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lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Necesitan los niños vitaminas?

Seguro que no. Las vitaminas son imprescindibles para los niños. También para el resto de los seres vivos, porque para que la vida se desarrolle con normalidad, se necesita que miles de reacciones químicas se produzcan continuamente; reacciones para las que son imprescindibles las vitaminas. La palabra vitamina procede de vita (vida) y amina (sustancia química). Por tanto, vitamina quiere decir sustancia química, necesaria para la vida, que es necesario aportar porque el organismo humano no la produce.

Las vitaminas son tan imprescindibles para la vida como innecesaria su administración artificial en forma de suplementos dietéticos o medicamentos, porque la alimentación de los niños sanos, los que acuden al colegio, contiene suficientes vitaminas, las 13 necesarias para la vida. Todas las vitaminas están en los alimentos, sobre todo en los frescos, en la leche, frutas y verduras, también en las legumbres, carne y pescado. Cada alimento contiene más de una vitamina, pero no todas. Ningún alimento contiene todas las vitaminas, por eso los niños deben comer una dieta variada, porque el sabio organismo de los humanos, que se ha especializado a lo largo de millones de años, sabe qué nutrientes y qué vitaminas necesita en cada momento. La única vitamina que se fabrica en el cuerpo es la vitamina D; las demás tienen que ser incorporadas con los alimentos naturales.La deficiencia de vitaminas produce síntomas y enfermedades concretas, actualmente casi inexistentes en los habitantes del mundo civilizado, por ejemplo la deficiencia de vitamina C produce escorbuto (enfermedad de los navegantes que no comían alimentos frescos durante meses). La falta de vitamina D conduce a raquitismo y la ausencia de vitamina K produce hemorragias.

Sin conocer a tus hijos puedo asegurar que, si juegan y comen más o menos variado, no necesitan suplementos de vitaminas. Éstas que suelen ofrecerse en forma de píldoras o jarabes multivitaminas presentes en abundancia en las farmacias, parafarmacias, gimnasios, supermercados y herbolarios, no sólo son innecesarias, sino que pueden ser nocivas, a veces incluso tóxicas. Tan mala es la carencia de vitaminas, casi imposible entre los niños normales del mundo civilizado -mundo entre los que nos encontramos-, como el exceso, porque esto puede conducir a enfermedad.

Sólo algunos niños con enfermedades crónicas, generalmente en situaciones en las que su intestino no absorbe adecuadamente algunos alimentos -tampoco las vitaminas-, puede necesitar suplementos artificiales de alguna vitamina. También los recién nacidos, especialmente los que nacen antes de tiempo y durante los primeros meses de la vida, sobre todo los alimentados al pecho, necesitan un suplemento diario de vitamina D, no de otras vitaminas. Esta vitamina se produce por la radiación de la luz solar sobre la piel y también se aporta a través del consumo de ciertos vegetales. Las necesidades de vitamina D de estos lactantes pequeños, y de los niños de cualquier edad, depende de la época del año y, por tanto, de la cantidad de horas y de superficie de piel expuesta a la luz solar, del color de la piel y del sexo, y oscila entre 400 y 800 unidades de vitamina D diarias. Más dosis conduce a intoxicación con repercusión sobre el funcionamiento del corazón y riñones.

La lactancia materna aporta todos los nutrientes y vitaminas para un óptimo crecimiento y desarrollo del bebé, excepto suficiente vitamina D. Únicamente las madres vegetarianas estrictas producen una leche sin vitamina B12, imprescindible para la formación de la sangre del bebé, y por ello solo en estos casos sus hijos precisan vitamina B12.

Contrariamente a los que muchas personas creen, las vitaminas no alimentan, no aportan ninguna caloría, tampoco abren el apetito ni aumentan las defensas contra las infecciones. Por tanto no solicite a su médico ni a su farmacéutico "déme unas vitaminas para abrir el apetito". Las vitaminas no hacen a los niños más fuertes, más altos, más listos, ni más comilones. Un niño con una alimentación normal nunca presenta carencias de vitaminas. Por tanto no se las administre, excepto que su médico lo aconseje.

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