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sábado, 5 de noviembre de 2011

Un seísmo de 4,4 en El Hierro obliga a evacuar a 11 familias

Un seísmo de 4,4 grados se ha registrado esta noche en la costa norte de El Hierro y ha obligado a cerrar de nuevo al tráfico el túnel de Los Roquillos y a desalojar once viviendas del barrio de Las Puntas, ha indicado a Efe el director general de Seguridad de Canarias, Juan Manuel Santana. El temblor fue registrado a las 20.36 horas (hora canaria) junto a la costa del municipio de Frontera, con un epicentro localizado a 22 kilómetros de profundidad y una magnitud que iguala al del pasado miércoles: 4,4 grados en la escala de Richter, la más alta entre los más de 11.000 seísmos que han sacudido la isla desde julio.

Como medida de precaución, el Gobierno canario ha decidido prohibir la circulación desde esta medianoche hasta las 7.30 horas de hoy sábado en el túnel de Los Roquillos, principal vía de comunicación entre Frontera y Valverde, que ya estuvo cerrado al tráfico desde el 27 de septiembre hasta el 18 de octubre.

Horas antes de que se detectase el temblor, las autoridades llamaban a la calma. "Las bocas de la emisión de La Restinga se han ido acercando a tierra". La descripción de la evolución del proceso que comenzó el pasado 10 de octubre, hecha por la directora del Instituto Geológico Nacional (IGN) en El Hierro, María José Blanco, puede no parecerlo, pero es parte del último intento de las autoridades para tranquilizar a la población. El director Santana ha asegurado que los gobernantes han decidido transmitir toda la información disponible para evitar situaciones como la del jueves, cuando el rumor de que se iba a desalojar la población ocasionó un éxodo que algunos vecinos calculan que afectó al 50% de la población.

Para ahondar en que la situación no supone más peligro que hace un mes, cuando comenzó la crisis, se ha organizado esta noche una auténtica clase de vulcanología para la población en una plaza. "Ha ocurrido lo que esperábamos. Se trata de una erupción fisural a 1.800 metros de la costa" cuyas emisiones cambian a lo largo de la falla, ha dicho Blanco. "Con la profundidad que tiene la erupción [unos 350 metros] no hay ningún peligro para la población", ha insistido. Y si el avance siguiera -siempre a un ritmo incierto que las últimas medidas del buque Ramón Margalef podrán ayudar a delimitar- la permanente vigilancia que se mantiene durante las 24 horas del día permitirían avisar con tiempo a la población de cualquier posible peligro.

Lo malo, ha dicho Blanco ante la pregunta del alcalde de El Pinar, José Manuel Padrón, es que no se sabe el tiempo que puede durar el proceso. Este está cada vez más definido. Simplificando, se ha producido un fenómeno en el que los temblores se han desplazado al norte de la isla (el último, según el IGN, a 21 kilómetros de profundidad de magnitud 2,1 frente a Frontera), mientras las emisiones de magma se han quedado al sur, en esa fisura en la que las bocas se abren y se cierran y cuya manifestación ha sido fotografiada hoy como una sucesión de círculos de espuma alineados al sureste de Las Restinga.

Para reforzar la idea de la tranquilidad, Blanco ha recurrido al argumento supremo: "Si hubiera peligro, no estaríamos aquí", ha dicho en referencia a ella y las autoridades que han intervenido, acompañadas por el presidente del Cabildo, Alpidio Armas, y su consejera de Seguridad, María del Carmen Morales.

Lo que todavía no se puede medir es si las palabras han causado el efecto deseado. A la clase de vulcanología han acudido muchos vecinos, pero muchos han optado después por volver a El Pinar, donde tienen segundas o primeras residencias. El alcalde y también su concejal de Seguridad, Jesús Pérez, no le dan demasiada importancia. "Es normal. Aquí, sin buceo ni pesca, no tienen nada que hacer", ha dicho a EL PAÍS el regidor. "Así que vienen de día a lo que tengan que hacer y se vuelven". Prueba de este tránsito está en la escuela. Los niños no han faltado a clase, ha dicho una maestra. Pero luego, los padres los recogen y se los llevan.

No tan explosivo

La directora del Instituto Geológico Nacional (IGN) en El Hierro, María José Blanco, no da crédito a los estudios de Domingo Gimeno, de la universidad de Barcelona, quien afirma que la lava que emite el volcán de El Hierro es altamente explosiva. "Esos estudios no se hacen con una muestra puntual que no se sabe cómo se ha recogido y que se ha analizado unilateralmente", ha dicho.

Blanco cree que la manera de actuar del investigador y su forma de hacer públicos sus resultados (enviándolos a los medios de comunicación y no al Pevolca), son una muestra de una búsqueda de "notoriedad".

En concreto ella afirma que los estudios que se han hecho de los piroclastos en un centro de Huelva, otro del CSIC en Barcelona, y dos más en EE UU y Clermont Ferrand (Francia) indican que lo hallado es un tipo de lava mucho menos explosiva que la riolita que afirmaba el investigador de la universidad de Barcelona. "Son traquitas, con un menor grado de explosividad".

Además, en el esfuerzo tranquilizador de hoy, ha insistido en que a la profundidad en que se están produciendo las emisiones no hay peligro.

También se ha querido calmar a la población sobre la calidad del aire. En el puerto de La Restinga hay una furgoneta que la mide las 24 horas al día, ha dicho el director de Seguridad y Energía del Cabildo, José Manuel Santana. "Es posible que alguien haya olido a azufre" hoy, cuando el viento sopló del mar a tierra, "pero no hay peligro".


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