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lunes, 9 de agosto de 2010

Urgencia: el país necesita de uruguayos calificados


En Uruguay hemos descubierto, como si fuera una pieza arqueológica milenaria, que el fútbol es algo muy importante. Los interesados en el negocio-futbol salen a venderlo como piedra preciosa, los que no vendemos ni garrapiñada en la puerta del estadio sentimos que este buen momento no hay que dejarlo pasar, porque detrás del negocio hay cultura, salud, recreación, convivencia e identidad nacional.

En los últimos días, por la vía de trascendidos y de recurrir al "señor Fuentes" por parte de algunos periodistas se ha dicho que el actual gobierno estaría dispuesto a inyectarle dinero a las divisiones juveniles con el fin de que el maestro Oscar Washington Tabárez pueda Xconquistar su aspiración de ganar 100 mil dólares mensuales, destinado a todo su equipo,

Consultados destacados periodistas deportivos sobre esta posibilidad, han dicho que no hay ningún planteo oficial del gobierno en ese sentido, pero que la versión la han escuchado. Y en muchos casos con preocupación

Uno de ellos, de amplia cultura, dijo que "eso sería un disparate" e incluso puso un ejemplo: "Sería como si Rodrigo Arocena pidiera que le triplicaran el sueldo para seguir siendo el rector de la Udelar y que para que ello ocurriera el gobierno votara una partida extra para pagarle el sueldo a los docentes más jóvenes". La misma persona aseguró que esa versión que se está extendiendo, no será aceptada por Tabárez.

A pesar de este rumor con características disparatarias, vale la pena analizarlo en el marco de otra perspectiva, que tiene que ver con la importancia de la instrumentación de políticas sectoriales, que muy bien han hecho los gobiernos progresistas y que por cierto no se hacen para favorecer a uno, como si fueran un traje de medida.

Tanto Tabaré Vázquez como José Mujica, recogiendo los mandatos del compromiso de gobierno del Frente Amplio con la ciudadanía, hicieron y hacen una fuerte apuesta a favor de los uruguayos más carenciados. Lo que estuvo y está muy bien. Lo mismo han hecho, desde el presupuesto quinquenal, con las políticas de innovación y con la ciencia y la tecnología.

Hace unos días el senador de la lista 1001, Oscar López Goldaracena, recreó esas políticas sectoriales planteado que también deberían apoyar económicamente a los buenos estudiantes. Su iniciativa fue cubierta con un marco de silencio e incluso no mereció ni una fuerte crítica.

En lo personal debo confesar que no se me presentó como una buena idea, pero cuando surgió la posibilidad de que el Estado le de una mano a las divisiones juveniles del fútbol, me pareció que al senador no se le había "botado la canica", como dicen los mexicanos.

Aceptando la filosofía de la propuesta, sería bueno que este sistema de premios económicos, que no debe ser generalizado, tendría que ser utilizado para resolver algunos atrasos que tenemos en materia de preparación de profesionales, que tanto reclama el Uruguay productivo que avanza y avanza.

Si dice que carecemos de profesionales de la informática, que nos faltan trabajadores calificados en la construcción (arquitectos y obreros especializados), en la metalúrgica y en algunos sectores de la medicina, que hay más de un millar de muchachos con buen curriculum que no terminan su carrera universitaria porque están trabajando, para alcanzar esos simples actos que son comer, vestir, tener un techo y recrearse.

¿Por qué no apostamos a ellos y en dos años superamos los déficits en materia de calificación profesional que tenemos y que se han transformado en verdaderos palos en la rueda para el desarrollo que nos puede llevar a ser un país de primera? Nada de esto va en contra del necesario apoyo, siempre que no sea para favorecer a una sola persona, que necesitan los chiquilines del fútbol y de otros deportes, quizás menos vinculados al éxito económico. Lo que se requiere es que la AUF, el ministerio de Deportes y la empresa que patrocina el fútbol se pongan de acuerdo en un plan estratégico. Siempre, sin olvidarse, de que las arcas del Estado no son infinitas y que el país no solo requiere de muchos Forlan y Tabárez ­ lo que estaría bueno - , sino también y fundamentalmente de un buen ejército de profesionales vinculados estrechamente a la actividad productiva. Si hay que sponsorizarlos, que se haga.

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