Los policías apartaron a los manifestantes
golpeándolos con porras, mientras algunos de los asistentes a la
protesta lanzaron objetos a las fuerzas del orden.
Miles de personas habían acudido la tarde de este martes a
manifestarse en los alrededores del Congreso de los Diputados en la
capital española para denunciar una democracia “secuestrada” y sujeta “a
los mercados financieros”.
Para denunciar una democracia “secuestrada”, sujeta “a los mercados
financieros”, los indignados españoles se dirigían hacia el Congreso de
los Diputados en Madrid, blindado por el despliegue de policía.
Desde la mañana, cientos de policías antidisturbios estaban en
posición detrás de las barreras levantadas en las calles que llevan al
Congreso, en el centro de Madrid, donde los diputados estaban reunidos
en sesión plenaria.
“Hoy parecía un día clave para un ataque contra el sistema del Estado
y contra los políticos”, lanza José Luis Sánchez, estudiante en
ingeniería de 23 años, que se desplazó desde Burgos, en el norte de
España, y se encuentraba entre los primeros manifestantes en la Plaza de
Neptuno, cerca del Congreso.
A unos cientos de metros, otros están reunidos ante la estación de
Atocha, otro punto de concentración, a los gritos de “no nos
representan”.
El gobierno conservador del Partido Popular, que está imponiendo una
cura de austeridad histórica para reducir el déficit público, ha
adoptado desde diciembre recortes que han provocado un creciente
descontento social.
“Toda una serie de medidas han sido adoptadas con decretos leyes, sin
que las puedan estudiar los diputados”, denuncia una portavoz de
Coordinadora #25S, plataforma encargada de coordinar el movimiento,
quien pidió el anonimato.
Su consigna: “La democracia está secuestrada. El 25 de septiembre vamos a rescatarla”.
Entre los manifestantes se encuentra Carmen Rivera, fotógrafa
activista del movimiento de los “indignados” de 40 años. Afirma que la
policía ha parado y registrado el autobús en el que viajó durante la
noche con una cincuentena de manifestantes desde Granada (sur), a fin de
verificar sus identidades.
“No estamos de acuerdo con los recortes que se han hecho”, explica.
“Queremos una disolución de las Cortes, un referéndum y una asamblea
constituyente para que la gente pueda tener una palabra en todo”.
Otros autobuses debían llegar a la capital el martes procedentes de una decena de ciudades de España, según los organizadores.
Su destino: Atocha y Neptuno, y también la Plaza de España, en el otro extremo de la ciudad.
A mediodía, un centenar de manifestantes estaban allí concentrados, también vigilados por los antidisturbios.
Los “indignados” tenían previsto confluir en los alrededores del Congreso a partir de las 15H30 GMT.
“Vengo a protestar contra una clase política que no da ninguna opción
al pueblo a opinar”, lanza Rómulo Banares, un artista de 40 años que
acaba de llegar a la Plaza de España.
Lleva un cartel inmobiliario con la inscripción “Se Vende España” y
unas gafas de sol con la señal del dólar y del euro en cada uno de los
cristales.
Su enfado se dirige contra la ayuda a los bancos españoles, que
podrán recibir hasta 100.000 millones de euros según un acuerdo
alcanzado por Madrid con la zona euro en junio. Y también contra la
hipótesis de que el gobierno se vea finalmente forzado a pedir una ayuda
financiera global para su economía.
“Han pedido un rescate sin consultar en referéndum y van a pedir un
segundo rescate sin consultar al pueblo, que es el que va a sufrir todas
las consecuencias”, dice.
El llamamiento a “rodear” el Congreso circulaba desde hacía varias semanas en Internet.
El anuncio de la movilización llevó a las autoridades a advertir en
varias ocasiones de que el código penal español prevé penas de cárcel de
entre seis meses y un año para los responsables de manifestaciones que
“alteren” el funcionamiento de las instituciones parlamentarias.
La portavoz de Coordinadora #25S insistió, antes de la manifestación:
“se trata de una acción no violenta. No vamos a impedir el paso de los
diputados”.
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