Leo Messi es para la mayoría de la afición mundial el mejor jugador del planeta, y contra él y el marketinero Cristiano Ronaldo (entre otros) pelea por el Balón de Oro al mejor jugador del mundo en 2011.
Veamos algo de Messi. Con Barcelona ha ganado cinco Ligas, tres Champions, una Copa, cinco Supercopas de España y dos de Europa. A nivel individual, sus distinciones se acumulan. Ha ganado los dos últimos balones de Oro y va camino de hacer historia con el tercero. Messi tiene también un Pichichi y una Bota de Oro y sus registros goleadores con el Barça son extraordinarios. Suma 203 goles, ha superado a Kubala y solo tiene por delante a César (235 dianas) en el camino que le llevará a ser el máximo goleador de la historia de su equipo.
Pero con la Albiceleste no ha logrado ser profeta en su tierra. Tiene un Mundial Sub-20 y un Oro Olímpico pero con la mayor no ha podido ser el jugador desequilibrante ni en el Mundial de Sudáfrica, ni en la Copa América, y tampoco en esta Eliminatoria.
Más allá del juego, la sequía goleadora de Messi con Argentina resulta llamativa: con su Selección ha jugado 63 partidos y ha marcado 20 goles con un promedio de 0’31 por encuentro. Con el Barcelona, 203 goles en 287 partidos: 0’71 por partido. Las cifras hablan por sí solas y las 84 asistencias que ya ha repartido en el Barcelona en su condición de ‘jugador total’ rematan el contraste entre un jugador superlativo casi siempre que viste de azulgrana y solo a veces cuando va de azul y blanca.
Las grandes citas marcan otra distinción entre ‘los dos Messi’: un gol en el Mundial 2006, ninguno en Sudáfrica 2010; 2 goles en la Copa América 2007, ninguno en la Copa 2011. Con el Barcelona aparece en todos los partidos trascendentales: ha marcado en las dos últimas finales de Champions y en la única final de Copa que ha jugado.
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