.

.

domingo, 9 de enero de 2011

El líder gana 0-4 en Riazor Demasiado fácil para el Barcelona

Hay obras artísticas perfectas en su elaboración y valorables por su precisión técnica, pero que transmiten poca emoción. Un poco de eso tuvo el límpido paseo azulgrana por Riazor, un estadio que empezó a dársele bien solo unos pocos años atrás y del que casi siempre sale David Villa con alguna medalla. En esta ocasión, el delantero anotó su 150º gol liguero, el primero de un 0-4 inapelable para un líder de la Liga que ahora fija su mirada en el Villarreal y lo que pueda rascar el equipo castellonense esta tarde en el Santiago Bernabéu. [Narración-Estadísticas]

El Deportivo cambió su estructura para frenar a un Barcelona algo comodón y embadurnado de homenajes, como el que recibieron los tres finalistas del Balón de Oro que se entregará el lunes. El gran Luis Suárez pegó la patada honorífica al balón, saludó a Messi, Iniesta y Xavi antes de empezar y, en presencia del presidente coruñés Lendoiro, no les deseó una gran noche. Xavi no iba a jugar un solo minuto, al igual que Alves; ni tampoco Busquets. Rebajas en Riazor.

Que semejantes ausencias no alteraran la cosecha azulgrana es obra de Pep Guardiola, al que se le puede discutir cómo se rasura el cráneo, cómo camina, su tono en las salas de prensa o su negativa a conceder entrevistas personales, pero no el andamiaje que ha construido desde la base hasta la cima de este Barça. Automatismos ligados al balón y a la reconquista de la posesión muy cerca del área contraria. Vaya a cero o ganando por cuatro goles de diferencia.

El Barcelona de La Coruña, a pesar de la goleada, anduvo -literalmente-, con lo justo. Y, sin embargo, pasó tan por encima del Deportivo como indican los dos números finales separados por un guion. Ahora a Miguel Ángel Lotina se le criticará que modificara de la defensa de cinco del Deportivo por una de cuatro, la línea que burló Villa en su diana del minuto 26 a pase de Messi, la que abría el paseo plácido en una ciudad que recuperaba el tono cotidiano tras una borrasca brutal que había hecho dudar de la celebración de este partido.

Una jugada desgraciada

Se le podrá echar en cara al entrenador vizcaíno que a sus jugadores les faltara carácter. Pero el plan de Lotina pudo haber funcionado, porque antes de que Villa interpretara el pase argentino y traspasara a Aranzubia, Adrián había contado con una ocasión de gol sensacional que ni él mismo se creyó. Fue su incredulidad la que envió el balón fuera de la portería de Valdés, que no hizo ni una parada hasta el último minuto de la prolongación, cuando tapó el tiro del delantero blanquiazul, tan trabajador como cegado en el área del Barcelona.

Las líneas defensivas del Depor funcionaron aceptablemente bien y el Barcelona no se encontró pasillos expeditos. Al Depor le iba a faltar entereza para aguantar si encajaba otro gol. Que llegó en jugada desafortunada de un buen futbolista de futuro: Rubén Pérez regaló una pelota a Messi, le hizo falta que acarreaba tarjeta con suspensión para el próximo envite y en el lanzamiento libre directo, 'La Pulga' puso en evidencia a Aranzubia.

El factor anímico aplastó al Depor desde entonces. Ni la entrada de Valerón alteró el aspecto perdedor del dueño de Riazor. El Barcelona siguió moviendo la pelota, siempre por encima del 70% de posesión y aprovechó dos minutos de los últimos 10 para enganchar los últimos dos goles, un golpeo cruzado de Iniesta al fondo de la mala noche de Aranzubia y el inevitable puyazo de Pedro Rodríguez.

Guardiola reservó inmediatamente a los últimos dos goleadores para que trotaran sobre la hierba húmeda Thiago y el holandés Afellay, debutante en la Liga española tras su reciente incorporación en el mercado invernal.

No hay comentarios: