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lunes, 14 de octubre de 2013

El reloj interno de las células de la piel protege de los rayos UVA

Son las 8 de la mañana. Hora de despertar. Mediodía, momento de protegerse del sol. La tarde y la noche, para reproducirse y crecer. No se trata del horario de una persona, sino del reloj y las funciones de las células de la piel. Sí, estas células cuentan con un ritmo tan perfecto que, en función de la hora del día, así distribuyen sus tareas, maquinaria que roza la perfección, según los datos de un estudio español publicado en la revista 'Cell Stem Cell'.
Muchos son los estudios sobre el ritmo circadiano, regulado por las horas de sol, la temperatura y otros factores. Aunque se sabe que ese reloj interno influye en muchas funciones del cuerpo humano, y que además a su vez se ve alterado por cambios externos, poco se conoce sobre cómo nuestros tejidos están involucrados en esos ciclos internos.
"Hace un par de años publicamos un artículo en el que describíamos que las células madre de la piel de ratón tenían vinculada su función al ritmo circadiano. Ese estudio distinguía entre el día y la noche. Pero ahora hemos comprobado, en piel humana, que las células tienen un reloj interno que le dice casi exactamente qué hora es y que, además, eso determina su función en cada momento", afirma Salvador Aznar Benitah, del Instituto de Investigación en Biomedicina (IRB Barcelona) y principal autor del estudio.
Lo han comprobado en el laboratorio analizando, cada cinco horas dos días consecutivos, el ARN de cultivos de piel humana. "La célula a partir de las 10 de la mañana se tiene que preparar fuertemente contra la luz ultravioleta, mediante la expresión de un número de genes que tienen función protectora frente a la radiación ultravioleta, también captan pigmentos de melanocitos que la célula madre de la piel coge para protegerse, como si se pusiera un protector, y prepara su maquinaria de reparación del ADN por si hubiera un fallo", explica Aznar.
Pero esa actividad cambia por completo cuando llega la tarde, ya que la radiación no es tan fuerte y la célula no necesita emplear tanta energía en esa tarea. "Por la tarde las células se duplican y por la noche se diferencian. Porque todos los días perdemos células de la piel y por la noche se le da al tejido nuevas células, para empezar de nuevo el ciclo. Es una cosa fascinante, tener una maquinaria tan exacta que, cada cuatro o cinco horas, cambia su funcionalidad", señala este investigador.
En el estudio también se comprobó que ese reloj se da no sólo en las células madre de la piel sino también en las diferenciadas, es decir, en las adultas. "Aunque hay algunas cosas en común, existen diferencias. Por ejemplo, estas células tienen ciertas funciones de defensa ante patógenos con un comportamiento circadiano. No sabemos por qué es así, ya que a priori esa actividad defensiva debería estar todo el día. Pero creemos que la infectividad del patógeno también es circadiana, como lo son los mosquitos, que sólo pican por la noche".
En cuanto a las aplicaciones clínicas que pueden tener estos hallazgos, Aznar indica que hay varios grupos que están intentando mantener un buen funcionamiento del reloj biológico a medida que envejecemos. "Hay otros laboratorios que intentan encontrar fármacos para poder modular ese reloj para tener un envejecimiento saludable", concluye.

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