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domingo, 11 de julio de 2010

Historia del Himno Nacional de Cataluña


El himno tiene las características de un llamamiento en defensa de la libertad de la tierra. Recoge los hechos acaecidos durante el llamado Corpus de sangre, una revuelta protagonizada por alrededor de un millar de segadores el 7 de junio de 1640, día de Corpus Christi.

Cuando estalla la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el rey de España, Felipe IV, se vio obligado a participar como consecuencia de su parentesco con el emperador romano-germánico Fernando II, su tío. En 1624, el Conde-Duque de Olivares presentó al rey su Gran Memorial, en el que, considerando que la autoridad y reputación de la Monarquía se habían deteriorado, proponía un plan de reformas encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que dominaba, con vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de la política exterior. Estas reformas, no obstante, encontraron una dura oposición en Cataluña.

La situación se agravó con la guerra contra Francia comenzada en 1635. En 1640, sobre todo a partir del mes de mayo, se produjo un alzamiento generalizado de toda la población del principado de Cataluña contra la movilización, y permanencia sobre el país, de los tercios del ejército real y contra la pretensión de que fueran alojados dentro de las poblaciones. Algunas se negaron a abrir sus puertas, como Sant Feliu de Pallerols o Santa Coloma de Farners. La represalia en Riudarenes (3 de mayo) y en Santa Coloma de Farners (14 de mayo) desencadenaría un rápido levantamiento armado de ciudadanos y campesinos que, de las comarcas gerundenses, se extendió hacia el Vallés y hacia Osona y el Ripollés. En esta tensa situación, el 7 de junio de 1640, día de Corpus Christi, un pequeño incidente en la calle Ample de Barcelona entre un grupo de segadores, trabajadores temporeros, y algunos barceloneses, en el cual un segador quedó malherido, precipitó la revuelta (Corpus de Sangre). Los revoltosos se apoderaron de la ciudad durante tres días. Los segadores no sólo se movían por su furia contra las exigencias del gobierno real sino también contra el régimen señorial catalán, ya que, desde el primer momento, los rebeldes habían atacado a los ciudadanos ricos y a sus propiedades. Ésta fue, por tanto, también una guerra civil entre catalanes.[2] El balance de víctimas fue de un total de entre 12 y 20 muertos, en su mayor parte funcionarios reales, entre ellos el virrey, Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma. Este levantamiento marcó el inicio de la sublevación de Cataluña de 1640 o Guerra de los Segadores1640-1652). (

Francisco Manuel de Melo, integrante portugués del ejército real y testigo presencial de algunos de los hechos que narra en su Guerra de Cataluña, aunque no del Corpus de Sangre,[3] describió la extrema crudeza de la violencia que se llegó a vivir durante la guerra:

Muchos, después de muertos, fueron arrastrados, sus cuerpos divididos, sirviendo de juego y, risa aquel humano horror, que la naturaleza religiosamente dejó por freno de nuestras demasías; la crueldad era deleite; la muerte, entretenimiento, a uno arrancaban la cabeza (ya cadáver), le sacaban los ojos, cortábanle la lengua y las narices; luego, arrojándola de unas en otras manos, dejando en todas sangre y en ninguna lástima, les servía como de fácil pelota; tal hubo que, topando el cuerpo casi despedazado, le cortó aquellas partes cuyo nombre ignora la modestia y, acomodándolas en el sombrero, hizo que le sirviesen de torpísimo y escandaloso adorno.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa bandera no es la catalana...

AUGIRONA dijo...

es la bandera independentista ya lo se