Lo peor que le puede pasar a una mascota es que su llegada al
santuario humano sea fruto de una de esas modas pasajeras que al cabo de
un tiempo acaban por engrosar las listas de los centros de recogida de
animales. Y en cuestión de mascotas, cada época tuvo su moda: reptiles,
hurones, bulldogs franceses... Entre las más recientes y a
juzgar por el número de ejemplares abandonados y recogidos en 2012, el
boom de hace dos o tres años en Mallorca fueron los cerdos vietnamitas.
Las cifras de abandonos de animales continúan funcionando como indicador de la virulencia de la crisis económica. El número de animales domésticos recogidos por Natura Parc en la Isla en 2012 sigue la tendencia al alza de los últimos años
–2.511 en total, 266 más que en 2011 (y eso sin contar las especies
exóticas)–, incluyendo además la entrada en lista de la última mascota
chic para urbanitas a la moda. Las instalaciones de la Fundación en
Santa Eugènia acogen a 16 cerdos vietnamitas recogidos este año,
prácticamente el doble que el año anterior.
Las dificultades para la manutención de los animales debido a los
apuros económicos son causa de abandono tanto como los replanteamientos
que muchos propietarios se hacen al cabo de un tiempo cuando caen en la
cuenta de que su mascota no será siempre un cachorro.
Por lo general, los cerdos vietnamitas adultos no sobrepasan
los 50 kilos de peso, aunque los técnicos de Natura Parc ya han tenido
que recoger a algún que otro ejemplar híbrido de más de 200 kilos de
peso. Además, mucha gente adquiere por error o por engaño otras
especies de cerdos exóticos que alcanzan un tamaño mayor del esperado.
Así lo asegura el presidente de la Fundación, Antoni Mas, quien
relata el asombro que experimentaron al recoger un ejemplar de este peso
que vivía en un piso de Palma y tenía las patas traseras atrofiadas
debido a la sobrealimentación y el sedentarismo. «Normal, sólo le daban de comer y no se movía; ese animal no es para estar en un piso», señala Mas.
Se encontró un cerdo con las patas traseras atrofiadas por vivir inactivo en un piso
La Asociación Animalista de Baleares denunció hace meses en el
Ayuntamiento de Palma la presencia de una piara de cerdos abandonados
que se habían asilvestrado y que campaban a sus anchas por los campos
del Secar de la Real. Al igual que otros animales domésticos, el cerdo
vietnamita tampoco parece tener ningún problema para adaptarse con éxito
a su emancipación obligada. Y hace semanas, la Guardia Civil abatió a
tiros a un ejemplar híbrido y muy agresivo en el Puig de Santa Magdalena
de Inca que espantó a algunos excursionistas que lo confundieron con un
jabalí.
Aunque al iniciarse la moda hace varios años su precio oscilaba entre
los 200 y 300 euros, ahora puede encontrarse un cerdo vietnamita con
relativa facilidad por menos de 100 euros. Y las necesidades de la
crisis han provocado que en algunos foros on line de compraventa
prácticamente se regalen.
Es la tiranía de las modas. Lo mismo pasó con los perros, según
explica como testigo en primera línea Carmen Rojas, portavoz de la
Plataforma Animalista de Baleares. «Lo que ha pasado hace poco con los bulldogs franceses, pasó también con los huskys siberianos y antes con los dálmatas».
Rojas suspira ante lo que parece la visión de una sucesión interminable
de razas caninas que en un momento u otro estuvieron en la cresta de la
ola. Pero se detiene en los dálmatas. «Cuánto daño hizo Walt Disney».
El cine colabora activamente en poner de moda mascotas al igual que
lo hacen las celebridades que promocionan sus mascotas fuera de las
pantallas o los escenarios (véase el caso de George Clooney con los
cerdos vietnamitas). Y al comprar siguiendo el impulso
irracional de la moda o de la mímesis con la estrella mediática de turno
el desenlace suele repetirse con demasiada frecuencia. Las
perreras de Son Reus, por poner un ejemplo, están alcanzando unas cotas
de sacrificios inusualmente elevadas en estos tiempos.
«Lo único positivo es que con la crisis también se están adquiriendo
cada vez menos animales», señala Rojas para advertir que es precisamente
por estas fechas, semanas después de Reyes, cuando los abandonos de
animales, que previamente habían sido poco reflexionados regalos para
los niños, se disparan. Rojas afirma que aunque no se habla mucho de
ellos los conejos son el típico regalo infantil del que después acaban
desprendiéndose los padres Aunque los abandonos son muy numerosos casi
no tienen notoriedad.
La otra época problemática es el verano, cuando los animales suelen
interponerse entre las vacaciones y sus propietarios. Pero no sólo
hablamos de animales de ciudad. El número de équidos abandonados (caballos, burros, ponis) sigue en torno a los 40 ejemplares anuales.
El pasado verano, tres caballos ocasionaron accidentes graves en las
carreteras de Mallorca. Sus propietarios, como en tantos otros casos de
animales abandonados, jamás acudieron para reclamarlos.
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