El Banco Central de Italia ha bloqueado los pagos electrónicos,
incluidas las tarjetas de crédito, en el Vaticano por considerar que este Estado no ejerce suficiente control sobre las transacciones financieras.
De esta forma, a partir de ahora, en las tiendas y museos de la Ciudad
del Vaticano se deberá pagar en efectivo o con cheques. Solo serán
válidas las tarjetas expedidas por el banco del vaticano, el Instituto
para las Obras Religiosas (IOR).
El Deutsche Bank Italia, que suministraba el servicio de pagos
electrónicos al Vaticano, ha confirmado que el Banco Central italiano le
ha retirado la autorización para prestar este servicio. La decisión se
basa en que la Santa Sede no ha cumplido con las salvaguardas de la
Unión Europea sobre lavado de dinero. “La Santa Sede no tiene una
legislación bancaria y financiera ni un sistema de vigilancia sólidos.
No nos basta con las actuales leyes contra el lavado de dinero”, ha
dicho una fuente del Banco de Italia, que reconstruye el proceso de
decisión: “Deutsche Bank Italia no es una filial del alemán, es una
entidad italiana en toda regla, así que somos nosotros los que
controlamos su actividad. Como cualquier otro banco autóctono, puede
operar en un Estado extracomunitario sin abrir allí oficinas, con tal de
tener el visto bueno del Banco Central. En 2010, nos dimos cuenta de
que, sin autorización previa, gestionaban varias terminales de POS [point of sale,
el aparato donde se pasa la tarjeta o se introduce el código, conectado
con el banco que coordina el sistema]. En 2011, nos presentaron una
instancia para regularizar su situación. El 6 de diciembre de 2012,
acabadas las inspecciones, rechazamos la petición. Desde nuestro punto
de vista, la Ciudad del Vaticano no tiene una legislación adecuada.
Ningún banco italiano puede dispensar allí el servicio de pago con
tarjetas hasta que no mejoren sus leyes”.
La Santa Sede dice que no se trata de un
cuestionamiento a la transparencia del Estado sino de una cuestión
técnica de autorizaciones y de diferencias jurídicas
En la Santa Sede, minimizan el asunto: “Estamos buscando a otro
proveedor. El servicio será reactivado en breve”, dice el portavoz,
Federico Lombardi. No se trata, añaden en el Vaticano, de un
cuestionamiento a la transparencia del Estado, sino una cuestión técnica
de autorizaciones y de diferencias jurídicas. En junio, el comité de
vigilancia sobre lavado de dinero del Consejo de Europa (Moneyval)
consideró que la Santa Sede había recorrido “un largo camino en un
tiempo muy breve”, pero que tenía que “fortalecer su régimen de
vigilancia”.
En las 44 hectáreas de su territorio, la Iglesia tiene una farmacia,
un supermercado y varias tiendas de filatelia, antigüedades, libros
religiosos y recuerdos. Tampoco se pueden pagar con tarjeta los 16 euros
de la entrada a los Museos Vaticanos, que en 2011 recibieron cinco
millones de visitantes y recaudaron 91,3 millones de euros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario