"La prioridad es realojar a las personas y valorar el daño en las
infraestructuras", ha afirmado esta mañana desde Vielha el consejero de
Interior de la Generalitat, Ramon Espadaler. La situación en La Vall d'Aran ha mejorado
y con la disminución del caudal del Garona se podrá valorar los daños
en puentes, carreteras y viviendas una vez baje el nivel de agua.
Protección Civil de la Generalitat mantiene la fase de emergencia del
Plan Inuncat. Los servicios de emergencia se centran en restablecer
totalmente los servicios básicos -1.400 abonados siguen sin luz- y la
movilidad. Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) colaboran
con Endesa en el transporte de grandes grupos electrógenos que permitan
restablecer el fluido eléctrico. Sin embargo, el punto más conflictivo
será recuperar las comunicaciones viarias.
Cuatro carreteras de la zona continúan cortadas, según ha informado
el Servei Català de Trànsit (SCT). Las vías son la C-147, de Esterri a
Alòs d'Isil; la C-28, de Garòs a Gessa; la N-141, desde Bossòst a la
frontera francesa, y la N-230, desde Vielha. "El objetivo es evitar que
el agua siga circulando por la carretera y así poder conectar Vielha con
Bossòst", ha explicado en TV-3 esta mañana el síndico de Aran, Carles
Barrera. El río ha formado a la salida de Vielha un brazo que se apodera
de la carretera en un kilómetro. Las máquinas trabajan esta mañana para
reencauzarlo. Durante la noche, al no llover, el nivel del agua bajó un
metro y medio a su paso por Vielha.
Respecto a la previsión meteorológica, no se prevé que durante la
mañana llueva, pero que sí lo haga por la tarde, aunque no con la
intensidad que lo hizo ayer. Un total de 323 personas han pasado la
noche fuera de sus hogares en la Vall d'Aran y el Pirineo de Lleida, de
las poblaciones de Vielha, Bossòst, Arties, Llavorsí, Espot, La Pobla de
Segur y Llers.
Otra de las prioridades será abrir la carretera C-28 en dirección a
la estación de Baqueira, para poder llevar provisiones a los vecinos que
ayer quedaron aislados. Otro de los puntos difíciles se sitúa entre
Bossòst y Les donde el río se comió literalmente la carretera. Cientos de vecinos de La Vall d’Aran vivieron ayer con el corazón encogido
por el desbordamiento del río Garona, aunque no hubo que lamentar daños
personales. El episodio de lluvias y el deshielo de la nieve acumulada
en las montañas provocaron situaciones límite que recordaron las vividas
hace 31 años, cuando una crecida del mismo río tuvo consecuencias
catastróficas.
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