Desde entonces, cansado de experiencias anodinas, ya no sé si son malos o mediocres, solo que la mayoría me aburren por falta de sabor.
El pasado miércoles la periodista @juliaplozano me manifestaba su desencanto después de asistir a Banquetes de Cine, proyecto concebido por la agencia Dream´s Strategy (639 214 888)
Algo así como saborear los fotogramas de películas concretas, un placer reservado a aquellos que paguen por ágapes en torno a films determinados
A propósito de “Tomates verdes fritos”, película escogida para la presentación a la prensa, estaba prevista una “emocionante degustación de tomates de huerta”, según el texto del menú.
Piezas que suministraron, fundamentalmente, dos firmas reconocidas, Tomates Bonny http://www.bonnysa.es/ y Frutas Eloy http://www.frutaseloy.com/
Al final, según mi confidente, decepción general. Se salvaba una partida de producción restringida de tomates pera-cherry (pera en tamaño mini), aportados por la firma Bonnysa, y también los de un agricultor de Guadalajara. En el resto pura vulgaridad.
Nada nuevo. Es decir, lo habitual.
Hace algún tiempo que ciertos pequeños productores se empeñan en que pruebe sus tomates.
Desde Galicia contactó conmigo la Cooperativa O Val http://www.cooperativaoval.com/
Querían conocer mi opinión sobre los Tomates Negros de Santiago, variedad recuperada de la que me enviaron dos cajitas.
Tomates bien presentados, aunque nada especial. Notas de acidez y dulzor apreciables, piel bastante dura y en la boca escaso sabor. Así se lo hice saber a sus responsables, muy a mi pesar.
¿Acaso soy yo quien espera más de lo que estas hortalizas pueden dar de sí? ¿Me engaña el recuerdo de los que tomaba de pequeño?
En un arrebato de profesionalidad hoy he salido a la calle dispuesto a proveerme de tomates.
He pasado por el Mercado de San Antón, por dos fruterías serias de mi barrio y por El Corte Inglés.
Al final, sobre la mesa de mi cocina todo un arsenal.
Muchos kumatos, Prisco de Hijar (Teruel), presuntos RAF, tomates de "penjar", tomates en rama, tomates para ensalada, de la Huerta de Carabaña (Madrid), los Negros de Santiago, con el sello Kalitatea (Eusko Label) del Gobierno Vasco, los corazón de buey, tomates rosa, y por supuesto los cherry acerezados.
No voy a entrar en detalles. Tras una cata minuciosa una nueva decepción.
En general, pieles duras y una irritante insipidez.
Me han gustado algunos tomatitos cherry, y determinados -- no todos -- tomates de penjar.
He encontrado la acidez y el dulzor bien equilibradas en los Kalitatea y en los Negros de Santiago, pero en ambos casos, escaso gusto a tomate.
Me importa poco de donde proceden las semillas, cómo se han cultivado los tomates, si son cultivos hidropónicos o han madurado al sol. Me da igual que sean ecológicos, biodinámicos o de un huerto artesano..
Como consumidor enjuicio el valor gastronómico de lo que me encuentro en el plato. Algo por lo que he pagado.
No deja de sorprenderme que algunos de diseño, probablemente recogidos en verde y madurados en cámaras, destaquen en las etiquetas su resistencia al deterioro.
Así lo reseña Tomates Divino: “Larga conservación en fresco, dentro o fuera del frigorífico, sin perder sabor”
Deberían llamarse tomates Duracel.
Con los tomates que me han sobrado he preparado mi gazpacho favorito. Ya sabemos que la Thermomix opera milagros. Qué gran invento, esta sopa fría.En twitter:@JCCapel
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