Belén Esteban ha caído. La torre más alta de las que se recuerdan en
ese mundillo que es la televisión 'basura' cayó el pasado viernes con
todo su peso después de protagonizar uno de los momentos más violentos que se recuerdan en la pequeña pantalla.
Era la crónica de una muerte anunciada desde hace meses.
Algunos dirán que incluso desde hace años. Problemas profesionales,
personales, visitas a la terapeuta, un proceso de desintoxicación... El mundo de Belén se ha ido desmoronando tan rápido como se construyó.
El viernes, 'la Esteban' se marchó del plató de 'Sálvame Deluxe' por
la puerta de atrás después de discutir con María Patiño, Kiko Matamoros y
poner la guinda con Lydia Lozano en una noche en la que dejó ver a la
peor 'princesa del pueblo'.
De hecho, en aquel momento en el que se levantó como alma que lleva
al diablo y a gritos pedía desesperadamente que le quitaran el micro es
cuando Belén dejó de ser princesa para convertirse en el ya más que
trillado 'juguete roto'.
Y sí mostró a la peor princesa, al monstruo de la televisión convertido en despojo del mismo,
pero cosechando unos índices de audiencia que duplicaron a los
conseguidos por el programa la semana anterior. Todo lo que toca se
sigue convirtiendo en oro pero a qué precio. Seguramente si preguntabas
hace 5 años en la calle qué se opinaba de Belén Esteban un gran
porcentaje le hubiera mostrado su apoyo. Si lo preguntaras ahora...
Y sí era la crónica de una muerte anunciada porque Belén no tendría
que haber vuelto de su última salida del programa hace unos pocos meses.
Belén tendría que haberse recuperado completamente,
haber acabado su terapia, haber resuelto la locura de vida que lleva y
entonces, tal vez, haber regresado para ser la misma Belén que la llevó
hasta lo más alto.
Pero ni ella, ni los que han estado durante todo este tiempo a su lado han sido conscientes de que a 'la Esteban' se le estaba apagando el fuelle. Que ya no quedaba esa fuerza de antaño que la llevó a recorrerse platós y platós por cantidades indecentes de dinero. Ahora Belén no es ni la sombra de lo que era.
La culpa es suya, sin lugar a dudas, a fin de cuentas ella es
responsable de sí misma en última instancia, pero si es verdad, como
dijo el viernes, que en muchas ocasiones se ha sentado en el programa
porque se lo pedían sus jefes porque no había personaje al que sacar las
miserias. A Belén también la han empujado hacia el abismo en que se
encuentra ahora como el mismo Jorge Javier Vázquez reconoció.
El viernes se sentó después de una semana 'horribilis' (¿o un año?). A
su vuelta de vacaciones le habían robado en su casa, no sólo cosas
materiales valoradas en 150.000 euros, sino también cosas muy
personales, tan personales como sus bragas. Su ex marido sigue dándola
quebraderos de cabeza y la prensa no le aporta nada más que disgustos.
Belén no estaba para sentarse el viernes en ningún plató a vender su
vida.
La Belén que se veía hace años, borde y brusca, pero tan cercana a la realidad como cualquiera no tiene nada que ver con esa Belén que en directo acusa a sus compañeros de inventarse enfermedades para conseguir horas de TV,
o escupir mentiras sobre los maridos de las demás, o perder el control
hasta rozar la locura... Belén no era así o por lo menos no mostraba
eso.
La pregunta ahora es si la 'princesa de los juguetes rotos' seguirá
hasta que no le quede aire a su alrededor que respirar o acabará con
esto y resurgirá de las cenizas como Ave Fénix. Es decir, ¿la veremos
dentro de dos semanas otra vez sentada pidiendo disculpas y prometiendo
que va a cambiar? ¿O pondrá fin a esta amargura y recuperara su vida? El 'Deluxe' proveerá y dirá.
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