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sábado, 25 de octubre de 2014

El rey de Marruecos es homosexual segun los servicios secretos

Esta semana Marruecos ha celebrado su particular Día del Orgullo Gay. Por su puesto, en un país en el que el artículo 489 del Código Penal ilegaliza la práctica de la homosexualidad no existen carrozas ni cuerpos semidesnudos dorándose al sol. Amar a una persona del mismo sexo está castigado con penas que van de los tres meses a los tres años de prisión. Aún así, el lunes 20 de octubre los movimientos LGTB clandestinos conmemoraron el suicidio en 2007 de Leila Amrouche, una activista marroquí que prefirió acabar con su vida a someterse al matrimonio forzoso con el que su familia pretendía curar su homosexualidad.
A los encuentros secretos y mesas redondas que se han organizado seguramente hayan llegado los ecos de un libro que es imposible adquirir en el país magrebí. Se trata de 'Mémoires d'un Soldat Marocain' ('Memorias de un soldado marroquí'), publicado recientemente en Francia, por la editorial Edilivre. El volumen supone un ataque frontal a la corruptela de la cúpula militar marroquí por parte de Abdelilá Issou, un ex oficial del Ejército formado en la Real Academia Militar de Mequinez y que terminó exiliado en España en 2000, donde colabora con el CNI.
Más allá de los negocios sucios del poderoso general Bernani, el dedo acusador de Issou llega más alto y apunta al monarca Mohamed VI y sus preferencias sexuales. De hecho, afirma ser el autor de un informe sobre las tendencias del monarca alauí. «Por mi parte, yo presenté a J.M. un informe sobre la orientación sexual del príncipe heredero, el actual rey Mohamed VI, y su amistad con Abderrahmane Alaoui, Bihmane para sus íntimos, quien fue mi compañero de promoción en la Academia Real Militar».
Abdelilá Issou, autor del libro, ha trabajado para el CNI y sufrió un intento de secuestro en Madrid
Según prosigue su relato, Aloui, mejor amigo del monarca, era el «nieto de un esclavo negro que había servido en el palacio (los descendientes de estos esclavos viven todavía, en un estado de semi-esclavitud, en la ciudad real de Touarga, un municipio con un estatuto especial que forma parte de la prefectura de Rabat, localizada en el Méchoaur). Abderrahmane fue amigo y compañero de juegos del joven príncipe, más tarde uno de sus confidentes y compañero de salidas nocturnas, pero de esto no encontramos ningún rastro en los anales oficiales vista la relación embarazosa para el palacio».
A pesar de la confidencialidad del informe elaborado por él mismo, Issou asegura en su manuscrito que los devaneos del actual monarca eran de sobra conocidos por las clases altas de Marruecos. «Ha sido, durante tiempo, un secreto a voces en Marruecos. En los salones acomodados de la buena sociedad de Rabat y de Casablanca se hablaba abiertamente de ello durante los últimos años de reinado de Hassan II. La gente sabía que, pronto, iban a tener que vérselas con un Comendador de los Creyentes atípico, una primicia en Marruecos», escribe Issou.
Para llegar a entender la gravedad de estas afirmaciones, hay que tener en cuenta lo que supone la figura del monarca para la fe de su pueblo. El rey alaui es considerado Amir al-Mu'minin, líder religioso de su nación.
A pesar de esto, a Issou no le tiembla la mano para dejar escritas misteriosas frases como la siguiente. «Después de su llegada al trono, continuaron esos viajes, o más bien esas escapadas repetidas a lugares como América del Sur (Brasil, Santo Domingo...) y los rumores persistentes sobre la adicción del rey...».

Sus dos bodas

Mohamed VI accedió al trono en 1999, tan sólo unas horas después de la muerte de su padre, Hassan II. Uno de los requisitos para que pudiera acceder al trono, según la tradicional Alahlia, era el de estar casado. Por ello, se celebró una ceremonia urgente e íntima para que el entonces príncipe, que ya contaba con 34 años, se casara con una mujer bereber de origen saharaui, que respondía al nombre de Amina. El matrimonio alimentaba también la idea de mantener y reforzar la unidad del país, de sus territorios y de sus tribus. Sin embargo, ante la incapacidad de Amina de darle descendencia, el soberano volvió a casarse en 2002.
La elegida fue la hermosa Lalla Salma, una informática de 24 años y melena cobriza que se ha convertido en una de las reinas con más estilo de los eventos internacionales. Moderna para los estándares marroquíes y aperturista, su llegada a la corte marcó un antes y un después en las rígidas costumbres de palacio. De hecho, Salma se convirtió en la primera esposa de un soberano marroquí a la que se le ha otorgado un título real y a la que presentó sin velo en la cara.
Este detalle no fue el único en el que Mohamed VI se mostró como un soberano diferente a sus predecesores. Una de sus primeras decisiones como soberano fue disolver el harén real, un símbolo histórico para el país. Todas las concubinas de su padre, el fallecido Hassan II, tuvieron que abandonar el palacio y fueron realojadas en pisos y apartamentos. Además, el rey fue generoso y se les compensó con una pensión vitalicia.
Para acceder al trono, el soberano tuvo que contraer matrimonio. Al no tener descendencia, se separó
En Memorias de un soldado marroquí, Issou no hace ninguna referencia a la princesa Salma y la boda de Mohamed VI, quien no tardó en tener descendencia (en 2003, sólo un año después de su matrimonio, nació el príncipe heredero Moulay Hassan y en 2007, la princesa Lalla Khadija). Sin embargo sí que habla del final del amigo íntimo del rey, Abderrahmane Alaoui.
Según su relato, en 1995 ambos coincidieron en Tánger, donde Alaoui había sido destinado a la gendarmería. Una noche ambos compartieron copas y charlas en un bistrot de la ciudad. A medida que la noche avanzaba, el alcohol empezó a hacer efecto y su lengua se soltó. «Me dejó entender que su relación con su gran amigo no era ya tan buena y que ello era debido a ciertos informes confidenciales, de los que no me explicó su naturaleza, que el ministro del Interior en la época, el todopoderoso Driss Basri, habría presentado al rey Hassan II. Unas horas más tarde, su chófer nos pasó a recoger, y me dejaron, de paso, en el faro de Malabata. Ya no lo volví a ver».

Misterioso final

La versión oficial de los hechos dice que Aloui murió en un accidente de tráfico entre las ciudades de Rabat y Kenitra. Sin embargo, Issou se muestra convencido de que «Abderrahmane fue eliminado por los servicios especiales de Hassan II que, sintiendo su fin cerca, y visto el riesgo que este asunto constituiría para el trono una vez que Mohamed VI fuera coronado, dio la orden de hacerlo desaparecer».
Con la princesa Lalla Salma forma una moderna pareja real. Él disolvió el harén de su padre, Hassan II
No es la primera vez que un libro recoge los rumores sobre la orientación sexual de Mohamed VI. En 'Mohamed VI. El príncipe que no quería ser rey' (Editorial La Catarata, 2009), el periodista español Ferrán Sales, antiguo corresponsal en Rabat, también alude brevemente a estas sospechas que han rodeado al hijo de Hassan II. Sin embargo, el hecho de que la información provenga de un oficial formado en la Real Academia Militar de Mequinez supone un plus importante. Según el periodista Ignacio Cembrero, Issou que ha trabajado como espía español, tuvo que refugiarse en Ceuta con documentación falsa en 2000 y en 2010 logró evitar que unos compatriotas le secuestrasen en su casa de Madrid.
En Memorias de un soldado marroquí, Issou no sólo ataca a Mohamed VI con sus acusaciones sobre sus tendencias sexuales. También se hace eco de un embarazoso rumor que afecta a su madre Latifa Hamou.

Ataque a su madre

Tal y como escribe, «un día, un joven subteniente cuya madre trabajaba en Palacio, y cuyo tío era un alto mando de la Guardia Real, me hizo unas confidencias sorprendentes [...]. Según este oficial, la esposa del rey Hassan II, Latifa Hammou, a la que llamábamos la madre de los príncipes, era la amante de Hadj Mohamed Médiouri (hecho conocido desde hace algunos años, pero que, en la época, era un secreto de Palacio celosamente guardado), jefe de las guardias del cuerpo desde hacía muchos años».

Desde la muerte de Hassan II, Lalla Latifa, que nunca tuvo un papel institucional y que ni siquiera mostró su rostro a la prensa, optó por un destierro voluntario y desapareció de Marruecos. Actualmente, la madre del monarca se dedica a vivir una existencia tranquila e igualmente alejada de los medios, como la que llevó mientras habitaba en la corte de Hassan II. Hace ya años que se instaló en una lujosa mansión de mármol blanco ubicada en el exclusivo Neuilly-sur-Seine, en el distrito parisino de Hauts-De-Seine. Allí su hijo la visita con frecuencia. Y allí puede haber leído lo que el escandaloso libro de Issou dice sobre ella y su hijo. En Marruecos es imposible.

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