No se salte la comida más importante del día. Según un estudio
realizado en EEUU con casi 27.000 personas durante 16 años demuestra que
no desayunar aumenta las probabilidades de sufrir un infarto de miocardio en un 30%.
Ya había estudios que asociaban este tipo de 'manías' con los
principales desencadenantes de los problemas coronarios, como son el
sobrepeso, la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes. "Eran
ensayos pequeños y con un seguimiento de la salud de los participantes
muy limitado", señala Leah E. Cahill, responsable de esta nueva
investigación, publicada en la revista 'Circulation' (el boletín oficial de la Asociación Americana del Corazón).
Lo que se ha visto en la mayoría de los ensayos, señala Julián
Villacastín, jefe de la Unidad de Arritmias y director del Instituto
Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, "es que los adolescentes que se saltan el desayuno tendrán peor perfil cardiovascular, más colesterol malo y más grasa abdominal", lo que implica más 'papeletas' para sufrir enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, recalcan los investigadores, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Boston, EEUU), "falta evidencia científica sobre los efectos del ayuno en los adultos",
que son precisamente quienes, cada vez más, comienzan el día sin ningún
aporte nutricional. En 2002, un sondeo estadounidense desvelaba que el hábito del desayuno había caído de un 86% en 1965 a un 75% en 1991, una tendencia que acarrea algunos problemas de salud, especialmente para el corazón.
Investigación entre sanitarios
Para qué ver qué ocurre en los adultos, este equipo de científicos
analizó los datos de las encuestas realizadas a los participantes (de 45
a 82 años), todos relacionados con la profesión sanitaria: médicos,
enfermeras, farmacéuticos, pediatras, etc. y la mayoría (97%) eran descendientes europeos.
Es decir, gente "con buena calidad de vida y con posibilidades
económicas e información suficiente" como para cumplir con las
recomendaciones sobre el desayuno.
Comprobaron la frecuencia de sus comidas diarias y lo relacionaron
con los episodios de infarto de miocardio registrados en el transcurso
de los 16 años de seguimiento. Al final del estudio, 1.527 participantes sufrieron un infarto de miocardio.
Ajustando los resultados con otros factores de riesgo como el ejercicio
y la dieta, Cahill y su equipo observaron que, en comparación con los
hombres que sí desayunaban, aquellos que no lo hacían tenían un 27% más
de riesgo de sufrir esta enfermedad coronaria.
Teniendo en cuenta los resultados, no es lo mismo saltarse el desayuno que cualquier otra comida del día.
De acuerdo al ritmo circadiano (el que rige las necesidades
fisiológicas según al ciclo de luz solar y de la noche), "a primera hora
de la mañana empieza a liberarse adrenalina, aumenta la producción de
insulina y, entonces, se activa el metabolismo", explica el cardiólogo
Villacastín. Ante "la falta de nutrientes, el organismo tiene que
conseguir energía a través de otros mecanismos (por ejemplo, usar grasa
de otros sitios) que son más perjudiciales" para la salud
cardiovascular.
Quienes ayunan fuman más
Según el estudio, hay algunos rasgos que determinan el perfil de
quienes tienden a saltarse la comida más importante del día. Quienes no
desayunaban en este experimento (alrededor de un 11% del total de los
participantes) eran más jóvenes, fumaban más, trabajaban a tiempo
completo, eran solteros, tenían menor actividad física y bebían más
alcohol. También dormían menos y veían más la televisión.
No obstante, el estrés no parece ser la única causa del ayuno.
También es importante la 'escuela de la vida', apunta el especialista
español al comentar este estudio. "Igual que se aprende que hacer
ejercicio es bueno para la salud o fumar es perjudicial, también que
desayunar reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular".
El artículo señala un dato más: comer tarde por la noche también
aumenta el riesgo de infarto. De hecho, esta práctica implica un 55% más
de riesgo que quienes cenan a su hora y después no pican antes de ir a
la cama.
En resumen, "no se salte el desayuno si quiere tener menos
posibilidades de sufrir un infarto", concluye Cahill. Aunque estos
resultados aún deben comprobarse y confirmarse en las mujeres y otros
grupos étnicos, desayunar correctamente podría prevenir de enfermedad
isquémica.
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