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domingo, 20 de diciembre de 2009

"No cambien el clima, cambien el sistema"

El título de este artículo corresponde a una de las consignas de quienes no participan directamente en la Cumbre de Copenhagen, Dinamarca, pero expresan el sentimiento de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta Tierra.

Esa consigna fue utilizada por el presidente Hugo Chávez en su primera intervención en la mencionada cumbre y agregó lo siguiente: "No cambiemos el clima, cambiemos el sistema y, en consecuencia, comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo de desarrollo destructivo está acabando con la vida, amenaza con acabar definitivamente con la especie humana".

Para el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en la persona de su presidente, es imprescindible un nuevo y único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales, por la magnitud de sus contribuciones y capacidades económicas, financieras y tecnológicas.

De allí que los países desarrollados deberían establecer compromisos vinculantes, claros y concretos en la disminución sustancial de sus emisiones y asumir obligaciones de asistencia financiera y tecnológica a los países pobres, para hacer frente a los peligros destructivos del cambio climático. En tal sentido, la singularidad de los estados insulares y de los países menos desarrollados debería ser plenamente reconocida.

Para el presidente Chávez, el cambio climático no es el único problema que afecta hoy a la humanidad; otros flagelos e injusticias nos acechan, la brecha que separa a los países ricos y pobres no ha dejado de crecer. Para evidenciar esa situación el mandatario venezolano Chávez dijo que "el ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres. Los 2.800 millones de personas que viven en la pobreza, con menos de dos dólares al día, y que representan el 40% de la población global, ¡ese cuarenta por ciento de la población global!, obtiene solo el 5% del ingreso mundial".

También mencionó que "hoy mueren al año unos 9,2 millones de niños antes de alcanzar el quinto año de vida, y el 99,9% de estas muertes ocurren en los países más pobres. La mortalidad infantil es de 47 muertes por 1.000 nacidos vivos; pero es de sólo 5 por cada 1.000 en los países ricos. La esperanza de vida en el planeta es de 67 años, en los países ricos es de 79, mientras en algunas naciones pobres es de solo 40 años. Y por si eso fuera poco existen 1.100 millones de habitantes sin acceso al agua potable; 2.600 millones sin servicio de saneamiento; más de 800 millones de analfabetos y 1.020 millones de personas hambrientas. Ese es el escenario del mundo".

Y la causa de este desastre ¿dónde se encuentra? Ante esto el presidente Chávez fue explícito e identificó como responsable de "todo este desastroso panorama" al "sistema metabólico, destructivo del capital y su modelo encarnado: el capitalismo".

¿La salida? En el estado actual de cosas, sólo se pueden considerar aquellas opciones que estén orientadas hacia la construcción de un modelo de sociedad sustentable, que pasa por la transformación profunda del sistema capitalista. No tiene sentido abordar el problema, sin cuestionarse la estructura jerárquica y excluyente de las sociedades actuales. Es decir, hay que considerar los aspectos sociales, ambientales y económicos del problema actual y de las posibles alternativas.

En la Cumbre de Copenhague, que finalizó el viernes 18 de diciembre, ciertamente se habló mucho sobre gases de efecto invernadero, uso irracional de energía, deforestación, acidificación de los mares, migraciones climáticas, deshielo polar y sobre otras cuestiones, pero al final no se acordó nada significativo para que la humanidad se encamine por un lugar seguro en el tema del cambio climático.

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