1983. Primero lo trasladaron a un batallón de infantería en Minas, y después, -junto al resto de los militares frentistas-, a la cárcel central de Montevideo. Sometido a un Tribunal Militar, lo despojaron de su grado, que recién le sería restituido al regreso de la democracia en 1985.
En la tarde del 27 de noviembre de 1983, se realizó junto al Obelisco a los Constituyentes (Montevideo), el acto opositor más importante que recuerda la historia del país. En la tribuna, presidida por un enorme cartel con el lema convocante: "Por un Uruguay democrático, sin exclusiones", tomaron asiento 130 representantes de todo el arco político y social. En un lugar destacado se ubicó al general Licandro. Seregni fue liberado el 19 de marzo de 1984.
En todo el proceso final de la dictadura y en la reconstrucción de la República, el papel de Licandro resultó muy importante: presidió la Mesa Política del FA (1984-1986), participó en todos los Plenarios Nacionales desarrollados hasta hace poco tiempo (siempre como independiente), presidió el tribunal de Etica, y la comisión de Defensa Nacional. En el plano internacional, cofundó la organización de militares por la democracia y la liberación de América Latina y el Caribe (Comidelac, 1986). En 2010, donó todos sus papeles al Archivo General de la Nación.
En febrero de este año, con su avanzada edad, sorprendió a todos al intervenir en la conmemoración del cuarenta aniversario del FA, donde hizo uso de la palabra. Licandro subrayó el papel de "aquellos colosos que (en 1971) llevaron adelante la gran tarea de formar al FA", tras un enfoque antiimperialista y antioligárquico, en "oposición al terrorismo de Estado" imperante. Defendió la vigencia de "los documentos fundacionales", la necesidad de que sirvan de herramientas para la acción, que debe ser encarada "con disciplina"; reconociendo que "algunas veces", tuvo "discrepancias", aunque "hoy mi ser frenteamplista se afirma mucho más...".
Esta fue su última aparición pública. El miércoles 30, en la madrugada, dejó de existir.
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