Con la triple A francesa amenazada y Europa al borde del precipicio, la oposición socialista ha empezado a acusar a Sarkozy de seguir al dictado “las órdenes” de Angela Merkel e incluso de malversar fondos públicos por poner en marcha su “campaña de propaganda” hacia las presidenciales de la próxima primavera con dinero del Estado. Actuando mitad como candidato y mitad como presidente, Sarkozy afronta estos meses la prueba más difícil de su larga carrera política. Si no logra enderezar al Titanic con Alemania, pasará a la historia junto a Angela Merkel como el presidente que rompió la moneda única y provocó un “largo periodo de profunda depresión”, según ha pronosticado la OCDE esta semana.
A cinco meses de las presidenciales, la suerte de Sarkozy se ha convertido en la suerte de todos los europeos. Su gran esperanza, revelaron ayer sus asesores, es que la canciller nein diga finalmente sí a una intervención masiva del BCE. Sarkozy cree que el hecho de que Moody’s haya amenazado con degradar todas las triples A europeas, incluida la alemana, acabará por ablandar a Merkel. Pero eso solo se sabrá, con suerte y como muy pronto, el viernes cuando la canciller hable ante el Bundestag.
El resultado de las presidenciales francesas depende más que nunca de lo que pasa en Europa. Y aunque todos los sondeos siguen dando perdedor a Sarkozy ante François Hollande, la ventaja inicial de casi 25 puntos con la que partía el candidato socialista se ha reducido la mitad en las últimas semanas. Una encuesta conocida este jueves concede solo tres puntos de ventaja a Hollande en la primera vuelta, aunque la diferencia sube a 12 puntos en la segunda.
Los socialistas saben que si Sarkozy acaba por sacar a Europa del atolladero junto a Merkel, la batalla de las presidenciales será durísima. Y Sarkozy sabe que si el caballo de la crisis se desboca, podría incluso perder el segundo puesto en la primera vuelta a favor de Marine Le Pen, líder del Frente Nacional y favorable a la desaparición del euro. El PS trata de combatir la imagen del hombre de acción que no se rinde aunque no obtenga resultados y no deja de movilizarse para evitar la catástrofe. Hollande ha afirmado que la situación real es que, “desde hace unos meses, es la señora Merkel quien decide y Sarkozy quien obedece”. Quizá sea verdad, pero casi la mitad de los franceses creen hoy que Francia debe ceder algo de soberanía para salir de la crisis.
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