Flor del calabacín.
Hoy se pueden comprar flores comestibles en fruterías que trabajen productos de alta gama o establecimientos especializados como Gold Gourmet (José Ortega y Gasset, 85. 91 402 03 63), donde suelen ofrecer unas 12 variedades durante todo el año.
"En invierno disponemos de menos tipos, pues el período de floración más importante llega con la primavera", comenta Luis Pacheco, gerente de Gold Gourmet. Se venden en bandejas de 80-100 gramos y su precio oscila entre 3€ y 6 €. Es obligatorio conservarlas en el frigorífico "a una temperatura de entre 4 y 6 grados", aconseja Pacheco, y recomendable consumirlas a los pocos días, para que no pierdan propiedades.
Claveles.
Además, la versatilidad, en cuanto a sabores, fragancias y cromatismo otorga maridajes casi infinitos. La flor de capuchina con tonos naranjas, rojos o amarillos y un gusto dulce y picante armoniza con carnes o en crudo para ensaladas, por ejemplo; la flor de pensamiento se convierte en un dulce al confitarla y también en una guarnición de platos de pescado, la flor de calabacín se puede freír y rellenar con foie, carne...Y se come todo, los pétalos y los tallos, aunque estos últimos suelen resultar más ásperos al paladar.
Pensamientos.
No obstante debe quedar muy claro que sólo se pueden consumir aquellas destinadas para tal fin, pues las ornamentales contienen pesticidas u otros productos perjudiciales que se emplean para su conservación. Nada de hincarle el diente a las rosas del jardín si no se quiere pasar un mal rato.
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