MaiKhanda, un programa contra la mortalidad infantil, ha salvado la
vida de al menos 1.000 bebés en Malawi y promete acelerar el camino
hacia uno de los objetivos del milenio: reducir la mortalidad neonatal
en los países subdesarrollados. En los últimos cinco años, este programa
ha conseguido disminuir en Malawi la tasa de muertes de recién nacidos
en un 30%.
Malawi es uno de los países con mayor tasa de mortalidad materna en África
y tiene un alto porcentaje de fallecimientos en bebés antes de los 28
días de vida. El 98% de estas muertes ocurre en las regiones de renta
media y baja, donde el riesgo es seis veces mayor que en las naciones
desarrolladas. En 2006, en Malawi morían 33 pequeños por cada 1.000
nacimientos y cuatro años después (2010), la cifra sólo bajó a 31.
"Desde que nos dimos cuenta de que muchos países africanos
probablemente no podrán cumplir con este objetivo concreto, hemos
reflexionado sobre lo que estamos haciendo y les ayudamos a implantar
proyectos que funcionen", explica Stephen Thornton, jefe ejecutivo de
The Health Foundation, responsable del programa MaikHanda. Una
investigación publicada en 2006 en la revista 'The Lancet'
hacía un llamamiento para estudiar estrategias efectivas en estas
naciones. Y MaiKhanda parece ser una respuesta a esta petición.
Esta iniciativa (financiada por la Health Foundation) se puso en
marcha en 2006 en tres zonas rurales de Malawi: Lilongwe, Salima y
Kasungu. En el transcurso de cinco años, los artífices de esta
estrategia, de la Universidad College London (Reino Unido), han
demostrado que cuando la intervención sanitaria no sólo actúa sobre los
servicios de salud sino que también lo hace sobre la población objetivo,
los resultados son mejores. Así lo relata el artículo del ensayo,
publicado en 'International Health'.
Según los datos mostrados, "en los últimos 15 meses la combinación de
las dos intervenciones consiguió reducir la mortalidad neonatal en un
30%". Este porcentaje se reducía al 16% cuando la intervención se
limitaba sólo a la intervención a la población.
Un grupo de voluntarios recogió los datos de nacimientos y mortalidad
de 1.900 aldeas. En total, de 320.000 casos, lo que representa al 10%
de la población en las tres zonas de Malawi. Los resultados obtenidos
aportan evidencia científica al debate de si se debe intervenir sobre la
comunidad o sobre los servicios de salud", explica Tim Colbourn,
epidemiólogo de la Universidad College London y principal autor de este
estudio. "Demuestran que es mejor actuar en las dos líneas", concluye.
Este programa, por un lado, animaba a las mujeres a someterse a chequeos regulares durante el embarazo
y por otro, mejoraba el acceso rápido a las clínicas y hospitales y
facilitaba una asistencia de calidad tanto a las madres como a los
recién nacidos. Para conseguir esto, MaiKhanda se centró en la teoría de
las 'tres demoras' (retraso en la búsqueda de asistencia, a la hora de
conseguir un médico y de recibir una buena atención una vez se ha
accedido al centro sanitario), responsables, según los autores de este
trabajo, de la alta tasa de mortalidad materna y neonatal.
En la investigación participaron nueve hospitales y 29 centros de
salud que se pusieron a disposición del programa. Los sanitarios fueron
entrenados para afrontar y tratar las principales causas de muerte
neonatal: asfixia, infección y prematuridad. Se introdujeron protocolos
de actuación y se les enseñó a mantener la temperatura a los recién
nacidos mediante el método canguro, piel con piel.
Por otro lado, se organizaron más de 700 grupos de trabajo,
compuestos cada uno por 20-30 mujeres que "se reunían cada mes con los
voluntarios de MaiKhanda para hablar de los problemas encontrados
durante el embarazo y el parto", argumenta Ros Davies, uno de los
investigadores. "Identificaban los obstáculos y trataban de aportar
ideas para superarlos".
Entre los principales inconvenientes: la deficiente nutrición o la seguridad del transporte hasta el hospital.
Para subsanarlos, se les enseñó a sembrar y mantener un huerto y se
prepararon bicicletas ambulancia para trasladar a la madre y que no
tuviera que caminar el largo trayecto hasta el centro sanitario más
cercano, que podía estar a 20 kilómetros de distancia.
El programa, sin embargo, no tuvo impacto significativo sobre la
mortalidad materna. "Quizás sea porque las políticas sanitarias han
cambiado en Malawi durante el ensayo, de tal forma que se apuesta por la
atención a la mujer en un centro de salud, no en casa", apunta el
especialista.
No obstante, y dados los buenos resultados del programa para reducir
la mortalidad neonatal, el objetivo es que implantar esta iniciativa en
colaboración con el Ministerio de Salud. "Podemos seguir trabajando,
mejorando y compartiendo lo que hemos aprendido", afirman los
responsables del estudio. Con este tipo de iniciativas quizás se pueda
lograr que en los países subdesarrollados mejoren las cifras de
mortalidad neonatal.
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