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miércoles, 24 de octubre de 2012

El Barça remonta ante el Celtic gracias a un gol de Alba en el minuto 94

No se recuerda un buen partido del Barça con el Celtic en el Camp Nou. La mayoría son desagradables y acaban en empate o con una mínima victoria. Igual da que juegue Ronaldinho que Messi. Esta vez, el héroe ante los escoceses fue Jordi Alba. El duelo se resolvió en la última jugada, ya en el descuento, de lateral a lateral, cuando un centro desde la derecha de Adriano cayó al palo contrario para la llegada de Alba. La solución fue que los defensas se convirtieran en delanteros y redimieran a los estilistas, excesivamente refinados, reducidos por los viriles y defensivos escoceses. El mejor guion necesita a veces de recursos sorpresa para ser bonito.

BARCELONA, 2-CELTIC, 1

Barcelona: Valdés; Adriano, Bartra, Mascherano, Alba; Xavi, Song, Iniesta; Alexis (Villa, m. 79), Messi y Pedro (Tello, m. 75). No utilizados: Pinto; Montoya, Cesc, Dos Santos y Sergi Roberto.
Celtic: Forster; Lustig, Wilson, Ambrose, Izaguirre; Brown (Commons, m. 63), Wanyama, Ledley, Mulgrew (Kayal, m. 75); Samaras (Forrest, m. 43) y Hooper. No utilizados: Zaluska; Matthews, Rogne y Fedor.
Goles: 0-1. M. 18. Samaras. 1-1. M. 45. Iniesta. 2-1. M. 94. Alba.
Árbitro: Gianluca Rocchi (Italia). Mostró la tarjeta amarilla a Mascherano, Adriano y Forrest.
Camp Nou: 77.781 espectadores.
La envergadura del Celtic y la sanción de Busquets, condicionaron la alineación de Tito Vilanova y propiciaron el debut de Bartra. Los azulgrana ganaban altura con la entrada del central catalán y cintura por la presencia de Xavi e Iniesta. Necesitaban los azulgrana zagueros de tallo largo para defender las jugadas de estrategia y el poderío físico de los delanteros escoceses de la misma manera que precisaban de volantes finos y pacientes más que de excelentes llegadores como Cesc para alcanzar el marco de Forster.
Así contado, el plan no parecía malo, o al menos nadie se quejó a Vilanova. Ocurre que igual da quien juegue en la defensa del Barça. Tampoco importan los nombres de los atacantes del rival, del Celtic Hooper y Samaras. Las calamidades se suceden a cada partido como si fueran una plaga, también en el Camp Nou. Botó una falta lateral el Celtic, Samaras remató de cabeza y la pelota rebotó en la chepa de Mascherano para descolocar a Valdés. A los muchachos de Lennon les había alcanzado con una jugada de estrategia para cobrar ventaja en el marcador, para desespero de los azulgrana, muy retóricos alrededor de Messi.
El gol desmoralizó al Barça y señaló a Alexis. El chileno se arrancó de forma estupenda con una diagonal que le dejó solo ante Forster. Excelente en el desmarque y en la recepción de la asistencia de Iniesta, Alexis no atinó a la hora de cruzar ante Forster. Tampoco acertó el delantero en la defensa de la pelota porque cometió después la falta del gol de Mascherano. Exigido solo por un cabezazo de Bartra que repelió el portero, el Celtic se agrandó con el 0-1. No había manera de ganar un metro en su área, de generar una ocasión, de tirar a portería. Los escoceses solo concedieron un par de faltas que no aprovechó Messi.
Los locales estuvieron reiterativos en el pase interior, tan imprecisos como tenaces
El Barça no profundizaba ni ensanchaba el campo, no le daba velocidad al balón ni le hacía cosquillas al Celtic. No sumaba ni restaba Song ni aparecía Messi. La posesión no le servía de nada, empeñado en el meter el imposible, obsesionado en que la jugada no valía sino se juntaba la santísima trinidad: Messi-Xavi-Iniesta. Y el trío se quedó de nuevo con la hinchada porque acabó por meter la bola dentro del agujero de Forster. Aceleró Messi para Iniesta y el manchego se apoyó en una pared con Xavi para poner el 0-1.Velocidad, precisión y definición en apenas cinco toques. Jugada de billar en el Camp Nou.
El empate no alteró el paisaje del partido. Al Celtic le bastaba con forzar un córner o una falta de vez en cuando y persistía el Barça en un juego de bricolaje más emocionante que resolutivo, reiterativo en el pase interior, alejado de la convencionalidad futbolística. Ni con los cambios de Tello y Villa aclararon el panorama para el Barça, tan impreciso como tenaz, siempre jugando al límite, de forma arriesgada, redimido por un espléndido Bartra. A Messi le aburrió Forster, que le sacó dos remates de gol, mientras que el poste devolvió un tiro de Villa.
No mezclaban bien los azulgrana y no había manera de enfocar el marco del Celtic. La hinchada empezaba a echar en falta a Cesc, mientras Lennon felicitaba a sus héroes, cuando aparecieron Adriano y Alba y descerrajaron de la portería de Forster. Un final sorprendente para un partido repetido y siempre enrevesado, de fútbol antagónico: unos compiten por mover la pelota y los otros para que no corra, los locales juegan por bajo y los visitantes por alto, los favoritos tienen a Messi y los aspirantes a Wanyama. Y, puestos en el campo, empatan a goles, uno de falta y el otro de salón, hasta que resuelven los laterales con una jugada fuera de catálogo, fruto de la tenacidad colectiva.
La defensa del Celtic fue al fin tan épica que solo se venció con los defensas del Barça.

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