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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Patologías navideñas


Si tiene algo mejor que hacer, no siga leyendo, es una bobada. Éste va a ser sin duda un artículo de relleno, 'tipo ni fu ni fa', porque cuando una tiene que escribir con regularidad no puede andar gastando ideas en artículos que nadie va a leer. Es lo que tiene la Navidad, que el primer mundo se desconecta de la realidad, al encender las luces navideñas se nos apaga la neurona.

Estos son días en los que todo es maravilloso, todos nos queremos mucho, nos decimos cursilerías y nos felicitamos con gente que el resto del año ignoramos. No tiene razón de ser gastar tinta en las realidades de nuestra sanidad, hablar del daño que hacen las autonomías, lo feo que es mentir a los pacientes, lo mal que se maneja el error médico o lo que hace o deja de hacer la ministra (incluso a quién nombra y por qué).

Y mire que es mala, mala, mala la Navidad para la salud. Lo más curioso es que estos días tan marcados comienzan con lo que ya es comunmente conocido como 'el Día de la Salud'; si no te toca la lotería, lo importante es estar sano. El que no se conforma, es porque no quiere. Así que demos un repaso a la patología variopinta que provocan estos días tan señalados:

- Caídas de empastes y roturas de piezas dentales. Gente que durante el año no se atreve ni a morder una manzana se empeña en morder turrón de guirlache, bien conocido como el turrón duro. Nueve de cada diez dentistas lo recomiendan; anda, claro.

- Ataques de gota. El exceso de proteína y el temido ácido úrico salen como locos a sentarse en las articulaciones. Comer langostinos en exceso se paga... en el doble sentido. Nueve de cada diez pescaderos lo recomiendan (el que queda recomienda el centollo porque los langostinos se le agotaron por la mañana).

- Migrañas, desencadenadas por las lucecitas tintineantes o por el 'tachún-tachún' de los villancicos a toda pastilla en tiendas y supermercados. Qué cruz, oiga.

- Esguinces de tobillo al despeñarse desde arriba de los tacones todas aquellas mujeres que normalemente van con zapatos planos y sensatos. Peligrosísimos artilugios. Nueve de cada diez fabricantes de escayolas lo recomiendan.

- Laringitis. Las obligadas comidas familiares son un tremendo caldo de cultivo para dicusiones acaloradas; el alcohol y sentarte al lado del cuñado con el que no hablas el resto del año son mala combinación. Una bomba de relojería que acaba a voces.

- Fractura de metacarpianos y huesos propios de la nariz (Ver faringitis).

- Dispepsia (que dicho en cristiano es ardor de estómago). Cenar el resto del año una hojita de lechuga y un poquito de jamón york te hace el estómago vago y obligarle a digerir cuatro platos grasientos, dulces y copa no lo lleva muy bien la pobre víscera. Nueve de cada diez fabricantes de omeprazol lo recomiendan (el décimo recomienda pantoprazol que es muuuuucho mas caro y también lo vende).

- Múltiples hematomas, rotura de muñecas, codos y descalabrientos múltiples. Papa Noel o los Reyes traen monopatines, bicis para los niños que los padres algo oxidados se empeñan en probar. “yo era buenísimo con esto a tu edad, hijo. ¡Uaaaahhhh, pumba!”.

- Cortes profundos con el cuchillo jamonero que además estaba oxidado desde la navidad anterior.

- Roturas fibrilares y de tendón de aquiles pues tras los dispendios de Navidad y como resolución de año nuevo, uno se tira a hacer ejercicio a tumba abierta cuando los músculos con los que más ha trabajado han sido con los saltos de los goles del mundial.

- Angina o infarto de miocardio (ver roturas fibrilares pero a lo bestia).

- Traumatismos oculares por 'corchazo' de botella de cava.

- Traumatismos en rodilla por choque frontal a alta velocidad contra la mesita de café jugando al tenis con la wii nueva.

- Atragantamientos por uva mal masticada, allá por la octava campanada (agravado por el trismus facial provocado por la ordinariez de alguna presentadora desde la puerta del Sol).

Desde este blog les deseo lo mejor para el 2011, trabajo, buen humor, nuevos proyectos, optimismo y buena compañía. Muchas gracias por leerme durante el 2010 y... ¡Salud!.

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