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lunes, 18 de febrero de 2013

Chiitas pakistaníes rehúsan enterrar a sus muertos en atentado

Islamabad, 18 feb (PL) Los chiítas pakistaníes advirtieron hoy que solo cuando el Gobierno les garantice seguridad enterrarán a quienes murieron el sábado en un atentado en Quetta, capital de la suroccidental provincia de Baluchistán. Un portavoz del grupo Majlis-e-Wahdat-e-Muslimeen anunció que además continuarán manifestándose en los espacios públicos hasta que el ejército tome control de esa ciudad e impida los asesinatos de que son víctimas por parte de la mayoritaria comunidad sunita y de los talibán.

Según la tradición islámica, los muertos deben ser enterrados tan pronto sea posible, por lo que la decisión de los chiítas de dejar temporalmente insepultos a los fallecidos en ese hecho es una expresión extrema del dolor que los embarga, reflejado también en decenas de actos de protesta y vigilias de solidaridad.

El sábado, 84 personas murieron y unas 200 recibieron heridas al estallar una bomba de alto poder en un mercado en Quetta frecuentado por los chiítas de la rama de los hazaras. Ninguna organización se ha atribuido el ataque.

Fue ese el segundo gran atentado contra el grupo en lo que va de año, pues el pasado 10 de enero 86 perdieron la vida y más de 120 resultaron heridos cuando dos artefactos explosivos estallaron en un salón de billar de la propia ciudad.

El Partido Democrático Hazara (HDP) dio a las autoridades locales 48 horas para detener a los responsables de la última matanza, mientras en otras importantes ciudades de Baluchistán y de las provincias del norte y noroeste se suceden las manifestaciones contra las constantes agresiones a los chiitas.

Azizullah Hazara, vicepresidente del HDP, advirtió que el movimiento continuará creciendo mientras no se atiendan sus demandas y que si era necesario organizarán protestas en Europa, América del Norte y Australia, así como frente a la sede de Naciones Unidas en Nueva York.

Organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos calculan que solo el año pasado los ataques sectarios causaron la muerte a más de 400 chiitas, quienes representan alrededor de la quinta parte de los 180 millones de pakistaníes.

Allama Sajid Naqvi, líder de otra agrupación chiíta, la Millat-e-Jafria, dijo que hechos tan trágicos como los señalados solo ocurren por la desidia de las autoridades frente al terrorismo de motivaciones étnico-religiosas.

Naqvi advirtió que si el gobierno continúa faltando a su deber de proteger a los chiitas, estos tomarán medidas para hacerlo por sí mismos.

Como en otras naciones del mundo musulmán, en Pakistán son frecuentes los choques entre grupos extremistas sunitas y chiítas que solventan desde la violencia sus diferencias respecto al verdadero sucesor del profeta Mahoma, un cisma que data del siglo VII.

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