Casi todos los jóvenes españoles viven en casa de sus padres. Solo el
22,1% de los menores de 30 años reside fuera de su hogar de origen.
Según el Observatorio de emancipación del Consejo de la Juventud de España
–un organismo dependiente del Ministerio de Sanidad-, la tasa de
emancipación de los que tienen entre 16 y 30 años ha caído tres puntos
en un año. En el primer trimestre de 2010 era del 25,6%. Aunque hay
diferencias. Mientras solo el 7,2% de jóvenes entre 16 y 24 años vive
fuera de casa, entre 25 y 29 años la cifra supera el 40%. Y entre los
que han superado la treintena, el porcentaje es mayoritario: el 72,9% de
quienes tienen entre 30 y 34 años se han emancipado.
Algunos de los datos del informe ayudan a explicar por qué los
jóvenes españoles envejecen en casa de sus padres. Para comprar una
casa, deben emplear más de la mitad de su sueldo (el 54,2%) y para
alquilarla, el 47,4%. Su salario medio anual es de 13.659,52 euros. La
situación es algo mejor para lo que el informe califica de “hogares
jóvenes”, donde hay al menos dos personas. La suma de sus ingresos hace
que el porcentaje que deben dedicar a la vivienda baje: el 39,4% para la
compra y el 34,4% para el alquiler.
Y pese a los datos escalofriantes, hoy los jóvenes dedican un
porcentaje menor a comprar una casa. En 2008 necesitaban el 83,8% de sus
ingresos. Son casi 30 puntos de bajada que coinciden con los 36 que ha caído el precio de la vivienda hasta junio de este año,
según el Instituto Nacional de Estadística. El porcentaje del sueldo
necesario para alquilar una casa, sin embargo, apenas ha bajado cuatro
puntos: en 2008 era del 51% y ahora se queda en un 47,4%.
Aunque cualquier descenso queda emponzoñado cuando se tiene en cuenta
que los bancos no conceden cuotas de hipotecas que supongan destinar
más del 30% del salario a pagarla.
Según los datos del Consejo de la Juventud, con un salario anual
medio de unos 13.600 euros, un joven asalariado puede destinar como
máximo 84.000 euros para comprar una casa y hasta 539 para el
alquilarla. Y para ello, dice el informe, se necesitan unos ingresos
mínimos de 24.697 euros al año, unos 2.000 al mes. Aunque la cantidad
varía notablemente entre unas regiones y otras. En Extremadura los
jóvenes pueden adquirir una casa con 14.508 euros anuales mientras en el
País Vasco precisan 41.000 y en Madrid, 31.000.
Paro y precariedad
Parece difícil que con la elevada tasa de paro entre los jóvenes,
estos puedan hacer semejante desembolso para comprar o arrendar una
casa. El 66% de quienes solo tienen estudios primarios (unos 287.000)
están en paro. Este dato baja hasta un no menos alarmante 51,4% para los
680.000 que han acabado los estudios secundarios y afecta a un tercio
de los 411.433 que tienen estudios universitarios. La mitad de quienes
buscan empleo llevan haciéndolo más de un año y casi todos los que lo
hacen ya han tenido experiencias laborales. Aunque estas son, a menudo,
muy precarias: nueve de cada 10 empleos registrados en el primer
trimestre de 2013 fueron temporales.
El informe del Consejo de la Juventud, un organismo que está previsto
se integre en el Instituto de la Juventud, revela que la mayor parte de
la población española menor de 30 años, un 83,9%, es estudiante. Aunque
de nuevo las cifras difieren entre quienes tienen entre 16 y 24 años y
los de 25 a 29. De los primeros, están matriculados en algún tipo de
estudio casi el 90%, mientras solo lo hacen el 46,3% de los del segundo
grupo. Hay además, un tercio de jóvenes entre 25 y 29 años que se dedica
a “labores del hogar”. Tres cuartas partes de ellos son mujeres.
Más de la mitad de los menores de 30 que están asalariados están
sobrecualificados. Y esta situación afecta especialmente a las mujeres:
59% de ellas, 10 puntos más que los hombres, tiene un empleo para el que
se requiere menor cualificación que la que han adquirido. Un 23% de los
menores de 30 años, están, además, “subocupados” (trabajan un número de
horas insuficiente en relación con su disponibilidad laboral).
Emigración
Pese a este panorama, la emigración no es una salida masiva para los
menores de 30 años, según los datos del estudio. El saldo migratorio fue
incluso positivo para este grupo. Llegaron 13.000 jóvenes más de los
que se fueron (160.198 frente a 147.053). Además, solo el 7% (unos
10.000) de los que se marcharon y el 5% de los que se instalaron en
España en 2011 eran españoles.
Los datos se invierten entre los que tienen entre 30 y 34 años. Ellos
sí se van. En 2011 se marcharon 85.548; frente a los 57.633 que
llegaron. De ellos, el 67% habían nacido en España.
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