El PP insiste en que Luis Bárcenas
se desvinculó del partido en 2009, cuando dejó temporalmente el puesto
de tesorero nacional. Pero Bárcenas no solo tuvo un trato preferente
hasta hace un mes, con una sala para sus documentos, entrada libre en Génova 13 y una secretaria en el partido que seguía llamando por él.
Además siguió recibiendo mensualmente una cantidad del PP hasta hace
menos de dos meses, a finales de 2012. El partido le pagaba cada mes ese
dinero y además se hacía cargo de su cobertura de la Seguridad Social.
Es lo que pactaron en abril de 2010 Bárcenas y la dirección del partido,
en una decisión que solo podía tomarse con el consentimiento de Rajoy.
El extesorero abandonó entonces, un año y medio después de que estallara el escándalo Gürtel,
la militancia en el PP y su acta de senador. Se quedó sin sueldo
público, y pidió reincorporarse al partido como empleado de la casa en
la que entró siendo aún AP, según fuentes del PP. Se pactó entonces con
él un despido improcedente, por una cantidad de al menos 400.000 euros,
según las mismas fuentes, y Bárcenas pidió que no se la pagaran de un
golpe sino que se la dieran poco a poco todos los meses hasta diciembre
de 2012 y además que el PP se hicera cargo de sus costes de Seguridad
Social. Y el partido aceptó, de manera que el extesorero ha estado
vinculado directamente a esta formación política hasta pocos días antes
de que se conociera que tenía una cuenta en Suiza con 22 millones de euros, el pasado 16 de enero.
El PP asegura que fue solo un finiquito prorrateado y que Bárcenas no
realizó ninguna labor para el PP desde 2010, cuando se negoció su
salida.
El propio Bárcenas informó de esta situación la semana pasada al
fiscal Antonio Romeral, de la Fiscalía Anticorrupción, cuando le
llamaron a declarar en la investigación abierta tras la publicación en EL PAÍS de los papeles del extesorero.
En medio de este interrogatorio, que duró unas tres horas, el fiscal
quiso saber detalles de la relación laboral de Bárcenas con el PP. El
extesorero explicó entonces que había dejado el partido en 2010 pero que
siguieron pagándole en 2011 y 2012 en concepto de una especie de
finiquito prorrateado. Esto es, el PP siguió pagándole en privado y sin
informar a nadie y dejándole que estuviera constantemente en la sede
mientras en público trataba de trasladar la imagen de que había roto
totalmente con él.
Algo parecido sucedió en 2010, cuando el PP, siempre de forma
secreta, pactó con Bárcenas que seguiría pagándole el abogado mucho
después de haber dejado teóricamente de ser tesorero. Es un trato
especial que solo tuvo él. El PP mantuvo este privilegio, con la opinión
en contra de Dolores de Cospedal, hasta que El PAÍS publicó en febrero de 2010 que el partido se estaba haciendo cargo de la carísima defensa de su extesorero,
dirigida por Miguel Bajo, uno de los abogados más prestigiosos de
Madrid. Entonces Cospedal decidió cortar también eso, y unos meses
después, en abril, Bárcenas anunció en un comunicado que desde ese
momento se pagaba el abogado de su bolsillo, aunque después hubo algún
enfrentamiento con la secretaria general para que le pagara la parte
anterior.

Las relaciones de Bárcenas con el PP han sido un problema para Rajoy
desde que estalló el caso Gürtel. El presidente se resistió todo lo
posible a destituir a su tesorero. Mientras otros dirigentes implicados
caían, en especial los que estaban en Madrid a las órdenes de Esperanza Aguirre,
muy tocada por el escándalo en un primer momento, Rajoy mantenía contra
viento y marea a Bárcenas. Finalmente tuvo que forzar que dejara de ser
tesorero en julio de 2009. Pero el comunicado dejaba claro que era de
forma “temporal” y Rajoy aseguró en esos días que “nadie” podría “probar
que Bárcenas no es inocente”.
Lo mantuvo como senador otro año entero, hasta que el extesorero,
harto de la presión, de los fotógrafos a diario en la puerta de su casa,
y convencido de que con el juez Antonio Pedreira, del Superior de
Madrid, le iría mejor que en el Tribunal Supremo, decidió dimitir. Aún
así la relación de Bárcenas y Rajoy siempre fue estrecha. El extesorero
se enfrentó con Cospedal pero siempre consideró que Rajoy le había
tratado bien.
Esta actitud cautelosa del presidente con un hombre cuya trayectoria
ha indignado a dirigentes y militantes del PP ha generado muchas
críticas internas. Aguirre, por ejemplo, ha pedido abiertamente que el
PP se querelle contra Bárcenas y que le ataque.
El despido fulminante de Jesús Sepúlveda,
otro imputado en Gürtel, que también ha llegado solo después de que la
prensa diera a conocer su situación y se generara una importante presión
social, ha hecho que muchos trabajadores de la casa y dirigentes
intermedios se pregunten qué relación laboral tiene Bárcenas con el PP.
El partido nunca ha comunicado en realidad oficialmente su despido ni
mucho menos las condiciones que se han alcanzado con él. Todo lo que
rodea a la relación de extesorero con el partido en el que lo fue todo
-venía de AP y buena parte de los trabajadores actuales firmaron con él
su contrato, porque llevaba 18 años de gerente antes de ser nombrado
tesorero en 2008- ha estado siempre envuelto en un gran misterio.
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