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sábado, 15 de agosto de 2009

600 mil uruguayos son donantes de órganos: un donante puede salvar 12 vidas



Detrás de cada trasplante se encuentra un mecanismo que debe funcionar aceitadamente para lograr que más personas mejoren su calidad de vida.

Pilares
En este complicado rompecabezas participa el Instituto Nacional de Donación y Tejidos (INDT), Fondo Nacional de Recursos (FNR), Institutos de Medicina Altamente Especializados (IMAE) públicos o privados, pacientes y donantes.
"El pilar para desarrollar con éxito un programa de trasplante de órganos es la existencia paralela de un sistema efectivo de generación de donantes", dice la página web del INDT. Esto pone en juego la generosidad de los uruguayos que en vida pueden convertirse en donantes voluntarios o, en caso de fallecer, es su familia la que puede autorizar la donación.
El INDT se encarga de los trasplantes y la medicina regenerativa, ejecuta estos procedimientos con las listas únicas de receptores. Cuenta por otro lado con la parte inmunológica de los pacientes en lista de espera y por otro lado con un área que se encarga de la captación de donantes.

Sin perder tiempo
Para llegar a ese momento donde cada minuto es precioso, el donante debe haber fallecido por muerte cerebral y tener en condiciones los órganos que se pueden aprovechar. Así, cuando se verifica una situación de muerte cerebral el instituto es comunicado.
Se revisan los datos y se verifica si el fallecido es donante o no. Cuando sí lo es, comienza un operativo que puede extenderse no más allá de cuatro horas en el caso de un corazón, que es el órgano más delicado en este tipo de intervención.
Si la persona no era donante, puede solicitarse la autorización a la familia, en un momento difícil. Por eso la entrevista se realiza mediante un psicólogo, que asiste a los familiares.
Mientras, el cuerpo del donante permanece asistido en el CTI, donde se lo mantiene artificialmente hasta retirarle los órganos que pueden ser trasplantados: primero el corazón, luego los pulmones, el hígado, páncreas, riñones y al final otros tejidos.
El retiro de los órganos depende de su "vitalidad". Por ejemplo, si tuvo un accidente de tránsito con traumatismo de tórax, no sirven ni corazón, ni pulmones. También se retiran piel, huesos, tendones, y aunque el corazón no sirva como órgano, igual se retiran las válvulas cardíacas.
"Esto es muy importante porque con estos tejidos, como por ejemplo los vasos, se suplanta la amputación de un miembro. No es poca cosa", indicó a LA REPUBLICA la directora del INDT, doctora Inés Alvarez.
"Muchas veces lo planteamos en términos de vida, pero también como calidad de vida", explicó. Un solo donante puede aportarle vida a 12 personas, pero, en términos de tejidos, es mucho más lo que puede aportar.

Datos
La lista de donantes en nuestro país ronda las 600.000 personas. Pero el INDT espera depurar la lista para saber los números exactos. El instituto está elaborando un acuerdo con la Dirección de Registro Civil para poder determinar los donantes fallecidos en sus domicilios.
En 2008, el FNR, que financia estos procedimientos, autorizó ocho trasplantes cardíacos. De ellos, dos se realizaron en ASSE y seis en diferentes IAMC. Tres pacientes eran de Montevideo y el resto del Interior.
Según el FNR, en Uruguay se han hecho 50 trasplantes cardíacos con cobertura del FNR. Actualmente hay doce pacientes en lista de espera.
En el caso de trasplantes renales, en 2008 se realizaron 127 procedimientos, 56 se realizaron en centros de ASSE, 70 en IAMC y uno en el Hospital Militar. La lista de espera ronda los 450 pacientes.
En Uruguay no se trasplantan pulmones. En su momento se realizó un trasplante cardio-pulmonar, pero como el número de estos procedimientos es escaso, se resolvió realizarlos en Argentina, en el hospital de la Fundación Favaloro.

Nuevo procedimiento
El programa más reciente es el de trasplante de hígado en el Hospital Militar. "Recién empezamos y por la disponibilidad de órganos en Uruguay, va a haber más accesibilidad al trasplante para los pacientes uruguayos", indicó a LA REPUBLICA la coordinadora del equipo, doctora Solange Gerona.
Hasta ahora los trasplantes de hígado se realizaban en Buenos Aires. Los pacientes estaban en la lista de espera junto a los argentinos, lo que hacía muy esquiva la oportunidad. Sobre todo teniendo en cuenta que el país vecino tiene una tasa menor de donantes que Uruguay.
Eso hacía que los pacientes llegaran muy mal a la operación. "El tiempo óptimo para trasplantar a un paciente no es cuando está muy grave, sino en condiciones de soportar una cirugía", aclaró Gerona.
El programa de trasplante de hígado se perfila muy bien; a criterio de los médicos es sólido y esperan tener una alta frecuencia de procedimientos. "Entre dos o tres trasplantes por mes", adelantó la entrevistada.
La confianza en el programa se refleja en la lista de espera con 14 pacientes "activos", con cuatro nuevos interesados para ser evaluados, según informó la coordinadora.

Cuestión de fe
"Los pacientes como los médicos tratantes necesitan creer en la accesibilidad al trasplante. En Argentina el programa es excelente, pero con una lista muy grande, muchos pacientes se morían esperando", destacó.
En nuestro país todas las garantías están dadas para que las personas estén tranquilas respecto a donar órganos. "Nos enteramos de que hay un donante recién después de que la familia otorga el aval", aseguró.
"Que toda la población tenga la tranquilidad que esto se hace por caminos separados. Son médicos distintos los que actúan, el INDT es muy cuidadoso y cristalino", subrayó.
Otro aspecto que brinda seguridad al sistema uruguayo es la donación de sangre, soporte fundamental de los trasplantes.

El futuro
La idea es que el programa de trasplante consolide un equipo de dedicación total. "Es una modalidad que en Uruguay habitualmente no se utiliza. Que los médicos trabajen y estén para pensar y estudiar. Esto asegura al paciente la multidisciplinalidad por un lado y la disponibilidad por otro", agregó.
Los médicos esperan incorporar otra instancia terapéutica. Una de ellas es un aparato de diálisis hepática. No es igual que la del riñón, pero se puede utilizar en los casos de hepatitis fulminante, o en situaciones muy graves, a la espera de que llegue un hígado.
En otros lugares se hacen implantes de hepatocitos (células hepáticas). Se utiliza básicamente en las enfermedades genéticas, por ejemplo en el diagnóstico prenatal en el cual se detectan estos problemas.

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