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viernes, 3 de julio de 2009

Pam Anderson pregunta ¿Es segura mi crema solar? AUGIRONA responde


No basta con adquirir la primera crema de protección solar expuesta en las baldas de cualquier establecimiento. La clave está en fijarse en su etiquetado. Algunas incluyen expresiones como 'bloqueante solar' o 'protección total' y precisamente estos son los productos que hay que descartar, según la Comisión Europea.
Los expertos explican que no existe ninguna crema de este tipo que proteja completamente frente a la radiación ultravioleta, por lo que "deben utilizarse descriptores como protección baja, media, alta o muy alta, junto con los tradicionales indicadores del factor de protección solar (FPS) para proporcionar una mejor orientación sobre la elección", indica literalmente el comunicado de la Unión Europea.
Una segunda llamada de atención. No todos los productos ofrecen protección contra los rayos ultravioleta de tipo A. En la actualidad, la capacidad de los fotoprotectores contra los UV-B, que se mide a través del factor de protección solar, sí queda reflejada en el etiquetado. En cuanto a los UV-A, la industria está introduciendo un sello normalizado en las etiquetas de este tipo de cremas.
Lo ideal es que en el etiquetado del fotoprotector quede constancia de sus cualidades contra los UV-B y los UV-A. La Comisión Europea deja claro que "ambos tipos de radiación contribuyen en gran medida al riesgo de cáncer de piel".
"Se deben buscar las siglas IPD (inmediate pigment darkering) o PPD (persistent pigment darkering)", puntualiza Elena de las Heras, dermatóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Aunque en Europa aún no hay un método de medición estandarizado para los UV-A, entre los dos anteriores, "el que más garantías ofrece es el de PPD, ya que evalúa la fotoprotección en un tiempo más prolongado", puntualiza Yolanda Gilaberte, dermatóloga del Hospital de San Jorge de Huesca.
El factor de protección solar mínimo recomendado en Europa es de 15, mientras que el máximo es de 50, ya que por encima de éste no aumenta sustancialmente la seguridad frente al sol.
Técnicamente, el factor de protección solar (FPS) es la mínima cantidad de radiación capaz de producir eritema (enrojecimiento) en una piel protegida con un filtro. ¿Qué significa exactamente? Partiendo de estudios realizados en laboratorio, "un factor 15 equivale a unas cinco horas de fotoprotección y un 20 a unas seis horas y media (resultado de multiplicar 20 por 20 minutos, que es el tiempo de referencia tomado), aunque esta relación va disminuyendo a medida que aumenta el FPS", explica Yolanda Gilaberte.
Esta equivalencia sirve de referencia, pero no se debe tomar al pie de la letra, advierte la especialista, ya que fuera del laboratorio se dan otros condicionantes. Los distintos tipos de piel, la estricta aplicación de dos miligramos de crema por centímetro cuadrado de la piel, la intensidad de la radiación, el sudor y los baños, tras los cuales es necesario repetir la aplicación, alteran el grado de protección del producto.
¿Se cumplen las normas de la Comisión Europea?
Aunque el 95% de los productos cumple las recomendaciones de la Unión Europea, todavía quedan algunos establecimientos, bazares, tiendas multiprecio o puestos ambulantes, en los que se encuentran protectores solares que no siguen los consejos de etiquetado. A veces, tampoco respetan "algunas cuestiones de legislación, como la inclusión del logotipo que indica la caducidad del producto una vez abierto, medida en vigor desde 2005", advierten fuentes de la Confederación y Consumidores y usuarios (CECU).
"Generalmente, la caducidad de un fotoprotector son 12 meses. Lo que ocurre es que cuando está abierto durante mucho tiempo algunos de sus componentes pierden efectividad", apostilla Gilaberte.
Para cumplir con las recomendaciones de la Comisión Europea, además de proteger frente a radiaciones UV-B y UV-A y de advertir que no protegen al 100%, los fotoprotectores deben incluir instrucciones de empleo y consejos básicos. Por ejemplo: no permanecer mucho rato al sol, aunque se emplee el producto de protección solar; mantener a los bebés y a los niños pequeños fuera de la luz solar directa y evitar la exposición excesiva, por ser "un peligro importante para la salud".
Tan relevante como la elección del producto es utilizarlo adecuadamente. Según una encuesta nacional realizada recientemente por Consejo General de Colegios Farmacéuticos, aunque la población aprueba con un 5,5 sus conocimientos sobre protección solar, sólo un 12,4% se aplica de forma correcta el producto.
La cantidad de la crema aplicada y la frecuencia de su uso son clave en la fotoprotección, porque de esto depende que un filtro de 50 reduzca su eficacia a la de uno de ocho. Por esta razón, no hay que olvidar que lo ideal es extender una capa de dos miligramos por centímetro cuadrado en la piel seca, media hora antes de la exposición solar y después de cada baño. "Teniendo en cuenta que casi nadie cumple con la recomendación de las cantidades (tendría que usarse un bote para dos o tres veces) generalmente aconsejamos un filtro de 30", concluye la doctora Gilaberte.

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