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lunes, 4 de junio de 2012

El cerdo en Cuba, un alimento de cinco siglos

Por Roberto Salomón*

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La Habana (PL) Luego de tres días de intercambios y debates entre unos 200 expertos, investigadores y productores de 10 países, el día primero de junio concluyó el V Seminario Internacional Porcicultura 2012, destinado a elevar la eficiencia en la crianza de cerdos.

El Centro de convenciones de Cojímar, en la capital, ha sido en esta ocasión la sede de un evento que se lleva a cabo cada dos años y con importante presencia de las Naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Este foro reviste singular importancia, pues se efectúa en momentos en que el país concentra gran parte de sus esfuerzos en el incremento de la producción de alimentos y la sustitución de importaciones.

Así, una parte importante de la política agroindustrial en ejecución tiene que ver directa o indirectamente con esos aspectos, incluido el desarrollo ganadero porcino.

ANTECEDENTES DE LA PRODUCCI�"N PORCINA EN CUBA

Aunque los cerdos fueron introducidos en Cuba hace cinco siglos, la crianza y ceba de esa masa animal era una de las actividades más rezagadas en la ganadería, ya que se reducía, casi exclusivamente, a pequeñas unidades para el autoabastecimiento familiar y cuyos excedentes se entregaban al mercado.

Según fuentes del Ministerio de Agricultura (MINAG), el grueso de esa masa estaba constituido por animales de bajo potencial productivo, no existían técnicas avanzadas en su manejo y la principal fuente de alimento eran el palmiche y los desperdicios de cosechas y comidas caseras.

Puede afirmarse que fue en la primera mitad de los años sesentas del anterior siglo cuando se inició el desarrollo porcino en el archipiélago, sobre la base de los rebaños que existían en las fincas pasadas al patrimonio nacional, entre los que había algunos ejemplares raciales.

En 1962 fueron creados en el país los primeros centros genéticos y poco tiempo después se estableció la empresa porcina e introdujeron razas procedentes de Estados Unidos y Canadá, a fin de impulsar el mejoramiento de los rebaños.

La constitución en 1968 del Combinado Porcino Nacional, para incrementar la producción a partir de la concentración de la crianza y la especialización; y el surgimiento de las primeras instalaciones comerciales y del Instituto de Investigaciones Porcinas (IIP), este último en 1972, contribuyeron al progreso de esta rama.

También fue trascendente -como declaró en el evento el doctor en ciencias Pedro Luis Domínguez, del IIP-, el establecimiento de una red de laboratorios a lo largo de la ínsula y de un grupo de plantas para el procesamiento de desperdicios de comedores, a fin de obtener pienso líquido.

A mediados de los años noventas, el IIP adoptó un sistema de gestión de la labor investigativa y la innovación acorde con lo más avanzado en el mundo, y concibió la aplicación de programas y proyectos hoy reconocidos en el país y en otras naciones, por sus resultados.

En la actualidad esa institución cuenta con 199 trabajadores, de los cuales una buena parte son doctores en ciencias e investigadores, entre las principales categorías científicas.

El centro acumula más de 700 resultados -una alta proporción de ellos ya introducidos en la producción-, que contribuyen a dar respuesta a la problemática de la rama porcina del país, siempre a partir de vínculos estrechos con los productores.

BASE ALIMENTARIA

Cabe destacar en ese sentido el diseño de un sistema alimentario con un fuerte componente nacional y el mejoramiento de la base genética.

El país considera que para lograr sostenibilidad en la producción porcina primero tiene que lograrla en la agrícola, de ahí que busque la independencia de las importaciones de cereales y otros nutrientes, con el fomento de tecnologías propias que posibiliten obtener los forrajes necesarios en calidad y volumen.

Así dispone de un sistema innovador de producción de pequeña y mediana escala con el uso de insumos alternativos locales, el cual es sostenible, rentable, eficiente, competitivo económicamente y menos contaminante, según especialistas. Estos afirman que, con la utilización de ese avanzado modelo alimentario, concebido por investigadores y académicos de diversas instituciones científicas, aumentó en más del cuatro por ciento la producción de carne de cerdo en los últimos 10 años.

El novedoso método comprende raciones de nutrientes debidamente balanceados, que garantizan un adecuado crecimiento, mejor rendimiento reproductivo y situación inmunológica favorable.

Elemento crucial en la estrategia adoptada es la integración en todo el proceso investigativo y de la cadena de producción, tanto la intensiva como la de pequeña escala.

En la actualidad hay más de 20 plantas de elaboración de pienso líquido, de distintas capacidades (desde una hasta seis toneladas), cuya tecnología está en constante perfeccionamiento.

Crece el uso de la caña de azúcar y de las mieles y otros subproductos y derivados de la agroindustria, para la alimentación de los cerdos, mientras se trabaja en la formulación de piensos con el uso de sorgo, maíz, soya, yuca, boniato y otros cultivos adaptados a las condiciones del país.

También se labora en el desarrollo de sistemas de ensilaje, acorde con la experiencia internacional, partiendo del presupuesto de que la alimentación es una sola en el mundo: el cerdo consume proteínas, energía y minerales y debe ser provisto de estos elementos.

De acuerdo con el director del Grupo de Producción Porcina (GRUPOR), Norberto Espinosa, en los últimos años el país produce -solo por el sistema especializado- 140 mil toneladas de carne porcina.

Esa cifra es superior a la que lograba cuando contaba con suficientes cereales como pienso y existían el campo socialista y la Unión Soviética. Por entonces el récord era de 102 mil toneladas.

Con las tecnologías que hemos desarrollado podemos proveer el 30 por ciento del volumen de los alimentos que consumen los cerdos durante la ceba con producción nacional, precisa Espinosa a Prensa Latina.

Buscamos nuevas fórmulas y tecnologías de obtención de alimentos y las vamos extendiendo, agrega el directivo, quien asegura que es una misión importante evitar que la isla tenga que importar carne de cerdo para sectores que la necesitan con elevada calidad, como el turismo.

Hoy la nación no planifica adquirir en el exterior este tipo de carne, gracias a los avances de todos estos años, aseveró.

Se trabaja en un mayor desarrollo de la inseminación artificial, la cual puede llegar a ser popularizada en la esfera, es decir, disponible a los productores, según declaró en el seminario el presidente de la Sociedad Cubana de Porcicultores, Francisco G. Diéguez.

El programa genético dispone de 600 verracos en inseminación artificial, mientras se aplica un proyecto de rescate del cerdo criollo como patrimonio nacional, pues el genotipo de este animal en el país es el que llegó a Cuba con los españoles en la época colonial.

Aunque la producción de carne porcina es insuficiente en el archipiélago para satisfacer toda la demanda, los incrementos de los partos por hembra y el peso por edad del animal, entre los principales indicadores, constituyen pasos de avance en ese camino, de acuerdo con directivos en la rama.

Esta cuenta también con una empresa mixta, conjuntamente con otras naciones del ALBA, y de un centro de capacitación de alcance internacional, radicado en el IP de la capital cubana, y capaz de formar maestrías en la especialidad.

De acuerdo con organismos internacionales, cerca del 40 por ciento de la carne que se consume en el mundo es de cerdo, animal que se adapta a todo tipo de sistema de crianzas -intensivo, semintensivo o de pequeña escala- y a diferentes climas y alimentación.

De esa masa se obtiene gran número de derivados y no es fortuito que muchos la consideren la idónea para satisfacer las necesidades de una creciente población.

* Periodista de la Redacción de Economía de Prensa Latina.

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