Desde que este sábado la ONG Médicos Sin Fronteras confirmara la muerte de cientos de sirios afectados por un ataque químico el miércoles pasado, la presión diplomática sobre Siria se ha acentuado
hasta el punto de que la opción de una intervención militar encabezada
por EE UU es cada vez menos descabellada. Aunque Rusia, tradicional
aliado del régimen de Bachar el Asad, también se une a los que defienden que la ONU inspeccione el lugar del ataque,
ha advertido hoy a EE UU contra una intervención armada, que tendría
“gravísimas consecuencias”. También lo hace el presidente sirio en una
entrevista con un diario ruso en la que advierte a EE UU de que le
“espera el fracaso” si se decide a algún tipo de ataque.
“Los anuncios oficiales de Washington en los últimos días sobre la
disposición de las fuerzas armadas estadounidenses para ‘intervenir’ en
el conflicto sirio han sido recibidos en Moscú con gran preocupación”,
dice un comunicado del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, que ha mantenido una conversación telefónica con su homólogo estadounidense, el secretario de Estado, John Kerry.
Según la nota, Lavrov ha advertido al estadounidense de que una
intervención armada sobre Siria tendría consecuencias “extremadamente
graves” en Oriente Próximo y el norte de África. Destaca la nota que
países como Irak o Libia están en estos momentos en situaciones muy
inestables.
Aunque en las últimas horas Rusia se ha sumado a los que han pedido a Damasco que facilite a los inspectores de la ONU presentes en Siria el acceso a la zona donde los rebeldes denunciaron el ataque químico,
ayer mismo Moscú calificaba de "trágico error" el haber
responsabilizado al régimen sirio del ataque del miércoles y de
“inaceptable” la postura de Londres y Washington, que se van inclinando hacia la intervención.
Los mandatarios de EE UU, Barack Obama, y de Reino Unido, David
Cameron, conversaron en la noche del sábado y aumentaron la presión
sobre Siria, a la que advirtieron de una “respuesta firme” en caso de
confirmarse el ataque químico. Rusia insiste en que no se han empleado
armas ilegales por parte del Gobierno y que, de hecho, los que sí las
habrían empleado son los rebeldes.
Por su parte, ante el ensordecedor silencio de Alemania, y la confusa
e inaudible voz de la política exterior de la Unión Europea, el
presidente francés, François Hollande, acordó ayer con el presidente estadounidense, Barack Obama, dar “una respuesta común”.
Por la mañana, el Elíseo afirmó, a través de un comunicado oficial, que
“existen ya un puñado de pruebas que indican que el ataque del 21 de
agosto [en las afueras de Damasco] fue de naturaleza química”. La nota
subrayaba que “todo lleva a considerar al régimen sirio como responsable
de ese acto incalificable”, informa Miguel Mora.
"Fracaso" de una intervención
Por su parte, el presidente sirio, en una entrevista con el diario ruso Izvestia,
califica de “sin sentido” las acusaciones occidentales sobre el uso de
armas químicas en su lucha contra los rebeldes. Consciente de que el
ataque de la semana pasada puede desencadenar una intervención sobre su
país, advierte a EE UU de que “el fracaso” le espera si finalmente opta
por atacar su país.
“Las declaraciones de políticos de EE UU y occidentales son un
insulto al buen sentido”, dice el mandatario en la entrevista. Y sigue:
“EE UU sufrirá un fracaso como todos los de las guerras que han puesto
en marcha desde Vietnam”.
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