No se recuerda un buen partido del Barça con el Celtic en el Camp
Nou. La mayoría son desagradables y acaban en empate o con una mínima
victoria. Igual da que juegue Ronaldinho que Messi. Esta vez, el héroe
ante los escoceses fue Jordi Alba. El duelo se resolvió en la última
jugada, ya en el descuento, de lateral a lateral, cuando un centro desde
la derecha de Adriano cayó al palo contrario para la llegada de Alba.
La solución fue que los defensas se convirtieran en delanteros y
redimieran a los estilistas, excesivamente refinados, reducidos por los
viriles y defensivos escoceses. El mejor guion necesita a veces de
recursos sorpresa para ser bonito.
BARCELONA, 2-CELTIC, 1
Barcelona: Valdés; Adriano, Bartra, Mascherano, Alba; Xavi, Song, Iniesta; Alexis (Villa, m. 79), Messi y Pedro (Tello, m. 75). No utilizados: Pinto; Montoya, Cesc, Dos Santos y Sergi Roberto.Celtic: Forster; Lustig, Wilson, Ambrose, Izaguirre; Brown (Commons, m. 63), Wanyama, Ledley, Mulgrew (Kayal, m. 75); Samaras (Forrest, m. 43) y Hooper. No utilizados: Zaluska; Matthews, Rogne y Fedor.
Goles: 0-1. M. 18. Samaras. 1-1. M. 45. Iniesta. 2-1. M. 94. Alba.
Árbitro: Gianluca Rocchi (Italia). Mostró la tarjeta amarilla a Mascherano, Adriano y Forrest.
Camp Nou: 77.781 espectadores.
La envergadura del Celtic y la sanción de Busquets, condicionaron la
alineación de Tito Vilanova y propiciaron el debut de Bartra. Los
azulgrana ganaban altura con la entrada del central catalán y cintura
por la presencia de Xavi e Iniesta. Necesitaban los azulgrana zagueros
de tallo largo para defender las jugadas de estrategia y el poderío
físico de los delanteros escoceses de la misma manera que precisaban de
volantes finos y pacientes más que de excelentes llegadores como Cesc
para alcanzar el marco de Forster.
Así contado, el plan no parecía malo, o al menos nadie se quejó a
Vilanova. Ocurre que igual da quien juegue en la defensa del Barça.
Tampoco importan los nombres de los atacantes del rival, del Celtic
Hooper y Samaras. Las calamidades se suceden a cada partido como si
fueran una plaga, también en el Camp Nou. Botó una falta lateral el
Celtic, Samaras remató de cabeza y la pelota rebotó en la chepa de
Mascherano para descolocar a Valdés. A los muchachos de Lennon les había
alcanzado con una jugada de estrategia para cobrar ventaja en el
marcador, para desespero de los azulgrana, muy retóricos alrededor de
Messi.
El gol desmoralizó al Barça y señaló a Alexis. El chileno se arrancó
de forma estupenda con una diagonal que le dejó solo ante Forster.
Excelente en el desmarque y en la recepción de la asistencia de Iniesta,
Alexis no atinó a la hora de cruzar ante Forster. Tampoco acertó el
delantero en la defensa de la pelota porque cometió después la falta del
gol de Mascherano. Exigido solo por un cabezazo de Bartra que repelió
el portero, el Celtic se agrandó con el 0-1. No había manera de ganar un
metro en su área, de generar una ocasión, de tirar a portería. Los
escoceses solo concedieron un par de faltas que no aprovechó Messi.
El Barça no profundizaba ni ensanchaba el campo, no le daba velocidad
al balón ni le hacía cosquillas al Celtic. No sumaba ni restaba Song ni
aparecía Messi. La posesión no le servía de nada, empeñado en el meter
el imposible, obsesionado en que la jugada no valía sino se juntaba la
santísima trinidad: Messi-Xavi-Iniesta. Y el trío se quedó de nuevo con
la hinchada porque acabó por meter la bola dentro del agujero de
Forster. Aceleró Messi para Iniesta y el manchego se apoyó en una pared
con Xavi para poner el 0-1.Velocidad, precisión y definición en apenas
cinco toques. Jugada de billar en el Camp Nou.
El empate no alteró el paisaje del partido. Al Celtic le bastaba con
forzar un córner o una falta de vez en cuando y persistía el Barça en un
juego de bricolaje más emocionante que resolutivo, reiterativo en el
pase interior, alejado de la convencionalidad futbolística. Ni con los
cambios de Tello y Villa aclararon el panorama para el Barça, tan
impreciso como tenaz, siempre jugando al límite, de forma arriesgada,
redimido por un espléndido Bartra. A Messi le aburrió Forster, que le
sacó dos remates de gol, mientras que el poste devolvió un tiro de
Villa.
No mezclaban bien los azulgrana y no había manera de enfocar el marco
del Celtic. La hinchada empezaba a echar en falta a Cesc, mientras
Lennon felicitaba a sus héroes, cuando aparecieron Adriano y Alba y
descerrajaron de la portería de Forster. Un final sorprendente para un
partido repetido y siempre enrevesado, de fútbol antagónico: unos
compiten por mover la pelota y los otros para que no corra, los locales
juegan por bajo y los visitantes por alto, los favoritos tienen a Messi y
los aspirantes a Wanyama. Y, puestos en el campo, empatan a goles, uno
de falta y el otro de salón, hasta que resuelven los laterales con una
jugada fuera de catálogo, fruto de la tenacidad colectiva.
La defensa del Celtic fue al fin tan épica que solo se venció con los defensas del Barça.
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