La igualdad es un concepto en términos generales muy positivo, salvo
cuando se trata de algo como la enfermedad. Los cambios en los hábitos
de vida, la incorporación de la mujer al trabajo y al consumo de
sustancias tóxicas ha hecho que esa igualdad se extienda también en
problemas que antes eran típicos del varón. Uno de ellos es el ictus,
también conocido como accidente cerebrovascular, y que está generando una gran discapacidad en todo el planeta.
Desde hace tiempo se sabe que las sustancias presentes en los
cigarrillos son tóxicas y generan problemas. Muchos de ellos se han
relacionado con el pulmón, como el cáncer o la insuficiencia respiratoria, y también con el corazón pues el tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardiaco.
Pero el tabaco no sólo afecta a estos dos órganos sino que su acción va mucho más allá. En realidad, cualquier tejido o arteria por la que pasen las sustancias nocivas puede resultar dañado. Y las arterias que riegan el cerebro no están inmunes a ese peligro.
Lo que ocurre con el tabaco en las arterias es que fomenta la
acumulación de residuos, denominados genéricamente placa ateromatosa.
Esa placa va estrechando el calibre del vaso sanguíneo,
pudiendo llegar a cerrarse completamente o, en un momento dado y por
circunstancias varias, destruirse y formar un trombo que se va
desplazando por el torrente sanguíneo hasta que llega a un vaso muy
pequeño, como son los del cerebro, produciendo su obstrucción.
En este caso, se genera el llamado ictus isquémico,
es decir, la falta de circulación en una zona del cerebro y la muerte
del tejido, lo que puede derivar en graves secuelas como parálisis o
incapacidad para hablar. Otro tipo de ictus es el denominado hemorrágico
que genera algo similar a lo anterior pero más grave ya que supone la
rotura de una arteria que da lugar a una hemorragia y a daños más
amplios.
Según los expertos, uno de cada seis españoles sufrirá un ictus en su vida. Y lo que apunta un nuevo estudio cuyos datos se acaban de publicar en la revista 'Stroke'
es que las mujeres fumadoras tienen el mismo riesgo que los hombres
también fuman de sufrir un episodio de este tipo, probabilidad que es
mucho menor en aquellas mujeres que no consumen tabaco.
Tras analizar los datos de más de 80 estudios internacionales sobre
ictus, publicados entre 1966 y 2013, investigadores de la Universidad de
Queensland, en Brisbane (Australia), encontraron que el tabaquismo está
relacionado con un riesgo un 50% mayor de sufrir un ictus isquémico
tanto en hombres como en mujeres.
Factor hormonal
Sin embargo, el tabaco parece dañar más a las mujeres porque el
estudio encontró que ellas tenían un riesgo un 17% superior de tener uno
de los peores ictus, el hemorrágico. Los investigadores sospechan que
la aparición de hemorragias es mayor entre las mujeres posiblemente por
las hormonas y por la manera en cómo impacta la
nicotina en las grasas de la sangre. Parece que tanto el colesterol como
los triglicéridos se disparan más por efecto del tabaquismo en las
mujeres que en los hombres, lo que hace que su riesgo coronario sea
mayor.
Otro hecho que se detectó en esta revisión fue que las mujeres
fumadoras de países occidentales tienen un riesgo más elevado de sufrir
un ictus en comparación con las mujeres de países asiáticos, en concreto
un 10% mayor. En cuanto a la parte positiva de la historia, el trabajo
evidencia también que ese riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular
disminuye cuando se deja de fumar.
"Fumar es uno de los mayores riesgos de ictus tanto para hombres como
para mujeres, pero afortunadamente, dejar de fumar es una forma muy
eficaz de disminuir ese riesgo", explica Rachel Huxley, principal autora
del estudio y profesora de la Universidad de Queensland. Por este
motivo, insiste en que deberían plantearse medidas para controlar el
tabaco dentro de los programas de prevención de ictus.
¿Fumaba?
Incorporar esta pregunta, y su respuesta, en los certificados de defunción ayudaría a conocer el impacto que tiene el tabaco en el mundo. Así lo asegura un comentario en la revista 'The Lancet' en la que también se ha publicado un estudio sobre las muertes debidas al tabaquismo en Sudáfrica.
Según este trabajo, en el que se han analizado los datos de casi medio millón de adultos (entre 35 y 64 años) fallecidos en este país africano entre 1999 y 2007, el tabaco causó entre los hombres de color una de cada cuatro muertes y una de cada seis en las mujeres.
Fue en 1994 cuando el profesor Freddy Sitas, uno de los autores de este trabajo, propuso por primera vez incorporar esta pregunta en los registros de mortalidad de Sudáfrica. "Nuestros resultados muestran que entre 1999 y 2007, el tabaco causó muchas muertes de cáncer y enfermedad cardiaca, pero la principal causa, principalmente entre la población negra, fue el aumento de mortalidad por tuberculosis y otras enfermedades pulmonares. Todos los países tienen poblaciones heterogéneas, y necesitan saber cómo la varía la mortalidad específica al tabaco en función del estatus socioeconómico", afirma Sitas. Los autores señalan también que estas cifras corresponden también al incremento de tabaquismo que se ha producido en los últimos años entre la población joven, por lo que sospechan que en los próximos años las muertes por esta causa seguirán aumentando.
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